La tarde se prestaba ideal en Stamford Bridge para 90 minutos de buen fútbol entre dos equipos que siempre buscan proponer. Con muchas bajas por lesiones, Ole Gunnar Solskjaer debió alinear un once con lo que le quedaba a mano.

El 4-2-3-1 habitual del Manchester United se transformó de mitad de cancha para arriba, sin Paul Pogba y con Daniel James y Mason Greenwood por los extremos, dejando a Marcus Rashford como referencia en la delantera, ante la ausencia de Edinson Cavani.

Del lado del Chelsea, Tuchel volvió a confiar en Olivier Giroud como punta de ataque, tras su acrobático gol ante Atlético de Madrid, dejando en el banquillo de los suplentes al refuerzo del que se esperaba mucho más, Timo Werner. En la defensa, línea de tres hombres con Antonio Rüdiger, Andreas Christensen y César Azpilicueta, con el soporte de Callum Hudson-Odoi y Ben Chilwell en los laterales.

Comenzó el partido y ambos equipos buscaron hacerse fuertes desde el dominio de la posesión, con el Manchester United presionando la salida del Chelsea con sus tres de arriba, intentando forzar el error rival y salir rápido de contragolpe.

Pasó el primer cuarto de hora sin demasiadas emociones, hasta que hizo su aparición el VAR por un posible penalti por mano de Callum Hudson-Odoi, pero el árbitro finalmente decidió que no era sancionable.

Los minutos corrieron y corrieron en el reloj, pero poco se podía rescatar en el primer tiempo, demasiado trabado en el mediocampo, con un Manchester al que no le temblaba para cortar con falta cualquier intento de escapada de los rápidos volantes del Chelsea, a sabiendas de que los árbitros ingleses suelen ser más permisivos en ese tipo de faltas.

Marcus Rashford casi no participó en el juego | Foto: ManUtd
Marcus Rashford casi no participó en el juego | Foto: ManUtd



Algunos tibios intentos de Olivier Giroud, algún que otro remate lejano de Bruno Fernandes y el primer tiempo se terminó con el 0-0 que parecía sellado a fuego en el marcador, pero con la ilusión de que todo cambiara en el complemento, especialmente por la velocidad que ambos pudieran encontrar con posibles espacios.

Solo unos minutos de comenzado el segundo tiempo, Ben Chilwell desbordó por el carril izquierdo y envió un pase atrás que Ziyech remató a quemarropa, pero David De Gea intervino con una sensacional atajada. Luego, Reece James pudo definir con la portería vacía, pero Scott McTominay apareció para bloquear.

Chelsea salió con mayor motivación al complemento, mucho más activo ante un Manchester United que aguardaba y casi que parecía contentarse con, al menos, mantener todo bajo control, algo que choca claramente contra sus posibles pretensiones de perseguir al Manchester City en lo más alto de la Premier League.

Cerca de la hora de partido, llegaron las emociones fuertes al encuentro. Primero, una sucesión de buenas jugadas del United desencadenó en una gran oportunidad que Mendy logró despejar justo debajo de sus tres postes. Minutos más tarde, Mason Mount escaló en velocidad y, cuando solo le quedaba vencer a De Gea, nuevamente apareció McTominay para cerrar.

Avanzaban los minutos en el marcador y Ole Gunnar Solskjaer decidió comenzar a arriesgar un poco más, convocando para su ingreso a Anthony Martial. Del otro lado, Thomas Tuchel respondía enviando a Timo Werner al campo, en reemplazo de Ziyech. Sin embargo, ninguno de los dos lograron aportar algo distinto a un encuentro que, salvo en ocasiones, poco tenía para ofrecer.

Finalmente, solo un puñado de aproximaciones ocurrieron hasta el final del partido, sentenciando el marcador con un triste empate 0-0 que lejos estuvo de lo que se esperaba en la previa, además de no servirle a ninguno de los dos. Los locales volverán a ver acción de Premier League el próximo jueves 4 de marzo, ni más ni menos que ante Liverpool, mientras que el Manchester United hará lo propio un día antes, visitando al Crystal Palace.