Creas o no en ello, hay momentos donde todo parece estar escrito. Los astros se alinean y el destino se abre paso inherente a cualquier cambio, cualquier pequeña variación. Termina pasando lo que tenía que pasar. El viernes 30 de enero, en la pequeña Wolfsburgo, se vivió un hecho así. O al menos, con esa sensación se marcharon a la cama los presentes en el Volkswagen Arena.

Shock

Pero, antes de hablar de aquel momento, habría que retroceder unos días en el tiempo. A principios de 2015, los tiempos corrían más felices que nunca en el pequeño reducto de la Baja Sajonia . Año y medio después de comenzar la potente inversión auspiciada por la Volkswagen, el plan de convertir al Wolfsburgo en una cara visible del fútbol continental marchaba a la perfección. Los lobos estaban completando un año magnífico. A su intratable segundo puesto en liga, había que sumar una excitante vuelta a la competición europea, que pronto los catapultó como uno de los equipos de moda.

Todo era felicidad en Wolfsburgo, y entonces pasó lo que nadie quería que pasaraSe iniciaba entonces un parón invernal halagüeño, el cual había comenzado además de la mejor manera posible gracias al desembarco del extremo germano André Schürrle. Todo era felicidad en Wolfsburgo, y entonces, pasó lo que nadie quería que pasara. Uno de esos acontecimientos para los que nadie está preparado. El día 10 de enero, Malanda, rumbo a reunirse con sus compañeros dispuesto a iniciar una concentración en Sudáfrica, fallecía en un terrible accidente de tráfico cerca del Puerto de Westfalia. Tenía 21 años y ese año estaba empezando a dar sus primeros despuntes con el Wolfsburgo.

Minuto de silencio del Wolfsburgo en su primer entrenamiento en Sudáfrica | Imagen: Wolfsburgo
Minuto de silencio del Wolfsburgo en su primer entrenamiento en Sudáfrica | Imagen: Wolfsburgo

El shock fue terrible. En cuestión de segundos, toda la felicidad anterior se tornaba en confusión, tristeza y desconsuelo. El Wolfsburgo, como era de esperar, emplazó su concentración en tierras africanas, pero finalmente decidió hacer su viaje. La necesidad de volver a ponerse en marcha acuciaba, y Sudáfrica sería el lugar idóneo para que el seno del equipo desconectara, aunara fuerzas y saliera delante de una situación de semejante dureza. Empezaron así unos días emotivos en tierras bafana bafana. La plantilla logró recomponerse y recuperar el tono físico de cara al gran inicio liguero. Solo habían pasado 20 días de lo de Júnior, y el todopoderoso Bayern amenazaba con aguar el complicado inicio de liga.

Homenaje completo

Llegado el día D, el choque estaba a punto de comenzar cuando el colegiado mandó a los 22 futbolistas a formar un corro alrededor del círculo inicial. El minuto de aplausos en honor a Júnior empezó a abrirse paso. Entonces, desde uno de los fondos, se desplegó una enorme pancarta con la figura del joven Malanda y un letrero donde se podía leer en alemán: “Siempre en nuestro corazón”. La emotividad recorrió el cuerpo de todos los allí presentes, en especial de los 11 guerreros sajones. 90 minutos después, el Wolfsburgo culminaría una de las noches más mágicas de toda su historia.

Los lobos fueron una auténtica estampida contra el desguarnecido muro bávaroYa sea por la motivación y emotividad otorgada por el homenaje previo, las ganas de dedicarle el triunfo a su amigo o la empanada bávara. El Wolfsburgo completó un choque absolutamente estelar. Desde el minuto primero, los lobos salieron a morder con uñas y dientes. Presión, ritmo, vértigo, velocidad. Una auténtica estampida contra el desguarnecido muro bávaro. Y así, los goles empezaron a sucederse uno detrás de otro.

De Bruyne era uno de los grndes apoyos de Malanda en el vestuario | Imagen: sport.de
De Bruyne era uno de los grndes apoyos de Malanda en el vestuario | Imagen: sport.de

Dost, Arnold, De Bruyne, Dost por partida doble. Hasta cuatro goles, en una de las mayores exhibiciones recordadas ante el Gigante bávaro. El holandés Dost, hasta ese momento levemente desahuciado por Olic del once, estrenó titularidad, iniciando los dos mejores meses de su carrera. De Bruyne fue De Bruyne. Cada espacio dejado por el Bayern, cada contragolpe lanzado desde la defensa. El belga destrozó literalmente a la zaga bávara. Pero más allá de nombres propios, fue un partido donde el bloque prevaleció por encima de todo. El Wolfsburgo  anuló por completo al Bayern, dejándolo sin una sola opción.

La gesta estaba completa. Los jugadores del Wolfsburgo rendían así un completo homenaje a su compañero, a su amigo. No importaba el cómo, ni el porqué. Había que ganar, y había que hacerlo por Júnior. El Wolfsburgo cerraba uno de los meses más difíciles y a la vez recordados de su historia, dando así inicio a un año que acabaría siendo inolvidable.

Imagen: Bundesliga
Imagen: Bundesliga
VAVEL Logo
Sobre el autor
Pacoco Alarcón
Enemigo de la bipolaridad y el fanatismo en el Periodismo deportivo.