Nadie contaba con él. Nadie le esperaba, pero ya le conocen todos por Asturias. 'Gracias' a la lesión de Bono, Mena dio con lo que todo el club estaba esperando, alguien que diera seguridad a su línea defensiva, y ese alguien fue y es David Gil. En Mieres, con Rojas y Jorge acechando una y otra vez, fue el salvador. Una actuación que, aparte de salvar varios goles, puede salvar una temporada.

Impertérrito ante el empuje caudalista

Solo había disputado hasta entonces 15 partidos en la presente campaña -y solo dos desde que Óscar Mena estaba al frente del banquillo- y tenía ante sí una prueba de fuego. El Hermanos Antuña con unas 2000 personas, un aguerrido conjunto caudalista enfrente y la tensión de tener un posible descenso a las espaldas.

Todo le dio igual al cancerbero rojiblanco y dio muestras desde el minuto uno de partido de la que sería su actuación a lo largo del mismo. Seguro, imperturbable y muy solvente, así estuvo el madrileño, y así le sufrieron los mierenses.

Clave en los peores momentos del Atleti B en Mieres

El partido no comenzó bien para la defensa rojiblanca. Eran muchos los balones que les llovían hasta sus instancias, y eran aun más los problemas que tenían para defenderlos con el espigado Rojas omnipresente. En el minuto 10 llegó la primera de peligro, pero ahí estuvo David. Remate de Jorge en el área chica y paradón a bocajarro. Acto seguido, y con los mismos protagonistas, volvía a salir vencedor el del Atlético B. No era más que el principio.

Cinco minutos después, en el 15', volvía a detener Gil, providencialmente, un cabezazo de Rojas que era medio gol. No había pasado apenas ni un cuarto de hora, y ya tenía loca a toda la delantera del Caudal, no había quien lo superase. Fue clave en los peores momentos del Atlético B. Hasta el descanso no tuvo que intervenir en más acciones de peligro, solo en el sinfín de córners que le llegaban, solventados todos perfectamente en sus salidas.

Tras la reanudación, el juego directo de un Caudal más ofensivo seguía causando estragos, pero David Gil supo hacer lo que su equipo necesitaba, dialogar con su defensa, transmitirla seguridad y solventar con eficacia sus salidas con un par de magníficos despejes de puños. Entonces, llegó el error de su homólogo en la portería caudalista, algo que acrecentó aún más su partido con la odiosas comparaciones mirando a un lado y a otro del campo.

A partir del gol, la defensa rojiblanca se rearmó con un zaguero más, Lucas, y ya el cerrojo pareció echarse de manera definitiva, no sin antes dejar el bueno de David su último sello, en dos nuevas acciones ante Jorge, quien seguro que soñó con él.

Un seguro en el Cerro

Solo una derrota en los ocho encuentros que jugó como local

De los 15 encuentros que había disputado a lo largo de la fase regular, ocho de ellos fueron en Majadahonda. Y ojo porque parecen sentarle muy bien las localías al madrileño viendo las estadísticas. De los siete partidos que disputó a domicilio, el Atlético B no ganó ni uno, y de los ocho que jugó como local, solo perdió en una ocasión (ante el Sariñena, 1-2), venciendo en hasta cinco de ellos.

Dicho lo dicho, y visto lo visto, que el Atlético B redondee su salvación el domingo, a partir de las 18:30 horas en el Cerro, pasa por los prometedores guantes de este arquero de 20 años, ya que el primer portero, Bono, será baja de nuevo por una lesión en un dedo que le obligará a pasar por quirófano. Un portero que asombró por Mieres dejando la sensación de que si este hubiera sido el titular del filial a lo largo de la temporada, seguramente los chicos de Mena nunca habrían tenido que visitarles.