El encuentro comenzaba con un Manchester City muy superior, encarando desde el pitido inicial la meta contraria con el objetivo de ponerse cuanto antes por delante en el marcador y dejar el encuentro prácticamente sentenciado en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Creswell ponía la emoción
Los Citizens eran absolutamente los claros dominadores del balón, llegando a tener una posesión del 80%. El equipo visitante manejaba a su antojo a los hombres de David Moyes, que tan solo perseguían sombras, sin ninguna opción de hacerse con el esférico.
El Manchester City lograba el gol que rompía con el cero a cero en el minuto trece, siendo Leroy Sané el encargado de transformar la primera oportunidad clara del partido. El internacional alemán se sacaba un potente latigazo desde fuera del área, y tras tocar ligeramente en la cabeza de Patrice Evra, el balón terminaba superando al guardameta del West Ham que, poco pudo hacer para evitar el tanto.
Los visitante continuaban arrollando a los contrarios, buscando de forma incesante el área del West Ham. El centro del campo del Manchester City se encontraba muy cómodo y superaba con mera facilidad la línea de los locales, permitiendo que jugadores como Gündogan, filtrara balones a la delantera del City con suma facilidad.
En el minuto veinte, los locales tuvieron una buena oportunidad para conseguir el empate por medio de Manuel Lanzini. El mediapunta Hammer conseguía hacer una fantástica jugada dentro del área rival, consiguiendo ejecutar un disparo que Ederson tuvo que despejar para evitar el primer tanto del West Ham. Con esta ocasión, el conjunto local daba síntomas de que aún estaba metido en el encuentro, a pesar de dar una imagen muy pobre durante los primeros minutos.
No obstante, el Manchester City tan solo tuvo que pisar un poco más el acelerador para anotar el segundo de la tarde, poniendo más tierra de por medio en el marcador. Ilkay Gündogan abría el balón hacia la derecha donde entraba Kevin De Bruyne completamente solo. El centrocampista belga ponía un centro-chut hacia el interior del área que, Declan Rice introduciría en su propia portería al intentar despejar el balón.
Este segundo gol, parecía hundir las esperanzas de un West Ham que se estaba viendo superado en todas las facciones del terreno de juego. Los de Pep Guardiola no estaban encontrando ningún problema para avasallar a sus rivales, mientras que el West Ham estaba encontrando muchos problemas para tapar los huecos en defensa, algo que estaba provocando que el equipo hiciera aguas atrás.
El final de la primera mitad terminaría con sorpresa, pues el equipo local conseguiría el gol con el que poder meterse de nuevo en el encuentro. Aaron Cresswell reduciría el marcador por medio de un libre directo que transformaba con un disparo implacable. Con este resultado de uno a dos se llegaba al término de la primera parte en el London Stadium.
No hubo sorpresas
El Manchester City comenzaba la segunda parte de la misma forma con la que iniciaba el encuentro, mandando sobre el césped y buscando el gol que terminara con las intenciones de una posible remontada del West Ham.
Las esperanzas locales desaparecerían demasiado pronto, pues en el minuto 52, Gabriel Jesús se encargaría de acabar con ellas. El delantero del City recogía un balón en el centro del área y con tan solo un control lograba zafarse de su defensor para quedarse mano a mano ante Adrían y batirlo con un disparo raso. El ariete brasileño anotaba su décimo segundo gol en esta campaña de la Premier League.
A partir de este momento, solo habría un equipo sobre el campo, pues el Manchester City monopolizaría todas y cada una de las ocasiones que habría durante esta segunda mitad. En el minuto 60, Sterling reclamaría penalti por un derribo dentro del área del West Ham, sin embargo el árbitro del encuentro lo interpretó de otra manera y pidió que se continuase el juego.
Cuatro minutos más tarde llegaría el cuarto para los Citizens, tanto que sometía a sus rivales a una humillación clamorosa, cuando aún quedaban más de veinte minutos de partido. El West Ham erraba una salida de balón entregándosela a Fernandinho que, abría hacia la derecha donde esperaba Sterling el esférico. El extremo inglés devolvía el balón al centrocampista brasileño para que con un disparo seco, enviase el esférico al fondo de la red de la portería Hammer.
Los locales no sabían como frenar a los contrarios y el técnico del West Ham realizaba los tres cambios a la vez, con la intención de frenar la sangría que el conjunto de Pep Guardiola les estaba provocando.
El Manchester City decidiría relajar la presión y manejar el esférico de un lado a otro, sabiendo que ya había realizado su tarea. Los últimos minutos de encuentro fueron algo monótonos, con un West Ham que deseaba que llegara el final y un Manchester City que tan solo trataba de conservar la posesión.
El encuentro finalizaría con la victoria del Manchester City por cuatro goles a uno, resultado que deja al West Ham en una situación muy complicada, situándolos a tan solo tres puntos de la zona de descenso.