El Mundial de Clubes es una de las competiciones más importantes en el mundo del fútbol. Anualmente, seis equipos de diferentes continentes luchan por ser el mejor del Planeta y buscan probar su superioridad frente a los otros. Por lo general, los sudamericanos y europeos suelen tener mayores chances de disputar la instancia decisiva como consecuencia del nivel futbolístico de sus futbolistas.

En el año 2009, Estudiantes de La Plata y el Barcelona se enfrentaron para determinar quién era el equipo de la temporada. Ambos conjuntos llegaban en una gran forma luego de salir campeones en América y Europa, respectivamente. Uno de ellos pretendía hacer historia en el fútbol moderno aunque no la tendría tan fácil como esperaba por lo que debió batallar durante 120 minutos.

  • ¿Cómo llegaba Estudiantes a la cita mundialista?

Los Pincharratas habían logrado, en el mes de julio, su cuarta Copa Libertadores luego de vencer al Cruzeiro en territorio brasileño por 2-1. El equipo dirigido por Alejandro Sabella arribaba con el ánimo por las nubes a pesar de haber sufrido algunas bajas de última hora como el anuncio de no disputar el Mundial por parte de su histórico goleador José Luis Calderón y la determinación final de la FIFA que no autorizó a José Sosa para que integrara la lista final. Inclusive, los argentinos debieron entrenar con lo que tenían por lo que en una práctica se vieron obligados a improvisar con dos árabes para que los suplentes completasen 11 jugadores.

A pesar de los contratiempos, los platenses llegaron a Abu Dhabi acompañado por una multitud de hinchas que se harían sentir a lo largo de su estadía en territorio árabe. En semifinales, vencieron al Pohang Steelers de Corea del Sur por 2-1 con dos goles de Leandro Benítez. "El partido con Pohang Steelers fue el que peor la pasé en una previa. Pensaba ´si perdemos, es un fracaso´", llegó a asegurar el entonces técnico.

Juan Sebastián Verón levantando la Copa / Foto: Diario El Día
  • Barcelona, en busca de hacer historia en Emiratos Árabes Unidos

Los culés arribaban al suelo asiático luego de ganar cinco torneos en la temporada: Liga, Copa del Rey, Supercopa Española, Champions League y Supercopa Europea. El conjunto de Pep Guardiola había logrado enamorar a la mayoría de los amantes del fútbol con un juego ofensivo y de tiki-taka y además contaba con una plantilla repleta de grandes figuras como Piqué, Xavi, Iniesta, Messi e Ibrahimović.

En el Mundial de Clubes participaba por segunda vez en su historia, luego de caer en la final ante el Inter de Brasil en 2006, y arribaba a la final tras derrotar al club mexicano Atlante en las semifinales por 3-1, en un encuentro que comenzaron perdiendo en el marcador pero supieron reponerse a tiempo. Para el encuentro decisivo, el entrenador catalán le pediría a Gabriel Milito que participara en la charla técnica para que le comente a sus compañeros qué significaba la final para los jugadores de Estudiantes que iban a estar en frente.

Puyol levantando la tercera Orejona  / Foto: MARCA
  • 19 de diciembre, día histórico e inigualable

Alejandro Sabella sabía que tenía que plantear una estrategia para neutralizar a un equipo indomable en ofensiva y no sufrir una goleada histórica. Para evitarlo, armó una línea de cinco (Díaz, Desábato, Cellay, Ré, Clemente Rodríguez) para contrarrestar a los tres puntas culés e intentar frenar a Messi más las subidas de Dani Alves, cuatro volantes (Pérez, Braña, Verón y Benítez) para hacerle frente a Xavi, Busquets y Keita; y Boselli atento a Piqué para que el que salga desde el fondo sea Puyol, con menos técnica. Después, concentración plena y jugar cuando lo permitiese el rival.

"Cuando entren a la cancha miren a su familia, miren al cielo que hay una gran camiseta que busca otra estrella. Con lo máximo que puedan, busquen otra estrella, que se la merecen", fueron las palabras que utilizó el entrenador argentino para arengar a sus jugadores.

El partido comenzó siendo parejo con ambos equipos tratando de luchar por tomar el protagonismo. Cuando muchos esperaban que el Barcelona se floreara, la obra maestra del primer tiempo fue el rigor táctico del Pincharrata, que le cortó los circuitos de juego a un conjunto que de la posesión hacía un culto. A los 37 minutos, un centro de Díaz fue cabeceado por Boselli, que se impuso sobre Puyol y Piqué, para batir a Víctor Valdes y abrir el marcador.

El delantero volvía a marcar en una instancia decisiva para los sudamericanos / Foto: Diario El Día

El complemento ya fue cuesta arriba para Estudiantes y los culés, con todas las figuras, buscaban el empate con todas sus fuerzas. La defensa rival soportaba los constantes embastes y aguantaba todo lo que podía. Ante el cerrojo del equipo sudamericano, Piqué terminaría jugando como un delantero más en los últimos minutos. 

Guardiola mandaba a la cancha a una joven promesa que adquiriría un protagonismo fundamental. A los 89 minutos, el Barcelona, que por abajo no consiguió nunca superar al contrario, tiró un bochazo al área que bajó Piqué para que Pedro en completa soledad cabeceara e igualase el partido para los europeos.

Pedro celebrando el agónico empate / Foto: AS

Para la prórroga, Estudiantes quedó tocado físicamente pero de todas formas seguía resistiéndose ante un equipo que se mostraba mucho mejor en el campo de juego y soñaba con llevar el partido a la tanda de penaltis. Sin embargo, a los 110 minutos, un centro de Dani Alves preciso fue impactado con el pecho por Lionel Messi en el borde del área chica para batir a Damián Albil y poner cifras definitorias al partido.

Los Pincharratas tuvieron una posibilidad en el último minuto del tiempo extra. Juan Sebastián Verón ejecutó un tiro libre con rosca que logró peinar Desábato y el balón pasaría rozando el poste izquierdo de Valdes que no llegaba a despejar. No hubo tiempo para más y el Barcelona se coronaba campeón del Mundial de Clubes. La genialidad de Messi significó el sexto título de los culés en el año, cifra récord en la historia del fútbol reciente.

El capitán Puyol levantando el trofeo más esperado / Foto: MARCA

"Fueron dos minutos, tres. Pudimos haber estado en lo más alto, pero esto es fútbol. Perdimos contra el mejor equipo de muchos años. Hay que quedarse con eso. La entrega que hicimos fue terrible. No se esperaban esa clase de partido. Fue mucha fricción. Les cerramos todas las puertas", explicaba Germán Ré.

Años más tarde, Lionel Messi volvió a hablar del encuentro con los medios argentinos y aseguró que el Barcelona ganó "de pedo" (expresión argentina que refiere a la suerte). "Estudiantes hizo un partido extraordinario. Decían que le íbamos a hacer tres goles y no le podíamos generar ni una situación", aseguró el jugador argentino.

"El grito fue así, de desahogo. En su momento, la gente de Estudiantes se lo tomó mal", explicó Messi / Foto: AS