Con dos Premier League y una Copa de la Liga bajo el brazo, Nemanja Matic partió rumbo a un nuevo destino, dejando atrás al Chelsea, un equipo al que le había aportado muchísimo en el mediocampo. El mediocampista serbio arribó al Manchester United, donde estará bajo la dirección de José Mourinho, quien lo conoce bien y por el que terminó decidiéndose Matic, ante ofertas de otros clubes, luego de conocerse su decisión de abandonar Londres.

Durante su primer período en Chelsea sólo pudo jugar tres partidos e ingresando como suplente, por lo que decidió partir en 2011 al Benfica, como parte del trato que le abrió las puertas de Stamford Bridge a David Luiz. Tres años después, Matic regresó a Inglaterra mucho más maduro en cuanto a lo futbolístico, con una presencia física determinante y la habilidad de recuperar el balón rápidamente, algo que lo convirtió en un miembro muy valioso de los equipos campeones del Chelsea.

El serbio logró en Premier League la regularidad que no había tenido en su primera etapa en el club, en gran parte por no poder disputar la Champions League. En la liga doméstica jugó cada partido, incluyendo un 4-0 sobre Tottenham, 6-0 ante el Arsenal y 2-0 frente al Liverpool en Anfield.

En la siguiente campaña, la llegada de Cesc Fabregas no hizo más que potenciar a Matic, formando una dupla efectiva de recuperación en el 4-2-3-1 planteado ese año. Con sus impresionantes actuaciones durante 2014/15, el serbio fue elegido dentro del equipo ideal de la temporada.

La llegada de Antonio Conte lo limitó mucho debido a los cambios tácticos que propuso el entrenador italiano, sin embargo, Matic se las arregló para acomodarse en el 3-4-3 del ex Juventus, haciendo dupla con N'Golo Kante, llegando a una racha de trece triunfos consecutivos.

En total, Nemanja Matic completó 154 apariciones con el Chelsea, anotando siete goles. Ante la llegada de Tiemoue Bakayoko, y una tirante relación con Conte, decidió partir hacia el Manchester United, donde José Mourinho, entrenador que lo llevó al Chelsea, lo recibió con los brazos abiertos para completar su idea futbolística.