Paco Chaparro es recordado por el beticismo como el entrenador que en una jornada salvó al Betis de caer en el descenso a Segunda División, aunque dos años más tarde nadie fuese capaz de impedir que dicha tragedia ocurriese. Tras su periplo por las canteras de Betis y de Sevilla, por Granada, Extremadura, de estar de segundo entrenador con Luís del Sol y con Juande en el banquillo verdiblanco entre otros viajes, fue llamado a filas en la última semana antes de acabar la temporada 06/07.

Los verdiblancos habían perdido 0-5 en casa contra Osasuna y Luis Fernández, sucesor de Irureta en el puesto esa misma campaña, fue destituido tras sumar 7 empates y 6 derrotas de manera consecutiva. La última bala para salvar al Betis quedaba para un trianero de la casa que marchaba líder en Tercera con el Betis B. La única opción para él era salvar al equipo: “A pesar de lo ocurrido anteriormente, si el equipo descendía el último entrenador de la temporada iba a ser Paco Chaparro, por lo que quien descendía al Betis era yo”, dice. Sin tiempo para más, preparó la parte psicológica y táctica, acordó con jugadores como Rivas y Edu, que no venían jugando por lesiones, si podrían estar disponibles y se marchó a Santander para jugar 90 minutos que quedan en la historia del Betis.

Lo revive como lo que fue, algo duro: “A 20 minutos del final el Celta ganaba y nosotros estábamos en Segunda. Hicimos cambios y modificaciones como habíamos planeado y dos goles extraordinarios de Edu nos salvaron. El primero fue una explosión de alegría y el segundo la confirmó, alegría de todos los béticos y mía, que por un partido hubiese quedado como el entrenador que descendió al Betis”.

"Si el equipo descendía el último entrenador de la temporada iba a ser Paco Chaparro"

La temporada siguiente volvió al filial, pero volvió a ser llamada para comandar a la primera plantilla tras los malos resultados del Cúper, quien sumó 2 victorias, 5 empates y 7 derrotas: “El hombre no conocía a la plantilla y aunque trabajó todo lo que pudo no acertó. Me ofrecí para ayudarle aunque nunca se interesó. Había 4 jugadores que eran Edu, Mark González, Sobis  y Odonkor que no podían jugar juntos pues a la hora de defender eran 4 menos, además de los problemas atrás y la falta de asentamiento de los porteros”. Con su llegada, Paco revirtió la situación estrenándose con victoria en Villarreal y llegando a salvar al equipo 4 fechas antes de acabar la Liga.

Esa vez sí le sirvió para quedarse y comenzar la siguiente temporada al mando del equipo, la fatídica 08/09. Chaparro recuerda la decisión de Lopera y de su equipo directivo de no hacer fichajes esa temporada: “Le avisamos que había que reforzar la plantilla, pues llevaba tres años jugando a no descender. Inler, Lichtsteiner y José Enrique estuvieron a punto de llegar, con un precio razonable, nos ofrecieron a Gameiro en el Lorient, vimos vídeos de Mathieu, pero no se hicieron. 15 o 20 días después sí se decide fichar y todo se hace a última hora”. Así pues, se vio con un grupo cargado de diversas nacionalidades, con personas inconstantes de por sí y con las tempranas lesiones de Edu y Mark González, además de una maltrecha rodilla de Mehmet Aurelio, lo que para el míster fueron hándicaps determinantes.

Su participación en Liga fue por rachas, arrancado sin ganar los 6 primeros partidos y luego enlazando siete 7 victorias de los siguientes 8 que jugó, y un empate a 3 ante el Numancia supuso su salida forzada del club: “Nunca estuvimos en zona de descenso conmigo, pero no arrancábamos para colocarnos en puestos tranquilos, por lo que decidieron darme la baja. No sirvió de nada las dos veces que había salvado al equipo, el ascenso en Jaén ni nada, no lo respetaron. Salí y aún así descendió. El equipo era un reflejo de la composición de jugadores que tenía la plantilla. Debieron tener más paciencia conmigo, había hecho lo suficiente para que depositaran esa confianza en mí, y así no se habría descendido”.

"Debieron tener más paciencia conmigo, había hecho lo suficiente para que depositaran esa confianza en mí"

Durante su estancia regentando el banquillo heliopolitano vivió tres derbis de máxima rivalidad contra el Sevilla. Curiosamente en el primero de estos estrenó su casillero de derrotas al frente del Betis: “Fue en el Pizjuán donde perdimos 3-0. Ellos tenían un equipo muy superior al nuestro, mirabas sus suplentes y cinco o seis podían jugar con nosotros. Aquel día Luís Fabiano hizo gol con la mano pero lo vieron todos menos el árbitro. También Rivas se nos lesionó y entró Toni, que sufrió mucho defendiendo a Navas y Alves”.

Los derbis para Chaparro fueron progresando en cuanto a resultados, pues el siguiente terminó con empate a 0 en un partido que para él debieron ganar, siendo la antesala del 1-2 que ganaron en Nervión en la vuelta: “Aquella victoria se vivió con mucha euforia, porque no terminábamos de romper. Lo preparamos con mucha ilusión, no hacía falta motivación extra para un partido así. Trabajamos con la conciencia de poder ganar e hicimos un partido bastante bueno. Después de aquello  pensaba que íbamos a entrar en una buena dinámica y poder escalar, pero para nada, seguimos teniendo los mismos problemas”.

Para Paco, los enfrentamientos entre Betis y Sevilla son diferentes a los de antes, pues ya los jugadores no tienen ese día en la calle que les hacía convivir más con los aficionados. Además, no le gusta la falta de deportividad que generan ciertos sectores de la afición: “Van paseándose de camino al estadio como si fuesen los dueños de la ciudad. A nosotros una vez nos recibieron tirándonos una bola de hierro. Eso no se debe dar en los derbis, porque aquí el padre y el tío son del Sevilla y la madre y la abuela del Betis”.

En el recuerdo de los derbis, a parte de la victoria por 1-2, a Paco Chaparro se le quedan dos: un 0-0 como visitante con Juan de Ramos de entrenador y con el trianero de segundo de abordo. Estaban necesitados, a lo que se le sumaba el famoso suceso de Halloween, y en un partido sin apenas domino de ninguno sacaron un empate tras el cual estuvieron más de 10 partidos sin perder. El otro, con Luis del Sol en el banquillo en Segunda también en el campo del eterno rival. Al descanso se fueron perdiendo cuando debieron ir ganando, y la bronca fue tal en el vestuario que los jugadores béticos salieron a esperar al rival en el césped antes de la reanudación, consiguiendo el empate en pocos minutos: “Aquel equipo tuvo muchas reacciones así, como en Gijón o en Murcia. Pudimos ganar pero fue un buen empate”.

“Si tiene para jugar 3-4-3 es una buena opción y además tiene hombres para llevarlo a cabo"

Hombre de fútbol como es él, Chaparro analizó la posibilidad del Betis de alinear tres centrales en el Pizjuán, la cual cree puede salirle bastante bien, pues sería buena opción para crear superioridad y descolocar aún más al rival, el cual cuenta con una defensa sin excesivas garantías: “Si tiene para jugar 3-4-3 es una buena opción y además tiene hombres para llevarlo a cabo. Para hacer un planteamiento hay tres cosas: alineación, formación y sistema. Esto último es lo más importante, pues es la función de cada uno sobre el terreno, por lo que si sale con tres centrales y dos carrileros largos esos hombres deberán tener las ideas claras y haberlo trabajado todo muy bien. Atacando con tres arribas obligas a sus laterales juntarse con los centrales, generando superioridad al poder abrir bien a los carrileros y generando muchas ventajas, además de poder multiplicar las opciones de remate. A la hora de defender se repliega, se abren las bandas y se cierra desde arriba. O se espera más atrás y se forma con 5-4-1 para evitar que ellos puedan crear esa superioridad. Así jugaba el Deportivo de La Coruña que nos ganó en el Villamarín”.

Del Betis actual, Chaparro piensa que la dirección de la empresa es fundamental, pues sino, a Mel lo hubiesen echado ante una mala racha de resultados, pero la confianza en él es absoluta: “Son conscientes de lo que se tiene y se busca hacer las cosas seguras. Me hubiese gustado ser el entrenador del Betis en circunstancias así, probablemente lo habría sido durante 5 o 6 años siguientes si no me llegan a echar”. El único cambio que haría de este Betis son los refuerzos de la plantilla: “Debería haberse invertido más dinero en dos o tres jugadores buenos por año y así al cabo de tres temporadas el equipo sería más fuerte y potente, introduciéndose poco a poco al grupo para reforzarlo y conformar una plantilla que tenga 10 o 12 jugadores para pelear del 10 hacia arriba”.

Así, problemas como el de Rubén Castro podrían solventarse ya que habría recambios de seguridad para él, y recuerda el caso que a él le sucedió con Edu y Mark González: “No esperaba que se lesionasen y cuando ocurre el equipo pega un bajón y se empiezan a tener problemas”. Además, al delantero canario lo compara, salvando las distancias, con Hugo Sánchez en el Real Madrid de Míchel, que desatascaba los partidos marcando y a raíz de ahí los rivales se abrían, y ahora al Betis le falta eso.

Las vivencias de Paco Chaparro en el banquillo del Betis, el entrenador que pudo ser pero no tuvo, o el que tuvo pero no pudo ser.