Hoy no era el día. Ha sido como ese lunes que tienes que madrugar más de la cuenta, que te levantas y sabes que va a ser un día largo, que hace frío y que te toca bronca del jefe nada más llegar al trabajo. El Atlético de Madrid ha tenido una mala noche, una de esas en la que los infinitos planteamientos de Simeone no funcionan. Lo que ayer era una táctica perfecta hoy se convierte en una plantilla pegada los pies de Moyá, como decía algún narrador. Se animaron, eso si. El gol de Mandzukic hizo venirse arriba al equipo rojiblanco, como ese subidón efímero en un mal día, pero la caída fue más dura con el gol definitivo de Messi.

El Atlético se plantaba en el Camp Nou con la posibilidad de adelantar al equipo dirigido por Luis Enrique. La semana fantástica en la Ribera del Manzanares contrastaba con las dudas en seno barcelonés, pero cuando parecía que el Barça ya no era el Barça que maravillaba a medio mundo aparecieron los buenos. Es complicado frenar a Messi cuando tiene un buen día, igual de complicado que cuando lo tiene Neymar o Luis Suárez, pero cuando lo tienen los tres juntos las probabilidades de vencer es utópica. Primero el brasileño, luego el uruguayo y, por último, el argentino. Demasiada efectividad para un día tan malo.

Sorprendía el primer ataque de los colchoneros. Nada más sacar del centro del campo, los visitantes se plantaron en el área de Claudio Bravo, que se sabe que jugó porque intentó parar el penalti a Mandzukic en la segunda parte. Pero todo fue un espejismo. Pasados los diez minutos del partido llegaría el primer latigazo del tridente ofensivo del FC Barcelona. Messi se interna el área de Moyá, caracolea, avanza y centra con su pierna derecha, Luis Suárez no acierta a controlar y el balón se pasea por las inmediaciones de los palos rojiblancos. Juanfran, que en circunstancias normales hubiese mandado el balón fuera del campo, no llegó por centímetros a despejar. El que si llegó fue Neymar, puntera izquierda y primer castigo para el Atlético.

El Atleti no despertaba y tampoco se esperaba que lo hiciese. El Barça había noqueado el planteamiento de los rojiblancos y la única opción era llegar vivos a la segunda parte para intentar, por lo menos, igualar el marcador como ocurrió en aquella final de Liga BBVA. Pero hoy no era el día. El mismo árbitro que le había perdonado la roja a Giménez por una entrada criminal a Neymar, se volvió a equivocar al obviar un control con la mano de Messi en la banda derecha. El argentino amortiguó el esférico con su brazo, arrancó como una bala y la defensa rojiblanca no sabía donde meterse. El número diez llegó al área y decidió que el gol lo metiese Luis Suárez. El Atlético no veía la luz al final del túnel.

La reacción tras el descanso fue menos explosiva de lo esperado. Con los mismos jugadores sobre el césped, el Atlético buscaba un gol tempranero para acercarse en el marcador. Undiano quiso ser otra vez el protagonista y pitó un penalti extraño que Mandzukic se encargaría de transformar. Subidón, Torres al campo y poco más. Como subió, bajó, ya que ni era su noche, ni las fuerzas acompañaban. El experimento de Gámez en la banda izquierda no terminó de funcionar y más de uno se acordó del joven Lucas, mientras que otros andaban desaparecidos. Menudo día.

Si era el día de Messi

El Atlético se desinfló porque realmente la fortuna le había regalado un gol que, probablemente, no se merecía. El otro experimento de Simeone de juntar en el campo a Griezmann, Torres y Mandzukic duró bien poco y Raúl García se encargaría de romper ese tridente, además de protagonizar diferentes luchas con Neymar, actitud de ambos bastante reprochable, por cierto. Pero no era el día y eso estaba claro. Messi, en cambio, hoy debió encontrarse un trébol de cuatro hojas, también debió tocar la joroba a un jorobado y, por último, tocó madera antes de saltar al césped.

Messi se encargó de finiquitar cualquier tipo de esperanza de remontar o, al menos, de conseguir sacar un punto para no alejarse en exceso del vecino molesto de la capital. Con algo de fortuna, eso si. Asistió Rakitic dentro del área, Messi no llegó, pero si Raúl García al corte, convirtiendo su despeje en una fantástica asistencia para que el argentino finiquitase su actuación. Cuando uno tiene un mal día es mejor ni levantarse de la cama y hoy el Atlético no era el Atlético.