Dicen que cuando pones ganas e intensidad la calidad queda en un segundo plano. A veces el compromiso es lo más importante en el fútbol. Y sino que se lo digan al modesto Ludogorets, que estuvo a punto de ganar en la capital francesa sino llega a ser por un postrero tanto de Di María en el último momento. El conjunto búlgaro consiguió empatar en París por 2-2 en un partido en el que fue mejor que los locales en algunos tramos. La poca intensidad en el centro del campo parisino contrastó totalmente con el esfuerzo de los jugadores del Ludogorets.

Relajación local

Llegaban las aguas caldeadas en París. La derrota del pasado sábado ante el Montpellier escocía entre los seguidores franceses, no solo por el resultado, sino por las formas y las maneras en las que se había perdido.

Marquinhos y Thiago Silva se encontraban cada uno a dos metros del jugador visitante en el momento del remate

Desde el césped del Parque de los Príncipes los jugadores no vieron la situación así. O por lo menos no quisieron verla. La tranquilidad se presumía entre sus rostros al tiempo que se reflejaba en el marcador. El lateral brasileño Natanael, autor del tanto local en Bulgaria, ponía un balón para la cabeza de Vura, que remataba libre de marca y anotaba el primero de la noche. Quizá "libre de marca" sea una afirmación escasa para describir la situación ya que Marquinhos y Thiago Silva se encontraban cada uno a dos metros del jugador visitante en el momento del remate. Poco antes, el portero visitante Stoyanov había respondido con dos grandes intervenciones a un gran disparo de Moura desde fuera del área y al posterior rechace de Cavani.

Si hay algo que indudablemente tiene el PSG es calidad arriba. La incomparecencia de los hombres del centro del campo obligó a Moura, Cavani y Di María a hacer la guerra por su cuenta y a crear peligro a balón parado. Un centro-chut de Locas Moura tras un saque de esquina llegó a Thiago Motta. Este tocaría el balón enviándolo cerquita del palo. Aquello sería lo mejor que iba a hacer el italiano en el partido.

El conjunto búlgaro se apuntó a la moda del balón parado y pudo ampliar su ventaja. Wanderson envió fuera incomprensiblemente un remate con la cabeza a puerta vacía. El PSG respondería tras otro córner votado por Lucas Moura que Thiago Silva enviaba fuera.

Segundo tiempo y mismo guión

Lejos de conseguir reconducir el partido a través del buen juego, el conjunto francés siguió jugando con fuego en la segunda parte. Si bien es cierto que Cavani empataría el partido con un gran remate de chilena a los quince minutos y que el colegiado del encuentro se tragaría un claro penalti en el área visitante por mano del central Moti. 

Cavani anota de chilena el empate a uno // Foto: PSG
Cavani anota de chilena el empate a uno // Foto: PSG

El segundo gol de los búlgaros reflejaría claramente la tranquilidad de algunos futbolistas del PSG sobre el terreno de juego. Cafú ganaba la partida a un Marquinhos dormido, dejaba el balón atrás y Wanderson remataba a placer para anotar el segundo tanto. La línea del centro del campo del equipo parisino no parecía muy interesada en defender.

Saltaba la sorpresa en París, el 1-2 era un resultado nefasto para las aspiraciones de un equipo que tenía todo hecho para ser primero de grupo. Verdaderamente, el marcador reflejaba lo que había sido este PSG en muchos partidos de la temporada presente. Un equipo con mucha pegada arriba y poco centro del campo.

El partido terminaría con poca respuesta por parte de los locales. Un chut de Ben Arfa que tocaría en un defensa sería la única acción de peligro del media punta en todo el encuentro. Lo terrible de esto es que serían 85 minutos los que habría que esperar para ver en acción al francés.

Aunque aún abría tiempo para una más. Di María iba a salvar el honor poniendo el 2-2 en la última jugada del partido. Algo que no serviría en absoluto para tapar las carencias del equipo de Emery. Un Emery que ya había sido señalado el pasado sábado y que ahora será mirado con lupa. En el horizonte, el partido del domingo ante el Niza que podría decidir muchas cosas. Todo se verá.