Veinte minutos le duró la ilusión al Barça, que tiró de coraje para tratar de hacerle daño a un Bayern que parecía haber salido algo espeso, pero que en el minuto 3 ya estuvo a punto de adelantarse con una cesión de Ter Stegen que por poco no termina en gol. El mismo tiempo tardó el Benfica en adelantarse, obligando al equipo catalán a marcar si quería verse en la siguiente ronda.

La mala suerte se cebó con el club español, y es que Jordi Alba, quien no estaba físicamente bien tuvo que ser sustituido en el minuto 27, y en su lugar entró Mingueza, quien a buen seguro querrá recordar la noche de hoy, pues en seguida el equipo de Nagelsmann se volcó sobre su banda, con un Coman que disfrutaba yéndose una y otra vez del joven defensor.

Treinta y tres minutos logró el Barcelona mantener su portería a cero contra un Bayern que apretaba. Treinta y tres minutos que parecían una utopía, y lo fueron, pues en cuanto Lewandowski pudo correr llegó al área, bailó a Piqué y puso un centro medido a la cabeza de Müller, que superó a Mingueza y puso el primero en el marcador. Araujo llegó para salvarla bajo palos, pero la tecnología indicó que había sido gol.

No quiso frenar el conjunto alemán ni con parte de los deberes hechos y siguió buscando la portería, doblegando a un Barça que se iba hundiendo cada vez más, y no solo sobre el campo, sino anímicamente. Coman hizo de las suyas y le cedió un balón a Sané, que desde la zona de tres cuartos de campo lanzó un balón que parecía fácil para Ter Stegen. El alemán fue incapaz de blocar el balón, cometiendo un fallo clamoroso y recogiendo el esférico del fondo de la red.

Una segunda parte sin nada en juego

Parecía que lo creía el Barça nada más salir del túnel de vestuarios, pero no duró ni cinco minutos, pues Sané en el 47’ pudo haber anotado el tercero, pero incomprensiblemente su balón salió mordido y acabó en las manos de un Ter Stegen ya vencido. Xavi solo había introducido a Nico en lugar de Dest, que había realizado una primera parte donde pasó prácticamente desapercibido.

En el minuto 62 vino la sentencia, si es que todavía había que sentenciar el partido, con una contra espectacular del Bayern, comandado por un cambio de orientación desde el centro del campo de Lewandowski y una carrera espectacular de Davies, que dejó el esférico a Musiala para que pusiera el broche a un gran partido personal.

A partir de ahí poco más se jugó, con un Nagelsmann dando entrada a los menos habituales como Marc Roca y un Xavi reservando a sus mejores jugadores, como Dembelé. El francés fue el mejor jugador del Barcelona, incansable desde la banda izquierda y un peligro constante. Fue la flecha de un equipo al que le faltó encontrar la diana, y que se despide de la Champions con únicamente dos goles a favor en seis partidos.

Pudo meter más goles el Bayern, que bajó el ritmo pero no concedió. No se lo hubiera permitido Müller, que en el minuto noventa seguía pidiendo intensidad a los suyos. Aún así el conjunto bávaro perdonó varias ocasiones que podían haber aumentado el marcador.

Con esta derrota el Barcelona pondrá fin a una racha de veinte años, pues desde la temporada 2000-2021 no caían en la fase de grupos. El equipo de Xavi, que ha competido, ha evidenciado los problemas que lleva lastrando toda la temporada, con una defensa que no termina de ser sólida (hoy sin Eric García pero con Lenglet), una delantera sin gol y un portero que ya no es el seguro de vida de años anteriores, sino que incluso resta, como en el caso de hoy. Por su parte el Bayern sigue siendo el rodillo de años anteriores: 18 puntos de 18 posibles y una diferencia de goles que asciende a diecinueve, con nueve tantos de su mejor jugador, un Robert Lewandowski que no ha marcado pero que ha afilado el colmillo para los octavos de final.