Algo parece estar cambiando en este mundo y, especialmente, en el Manchester City. En la temporada 2013/14 los defensas del City eran Pablo Zabaleta, Micah Richards, Vincent Kompany, Martín Demichelis, Dedryck Boyata, Jack Rodwell, Matija Nastasic, Joleon Lescott, Gael Clichy y Aleksandar Kolarov. Hoy, apenas cuatro años después, tan solo el belga Kompany permanece en la plantilla; y desempeñando un rol bastante residual, sobre todo, por mor de las lesiones que le acosan desde hace ya demasiados años.

Aquel verano de 2014, en busca de una mayor contundencia y fortaleza física, el City incorporaría a Bacary Sagna, llegó libre procedente del Arsenal, y al franco-belga Eliaquim Mangala, que llegó desde el Oporto por 30,50 millones de euros en otra de las operaciones que han dado a Pinto da Costa fama de gran negociante (lo había comprado tres años al Standard Liege por apenas 6,75 millones). Para hacer hueco a Sagna y Mangala, el City se desharía aquel verano de Joleon Lescott (lo dejó marchar libre) y cedió a Richards (a la Fiorentina; en un movimiento bastante extraño de los italianos, por cierto) y a Nastasic (al Schalke 04 alemán). La revolución había comenzado.

Al año siguiente, verano de 2015 y todavía con Manuel Pellegrini en el banquillo, el cambio continuaría; en este caso, con un solo cambio. Pero de gran calado: el City desembolsaría la ‘indecente’ cantidad (por un defensa y viajando en el tiempo a aquel verano; nada que ver con lo que vivimos hoy, apenas tres años después) de 44,60 millones de euros por sacar al argentino Nicolás Otamendi de la liga española (del Valencia, en concreto). Partirían de Manchester aquel verano el belga Dedryck Boyata que, pese a lo que prometía, nunca llegó a triunfar (con destino al Celtic escocés, donde sigue), Micha Richards (se fue libre al Aston Vila, tras su previsible fracaso en Italia) y Nastasic, definitivamente traspasado al Schalke 04.

Y llegaría, en el verano de 2016, el esperado hace varios años en la acera blue de Manchester, Pep Guardiola. Y los jeques invirtieron mucho dinero para ‘su’ equipo, para complacer al entrenador que entendían iba a hacerles definitivamente grandes, el llamado a comandar el barco citizen que conquistase Europa. Y, para seguir la línea esbozada al inicio de este artículo, delanteros, mediapuntas… la forma más simplista (en teoría) de llegar al gol: Nolito, Sane, Gundogan, Gabriel Jesus… al margen de dos porteros hábiles con los pies, otra de las obsesiones de Guardiola: Claudio Bravo y Gerónimo Rulli (aunque este fuese cedido, primero, y traspasado, después, a la Real Sociedad).

Guardiola, actual entrenador del City (Foto: mancity.com)
Guardiola, actual entrenador del City (Foto: mancity.com)

Guardiola, estudioso e innovador del fútbol donde los haya, siempre ha repetido, sobre todo, cuando se ha ido de los sitios, que necesitaba enfrentarse a nuevos retos, crearse nuevos enemigos. Y dicen, por otro lado, que el fútbol inglés es completamente diferente (para bien o para mal) del que se juega en el resto de Europa.

Guardiola llegó sin conocer los entresijos del juego inglés

Guardiola, pese a su infinita cultura futbolística, llegó a Inglaterra sin conocer los entresijos del juego inglés, como tal. Y, posiblemente (a la vista están los resultados) pagase esto en su primera temporada. Pero algo debía intuir cuando, pese a todos los Nolito, Sane, Gabriel Jesus y demás… su fichaje más caro, en su primera temporada, fuese un defensa. E inglés, además, por cierto: 55,60 millones de euros (el doble de su teórico valor de mercado) pagaría el City por John Stones al Everton. Y, en una clara demostración de la personalidad que siempre le ha acompañado, el entrenador español dejaría ir a un veterano, con mucho peso en el vestuario, como Martín Demichelis, y al multimillonario fichaje de dos años antes, Eliaquim Mangala; el primero, marchó libre al Espanyol, y el segundo, cedido al Valencia.

Y Pep Guardiola, un entrenador acostumbrado a ganar en todos los equipos y países donde ha entrenado (ahí está su palmarés, pese a que algunos no quieran verlo), ‘fracasó’ en su primer año en Inglaterra: ‘sólo’ fue tercero en Premier, a 15 puntos del Chelsea de Antonio Conte. Y Guardiola, finísimo analista, concluyó que los principales problemas de su City, de la elaboración de su juego y de su seguridad defensiva no podían ser solo compensados con su potencial ofensivo; e instó al jeque a invertir en defensas. Salvo el caso de Bernardo Silva, los mayores desembolsos del City el pasado verano fueron en defensa: 57,50 millones pagaría al Mónaco para hacerse con los servicios de ese autentico puñal que es Benjamin Mendy en el lateral izquierdo; otros 51 millones para sacar a Kyle Walker del Tottenham de ese otro gran negociador que es Daniel Levy y otros 30 millones para reclutar a Danilo desde el Real Madrid.

Benjamin Mendy, lesionado casi toda la temporada (Foto: es.mancity.com)
Benjamin Mendy, lesionado casi toda la temporada (Foto: es.mancity.com)

Pero, antes que ello (y en previsión de) comenzó a dar bajas: prescindió de Bacary Sagna, Gael Clichy, Aleksandar Kolarov y Pablo Zabaleta; es decir, todos sus laterales. Sorprendentemente. O no.

Pero no contento con ello, en este último mercado de invierno, volvería a reventar el mercado para hacerse con los servicios de Aymeric Laporte, al abonar su cláusula de rescisión, 65 millones de euros, y llevárselo del Athletic (en una operación, por cierto, muy comparable a la de Virgil van Dijk en el sentido de que tanto Liverpool como City por ellos más de tres veces su teórico valor de mercado).

Pero, si miramos solamente la parte deportiva, Guardiola llevaba razón; los fichajes adecuados, unidos a su mayor conocimiento del fútbol inglés, han hecho que revierta totalmente la situación del City: de ser tercero en la pasada Premier a liderar la actual con 16 puntos de ventaja sobre el segundo; de caer con el Mónaco en octavos de la Champions 2016/17 (en una eliminatoria espectacular, por cierto) a estar virtualmente clasificado para cuartos de la 2017/18 (tras arrollar al Basilea por 0-4) y ser uno de los máximos favoritos para estar en la final de Kiev del próximo mayo.

Donde ayer primaba la obsesión por delanteros, extremos y toda clase de mediapuntas, hoy prima el gusto por los defensas (al menos, en el caso del City). Donde ayer primaba la fortaleza y contundencia física (de los Sagna, Company o Mangala), hoy triunfa, incluso en los defensas, la calidad, el saber sacar el balón jugado de atrás, la habilidad para abatir las líneas enemigas, la aptitud para infiltrarse en campo contrario (de los Mendy, Walker, Laporte…).

Y resulta bastante probable que esta tendencia continúe el próximo verano porque, pese a toda la inversión realizada, la grave lesión de Mendy y el escaso rendimiento de Danilo han dejado a Guardiola con un ‘agujero’ en el lateral izquierdo; agujero que han venido tapando Zinchenko, alterando su posición y ese gran polivalente que es Fabian Delph.

Cosas del fútbol moderno.

 

*Cifras de traspasos y valores de mercado, segun el portal www.transfermarkt.com

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