Es difícil saber qué deporte intentaron practicar ambos equipos en la primera mitad. Ninguno de los dos equipos dominó, ninguno de los dos equipos creó ocasiones de gol y ninguno de los dos equipos jugó con la intensidad mínima exigible para un partido de la Premier League. Seguramente, mucho tuvo que ver en esto que los 22 jugadores que había sobre el terreno de juego ya sabían que el entrenador que hoy les dirigía no iba a ser el mismo que el que les dirigirá en el próximo entrenamiento, pero de todas formas, tanto Ancelotti como Mikel Arteta se encontraban presentes en el palco de Goodison Park. Lo único destacable en estos primeros 45 minutos es la lesión de Iwobi en el minuto 10 en un día especial para él, ya que se enfrentaba al equipo que le dio la oportunidad de vivir del fútbol.

Tras el descanso, parecía que veríamos otro partido. El Arsenal comenzó la segunda parte más enchufado y creando un par de ocasiones claras en los primeros cinco minutos, pero fue un espejismo. Los últimos 40 minutos de partido fueron exactamente iguales que los primeros 45. Eso sí, Ljungberg, antes de abandonar su cargo de primer entrenador quiso enfrentarse una vez más a su propia afición tomando decisiones muy polémicas como quitar del terreno de juego a Aubameyang o dejar los 90 minutos del partido sentado en el banquillo al jugador más caro de la historia del club. Por su parte, Ferguson volvió a quitar a un jugador al que ya le había dado entrada anteriormente al igual que hizo la jornada pasada con Moise Kean, esta vez le tocó a Tosun.

Al final, partido sin goles que coloca muy lejos a ambos equipos de sus objetivos principales y que deja tanto a Mikel Arteta como a Carlo Ancelotti en una situación complicadísima para comenzar a trabajar.