Los días previos al partido se habían mostrado ajetreados. El vestuario blanco sabía que no partía como favorito, ni mucho menos, desde el principio, y el resultado cosechado en la ida no cambiaba nada para las previsiones de las casas de apuestas. El actual campeón tenía el mejor equipo, venía reforzado por el extraordinario momento de sus dos jugadores de banda, Beckham y Giggs, y con Keane y Scholes dominando el ritmo de cada partido, lo que les hacía tener la Premier League al alcance de la mano. La actitud en la ida había extrañado a todo el mundo, con un United replegado, casi acobardado, permitiendo o no poniéndole remedio a que el que llevase la batuta fuera el Real Madrid. Pero el resultado, en apariencia beneficioso, podía hacer pensar que el planteamiento de Sir Álex Ferguson podía serle útil al combinado inglés.

El partido no podía comenzar mejor

Saltaban los dos equipos al magnífico césped del estadio al que Sir Bobby Charlton bautizó como el 'Teatro de los Sueños'. Las dos filas de jugadores con sus respectivas zamarras escuchaban impacientes, al igual 61.000 aficionados que abarrotaban las gradas de Old Trafford, el himno de la Champions. El juez y árbitro para la contienda era el apropiado para el, posiblemente, mejor partido que se podía ver en la época, y no era otro que el italiano Collina, uno de los mejores trencillas de siempre. La principal - y única - novedad en el once que presentó el técnico escocés del Manchester United, fue la entrada del arquero suplente holandés Raimond Van der Gouw en el lugar del lesionado Mark Bosnich. El australiano había sido sin duda el héroe de la hinchada 'red', ya que con sus decisivas intervenciones denegó cualquier posibilidad blanca de hacer gol en el Bernabéu, permitiendo a su equipo finalizar el encuentro con el casillero de goles recibidos a cero. El resto, los mismos diez que saltaron de inicio al césped del antiguo estadio de Chamartín.

El '4-4-2' clásico de Ferguson, con Beckham y Giggs como principales estiletes por banda, hacía las delicias de la afición, que esperaba una victoria de sus jugadores y con ella el paso a la siguiente ronda. Del lado merengue, lo mismo. Vicente Del Bosque alineó a los mismos once futbolistas que iniciaron el anterior encuentro. De igual forma, el '4-4-2' parecía el sistema elegido por el salmantino para plantear el partido, pero durante la disputa del mismo, el ex jugador merengue sorprendió a su homólogo en el banquillo inglés con una serie de variaciones tácticas respecto a la ida y a lo visto durante gran parte de la temporada que terminaron por resultar decisivas. El clásico sistema inglés, con dos extremos bien abiertos, se veía ligeramente condicionado por la banda izquierda blanca. La dupla Roberto Carlos - Savio le causaba especial preocupación a Ferguson, que optó por 'sacrificar' a Beckham y a Neville para destinarlos más a las labores defensivas. Ryan Giggs e Irwin se vieron más liberados para subir e intentar penetrar por la banda de Salgado.

Ferguson, sobre el planteamiento de Del Bosque: "¿Un mediocampista? Eso no puede funcionar"

Sin embargo, a pesar de las intenciones del escocés, fue el salmantino, el en apariencia inexperto e inferior técnico, el que sorprendió a su rival con un planteamiento que apenas pudo verse durante unos minutos en el Bernabéu. En la ida, Helguera partía desde el centro del campo, en un intento de Del Bosque de imitar el sistema inglés, pero con el pitido inicial del partido de vuelta se pudo comprobar que la situación de partida en el campo del cántabro no estaba en la medular, sino detrás de los dos centrales, ejerciendo de líbero. Este reposicionamiento de los cromos del técnico blanco seguía con la utilización de Fernando Redondo como único mediocentro, flanqueado por Savio y McManaman, uno a cada costado, más como volantes que como extremos. Raúl enganchando a Morientes y lanzando las contras del conjunto madrileño. Esta situación en el campo, sin un esquema al uso claro, más cercano al 5-3-2 que a cualquier otro sistema, descolocó tanto a Ferguson que habló así de ello al final del partido: "Estaban usando un sistema que no merecía ser exitoso. ¿Un mediocampista? Eso no podía funcionar". Y vaya que si lo hizo.

Esta novedosa disposición táctica descentró al United. Desde el inicio, Redondo superó al centro del campo 'red' que a pesar de su superioridad numérica no pudo contener al centrocampista argentino, que cuajó uno de sus mejores partidos como profesional, ni superar el contundente entramado defensivo visitante, perfectamente guardado en la portería por el guardameta de Móstoles, Iker Casillas, que recogió el testigo de Bosnich y fue decisivo en ciertos momentos clave para que su equipo se mantuviera en el partido. A pesar de verse incapaces de sortear a la retaguardia merengue, fue un jugador del United quien abriría el marcador, aunque fuera sin querer. Un Roy Keane pasado de revoluciones introdujo el balón en su propia portería intentando despejar un centro de Salgado, haciendo que el primer gol subiera al luminoso del lado blanco.

Raúl y Redondo cogen el mando, el Madrid, distancia

Las alarmas se encendían en el cuadro inglés. Con el tanto encajado, el conjunto de Manchester parecía despertar del letargo y se desperezaba, mientras que el Madrid reculaba y se apoyaba en su buena defensa y en la salida a la contra, para seguir haciendo daño. A pesar de los intentos, la seriedad de los centrales comandados por un imperial Iván Helguera, ahogando a los dos puntas ingleses, apoyados en el magnífico rendimiento de un jovencísimo Casillas, hicieron que el Madrid llegase con ventaja al tiempo de descanso. Y tras la reanudación, emergió la figura de Raúl. Sabedor del escenario, y ansioso por dejar su firma, le metió el miedo en el cuerpo a la pareja de centrales locales. En cuanto tuvo oportunidad, cazó un buen pase de McManaman, dejó en el sitio a Silvestre, y batió a Van der Gouw con su pierna izquierda. La grada se quedó helada, el campeón parecía noqueado por un outsider por quien nadie daba nada.

Pero aún quedaba un último gancho blanco en la mandíbula de los ingleses. Y si Raúl se erigió como el líder destacado del ataque merengue, Fernando Redondo lo era en todas las zonas del campo. Impecable en el corte, siempre atento en las coberturas, y preciso en la salida de balón, se sacó de la manga uno de los mejores regates de la historia de - al menos - la historia del Madrid. En el perfil zurdo del ataque blanco, desde el área blanca, en una buena combinación con Roberto Carlos y Savio, Redondo levante la cabeza y ve a Raúl y Morientes tirar desmarques, pero tanto Stam como Silvestre, que había entrado por Irwin al descanso, marcaban bien a los puntas blancos, y el noruego Henning Berg salía al corte del argentino. El capitán blanco no encontraba hueco, y Berg parecía que conseguía cerrar lo que parecía todo atisbo de avance. En ese momento, el albiceleste se sacó de la manga un taconazo que le sirvió como autopase, para deshacerse de su marcador y plantarse en el área 'red', y aunque Stam se plantó delante de él, y le cerraba el paso, encontró el único hueco posible para que Raúl, a puerta vacía y tras un preciso pase del '6' entre medias de la defensa y el cancerbero, lograse el tercer y pusiera pie y medio del Madrid en semifinales.

Beckham dirige, sin premio, el arreón final 'red'

Aunque el marcador hacía que el United necesitase cuatro goles para pasar de ronda, ni afición ni jugadores locales pensaron en rendirse. Sir Álex movió el banquillo. La superioridad de la línea defensiva con la incursión de Helguera entre los centrales había maniatado a Yorke y a Cole durante casi 60 minutos, así que el esocés dió entrada a Solskjaer en el lugar de Berg y sentó a Cole para que Sheringham ocupase su lugar. Al mismo tiempo, permitió que Beckham abandonase un poco más sus labores defensivas para centrarse en el ataque, a lo que Vicente Del Bosque contestó sacando del terreno de juego a Savio, para darle entrada a Geremi, buscando un perfil más defensivo. A Ferguson la jugada no le pudo salir mejor en un primer momento. Fue el propio 'Becks' quien después de firmar una bonita jugada individual, golpeó con clase el balón para introducirlo de una forma brillante por la escuadra de un Iker Casillas que hasta el momento se había mostrado infranqueable. Pero a pesar del tanto, la defensa del Madrid no se debilitó, ni siquiera cuando los inevitables huecos que aparecían por el cansancio y los contragolpes mal tirados hacían mella en el ánimo blanco, pero nunca culminando en gol. Fue en una de las acometidas finales, a falta de 10 minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, cuando en una internada de Keane en el área madridista, Steve McManaman le derribaba y provocaba la señalización del punto fatídico, al que acudió Scholes para hacer bueno el penalti, y recortar aún más las distancias. Pero el tiempo se agotaba y aún faltaban dos goles. Anelka había entrado para darle un poco de aire a un Morientes que había peleado prácticamente solo todo el partido con un gigante como es Jaap Stam, y Julio César lo hizo, casi al final, para terminar de amarrar una de las victorias más importantes de la historia del equipo. Con el pitido final, la alegría se desbordaba en el césped de Old Trafford, pero esta vez no sería el equipo anfitrión el que celebraría un resultado positivo, sino los invitados, que se rebelaron contra lo que todo el mundo entendía como lógico, que era el pase del United, y derrotaba al actual campeón en su camino por el título. El pobre rendimiento en liga del equipo se revertía en la competición continental, tanto que ese mismo año, conseguirían llevar hasta las vitrinas del Santiago Bernabéu la Octava Copa de Europa.

Redondo: "La diferencia entre un gran jugador y un crack es que uno siempre elige la mejor opción, y el otro no"

Una vez terminado el encuentro, el asombro por el magnífico movimiento de Redondo para deshacerse de Berg seguía siendo la comidilla de las tertulias, y en la rueda de prensa con Ferguson, los plumillas no dejaron pasar la oportunidad de preguntar al técnico escocés qué le había parecido el movimiento. Sir Álex se rindió al argentino: "¿Qué tiene ese jugador en las botas? ¿Imanes?". Pero las palabras de elogio por parte de Ferguson no fueron las únicas que recibiría el regate del capitán madridista. El propio colegiado del encuentro, el mítico Pierluigi Collina, reconoció años después haberse quedado maravillado: "Nunca olvidaré el taconazo de Redondo. Fue una de las jugadas más bellas que vi jamás en un campo de fútbol". Y como no podía ser de otra manera, en la primera ocasión, en forma de entrevista, que se presentó para charlar con el argentino, reconoció que no era la primera vez que lo intentaba, aunque no a estos niveles de competición: "Cuando eres chico sueñas con innovar, con inventar tu gambeta. La cosa paso por ahí, esa era una de mis gambetas, de mis marcas, ya lo había intentado en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors pero nunca pensé que fuera a salirme como profesional". Y tanto que si salió. El superlativo jugador albiceleste terminó la mencionada interlocución con una frase que resume perfectamente su determinación a la hora de marcar diferencias en el deporte rey: "La diferencia entre un gran jugador y un crack es que uno siempre elige la mejor opción, y el otro no".

Fuentes:

http://www.goal.com

http://www.elmundo.es/

http://www.eltactico.net

http://elpais.com

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Sobre el autor
Manuel Vergara
Coordinador y redactor de la sección del Real Madrid y su cantera | Contacto: [email protected]