Se enfrentaban el Olympique de Marsella y el Red Bull Salzburgo en una noche fría de fútbol. El Stade Vélodrome era un perfecto escenario para acoger un encuentro en el que el equipo local, intentaría hacerse con una plaza para entrar en la ronda de los dieciseisavos. Los pupilos de Rudi García, que llegaban con seis partidos invictos, sólo necesitaban el empate o la victoria. También, que Konyaspor y Vitoria Guimarães empatasen, les serviría para formar parte de esos últimos 32 equipos. Les Olympiens saldrían al terreno de juego con una alineación un poco fuera de lo normal. Las ausencias de Florian Thauvin (problemas musculares frente al Montpellier en el último partido) y Jordan Amavi (roja directa en el último encuentro de UEFA) darían cabida a jugadores como Maxime Lopez o Sarr. Payet y Germain aguardaban en el banco por si hiciera falta más pólvora.

Por otro lado, el Salzburgo llegaba con 19 partidos sin conocer la derrota. Rose apostó por el once de gala y salió a por todas, tratando de mantener esta temible racha que asusta a cualquier oponente que se les enfrenten. Durante todo el encuentro pudimos ver como este joven equipo hacía de su fútbol maravillas gracias al característico juego de toque implantado por su ex-entrenador Óscar García. El cuadro austriaco ya tenía asegurado el pase a la siguiente ronda de la UEFA Europa League y no necesitaba alcanzar ningún objetivo.

Juego de imprecisiones sin goles

Colocaba el esférico en el centro del terreno de juego el árbitro bielorruso Aleksei Kulbabov, quien sería testigo de un primer tiempo plagado de imprecisiones en el juego de ambos conjuntos. El partido comenzaba sin decantarse a favor de ningún equipo, cuando gracias a un fallo en el medio del campo del conjunto local, los austriacos obtuvieron la primera oportunidad para adelantarse en el marcador pero finalmente la desaprovecharon. Esta primera bala fallada por Gulbrandsen cargaría de energía a los suyos y establecerían una presión asfixiante dando como resultado fallos en el juego del Olympique.

Gulbrandsen dispara sin obtener fortuna. Foto: Zimbio
Gulbrandsen dispara sin obtener fortuna Foto: Zimbio

Sufría el Marsella quien implantaba un estilo de juego basado en el robo y el contraataque, cuando de repente llegaban noticias desde Portugal. A los 17 minutos se adelantaba el Konyaspor gracias a un gol obra de Mehdi Bourabia, lo que hacía que el cuadro local se alarmara ya que cualquier resultado negativo dejaba fuera al mítico club francés. Llegaban con timidez balones a la portería de Alexander Walke pero todos fuera de los tres palos. Les faltaba ese último pase, no dejaban cocinar hasta su punto la jugada. Pasaban los minutos y seguían siendo muy pocas las llegadas de ambos conjuntos, muy apagados en el primer tiempo.

El tanto que nunca llegó

Los jugadores salían de nuevo al verde con las pilas recargadas después de una primera parte en la que ninguno de los dos equipos acabó de dominar. Las ganas se veían plasmadas en las primeras cabalgadas de los futbolistas, ambos conjuntos presionaban de manera estrepitosa. No pasaron ni dos minutos cuando en la banda ya se veía pólvora del Marsella calentar. Se trataba de Payet y de Germain. Antes de que se realizasen las sustituciones, que no llegarían hasta el minuto 58', pudimos ver a un local un tanto más luchador que el rival provocando de esta manera dos ocasiones muy claras en apenas diez minutos. El gol que tanto ansiaba los de Rudi no llegaba. Hwang y Yebo formalizarían los primeros cambios para el Red Bull Salzburgo, se marchaban Gulbrandsen y Samassekou. Tras ellos, y después de unos 20 minutos entraban los que calentaban del equipo local.

Zambo Anguissa trata de conducir un balón ante la presión del Salzburgo. Foto: Zimbio
Zambo Anguissa trata de conducir un balón ante la presión del Salzburgo. Foto: Zimbio

Las ocasiones se repetían en cada una de las porterías y de pronto gol, pero no en el Vélodrome. El Vitoria Guimarães ponía las tablas en el marcador y ayudaba de esta forma a que el Olympique respirase más tranquilamente. La entrada de Dimitri Payet marcó un antes y un después en el ritmo del partido, y es que plasmó mayor profundidad en el equipo. Terminó el encuentro con un marcador de 0-0. A pesar de la pitada de la grada, el Olympique de Marsella pasaba de ronda.

Concluía de esta forma un partido en el que pudimos ver a un Salzburgo con una pulida forma de jugar al fútbol. Toque, rapidez y mucha presión habían dado sus frutos. Los de Marco Rose mantienen su racha y continúan, por lo tanto, desde el 27 de agosto sin perder.

Por su parte el Marsella dejaba que desear. Tendrá que mejorar mucho la cosa para que puedan llegar lejos en esta competición, sobre todo tendrán que galvanizar las jugadas de ataque.

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Sobre el autor
Abel Rosado Molín
Estudiante de segundo año de Periodismo en la Facultad de Comunicación de Sevilla.