23 de Agosto de 2020. El día señalado por todos las personas apasionadas al fútbol, y por supuesto, por todos los clubes. Solo dos equipos podían llegar a esta especial cita y no han sido otros que el París Saint Germain, que se auntaba su primera final en la máxima categoría continental y el Bayern de Munich, un clásico que ya esta acostumbrado a disputar encuentros de esta talla. El conjunto dirigido por Tuchel saltó al terreno de juego con su habitual 1-4-3-3 formado por Navas, Kehrer, Silva, Kimpembe, Bernat, Marquinhos, Paredes, Herrera, Di Maria, Neymar y Mbappe. Los bávaros en cambio han optado por un 1-4-2-3-1 que estaba compuesto por Neuer, Kimmich, Boateng, Alaba, Davies, Thiago, Goretzka, Muller, Gnabry, Coman y Lewandoski
El nerviosismo era palpable desde el primer instante del encuentro. Ningún equipo conseguía hacerse con la superioridad del encuentro y prueba de ello eran las idas y venidas que no cesaban. El medio campo parecía uno de los pasillos del aeropuerto de Barajas en sus horas puntas, pasaban muchos jugadores por la zona pero ninguno de ellos conseguía bajar las pulsaciones y hacerse dueño de la zona. Las ocasiones se podían contar con los dedos de una mano y ninguna de ellas entrañaba especial peligro. Hasta que en el minuto 17, Neymar conseguía quedarse solo ante Neuer. Se paró el tiempo por un instante, todo parecía a que el el brasileño conseguiría mandar el balón al fondo de las mallas, pero Neuer con la seguridad que le caracteriza le dijo a Neymar que hoy esa portería estaba blindada, taponó el disparo con su cuerpo y mantuvo en tablas la final.
Llegábamos al minuto 30 y el Bayern lograba poco a poco apoderarse del balón gracias a la clase magistral regalada por la medular . Las ocasiones iban llegando para los alemanes pero estas, no conllevaban mucho peligro. Estábamos a punto de llegar al tiempo de descanso cuando en el minuto de alargue, Coman cayó dentro del area, el colegiado italiano no dudo ningún instante y mandó que el juego continuase. De esta forma, llegamos al ecuador del encuentro con un empate a 0 en el luminoso.
Tras el descanso, saltaban los mismos 22 gladiadores al terreno de juego, pero la historia iba a cambiar. El Bayern, desde el primer minuto del arranque se hizo cargo del partido y gracias a las largas posesiones llegaban sus ocasiones. El PSG, iba poco a poco metiéndose en su área inconscientemente hasta que en el minuto 59 llegaba el momento cumbre del encuentro. Kimmich se encontraba a escasos metros del area con el cuero en sus botas, levantaba la mirada y tras observar a 2 compañeros en el segundo palo, ponía un balón que iba dirigido a Coman con música, el francés remataba a las mil maravillas y los alemanes conseguían de esta forma, abrir el atascado marcador.
Los alemanes mandaban en el encuentro y ante la sorpresa de los franceses estos seguían atacando de forma continuada, aunque esta vez sin premio. Tuchel decidió cambiar algunas teclas de su once con ánimo de dar la vuelta a la tortilla. Los minutos transcurrían y tras pocas ocasiones, llegamos al final del los 90 minutos reglamentarios. A los parisinos les quedaba los 5 minutos del alargue para lograr la heroica. En cambio, el Bayern un experimentado en estas situaciones, supo controlar los tempos y llegó al 95 con el 1-0 al marcador. Por lo tanto, el Bayern se convertía en hexacampeón de la UEFA CHAMPIONS LEAGUE.