En 2015, luego de que la Federación mexicana de futbol destituyó a Miguel Herrera como técnico del tricolor por agredir a un periodista, se nombró a Juan Carlos Osorio para sustituirlo. Llegó como un completo desconocido. Tampoco le ayudó que el entrenador anterior tuviera una comunión con los hinchas o que en la prensa sonaran nombres como los de Marcelo Bielsa o Ricardo Ferretti para tomar las riendas de la selección.

Desde entonces su relación con los aficionados mexicanos nunca ha sido buena. El grito de fuera Osorio se ha presentado varias veces en el estadio Azteca, la más reciente, en el partido contra Escocia que sirvió como despedida antes de la Copa del Mundo.

La principal queja contra el estratega colombiano es por sus famosas rotaciones. En los 47 juegos que ha dirigido a México ha usado 47 alineaciones distintas. En el libro La libreta de Osorio, el propio entrenador define a estas rotaciones como: "Un principio de vida, ya que busca darle participación a todos para que se sientan como parte de un colectivo y contribuyan a los objetivos grupales".

“No rotamos por rotar. Al momento de aplicar este principio analizamos al rival y a nuestro grupo y las interacciones que se puedan presentar”, escribe Osorio en el libro. Las rotaciones responden en la mayoría de los casos al rival en turno y no a las capacidades de los futbolistas mexicanos.

Pero los cambios constantes no son solo de un jugador por otro, sino también de posición. Por ejemplo Jesús Gallardo, que en Pumas juega como extremo, con Juan Carlos lo hace como lateral, Raúl Jiménez delantero del Benfica, es usado como extremo por Osorio, Salcedo en Frankfurt es central y en la selección lo usan como lateral por derecha o marcador de punta, como los llama el técnico colombiano.

Osorio al frente del Tri, solo ha perdido seis partidos, uno de ellos, la derrota más dolorosa en la historia para los mexicanos: el 7 a 0 contra Chile. Sumado esto a lo sucedido ante Alemania en la CiConfederaciones y la nula idea de juego mostrada, hacen que la gente pida que se vaya el técnico. Según una encuesta publicada por Forbes México, solo el 37 por ciento de los aficionados respalda a Juan Carlos.

Pese a lo que se diga en la prensa o lo que hablen los aficionados, dentro del grupo parece que los futbolistas le creen a Osorio. Están a muerte con él. “Confiamos plenamente en su trabajo porque el confía muchísimo en nosotros”, declaró en una ocasión Andrés Guardado, capitán del tri.

Fuera de México, particularmente en Colombia, Osorio tiene un prestigio bien ganado. Cuando dirigió al Atlético Nacional ganó tres ligas de forma consecutiva además de una Copa, una Supercopa y un subcampeonato de Libertadores. Incluso se ha manejado que después del mundial de Rusia, podría ser el sucesor de Néstor Pekerman.

Con la selección mexicana las probabilidades de continuar son muy pocas, la relación desgastada con los medios y la afición hacen difícil que quiera seguir, sobre todo cuando el propio Osorio se negó a firma una extensión de contrato que le propuso la Femexfut, argumentando que esperara a ver cómo le va en el mundial para decidirlo, además declaró en entrevista para medios en Colombia que extraña el día a día de dirigir a un club y que le gustaría ir a la Premier League.