Franco Zuculini nació el 5 de septiembre de 1990 en La Rioja, Argentina. Considerado una de las grandes promesas argentinas en sus inicios, ‘El Zucu’ no ha llegado hasta el momento donde todos esperaban en el mundo del fútbol, pero sin embargo ha dejado momentos para el recuerdo. Su osadía, su lucha y su valor obtuvieron finalmente un enorme premio en Zaragoza: entrar en la historia del club blanquillo.

Querido Racing

Zuculini inició su carrera como futbolista en las filas de Racing Club, un equipo en el que también jugaron y destacaron otros zaragocistas como Diego Milito o Juan Barbas. Tras formarse en las categorías inferiores, Zuculini debutó con el club de sus amores en el Torneo Clausura 2008, en una mala etapa para Racing, que terminó como colista en la clasificación, y en la que Zucu terminó jugando nueve partidos, con apenas 17 años.

Sería al año siguiente, en la temporada 2008/2009, cuando su fama crecería. Jugando como titular gran parte del torneo, Zuculini empezó a llamar la atención de muchos ojeadores de clubes europeos. El argentino anotó sus dos primeros goles con Racing Club, uno de ellos de bella factura, y saltó a la fama con una jugada que deja patente la extravagancia y la valentía del mediocentro: ‘La cabezona’. En un partido ante River Plate, viendo que no podía llegar a tapar un balón con los pies, Zuculini se lanzó de forma temeraria con la cabeza hacia el suelo para robar el balón, siendo amonestado posteriormente con amarilla.

Debut con la selección

Los primeros reconocimientos para Zuculini llegarían con la convocatoria para el Sudamericano Sub-20 disputado en Venezuela a principios de 2009. Zuculini, que ya había jugado con Argentina Sub-17, disputó seis partidos, pero su selección dejó mucho que desear en el campeonato.

A finales de año, una vez Racing había conseguido evitar la promoción y con solo 18 años, Zuculini debutó con la Selección absoluta de Argentina. Había encandilado a Maradona con sus actuaciones y este decidió convocarle para un encuentro ante Panamá. Aquel 20 de Mayo de 2009, Zucu salió en el minuto 14 del segundo tiempo sustituyendo a Fabián Rinaudo, con el dorsal 16 en la espalda y mostrándose como un gran recuperador de balones y un jugador con mucho recorrido. El futuro se prometía brillante.

Salida de Argentina y búsqueda de la estabilidad

Las ofertas, como era de esperar, no tardaron en llegar por una de las grandes promesas del fútbol argentino. Como con todos los jóvenes jugadores que emergen, se empezó a comparar a Zuculini con Mascherano, pese a que son dos tipos de jugadores totalmente distintos. El propio jugador, admitió estar dispuesto a quedarse en Racing, pero la necesidad de cubrir los gastos y una suculenta oferta de Alemania, concretamente del Hoffenhem, provocaron su salida para decepción de los aficionados de Racing Club, que no se contentaron con los casi cinco millones de euros que ingresó el equipo argentino por su traspaso.

El Hoffenheim, club emergente de Alemania que buscaba asentarse en la Bundesliga tras ser revelación en su primer año, parecía un buen destino para ver crecer a Zuculini. Un equipo sin problemas económicos, con jugadores de la talla de Luiz Gustavo, Demba Ba, Carlos Eduardo o Vedad Ibisevic, y que no tenía miedo a dar la oportunidad de jugar a jóvenes promesas.

Franco Zuculini durante su estancia en el Hoffenheim

Sin embargo no fue un gran año para Zucu, que vio cómo su progresión se cortaba tras jugar solo 242 minutos en liga, repartidos en siete partidos, y 45 minutos en copa. La competencia, con Luiz Gustavo, Weis, Salihovic o Vukcevic, relegó a un segundo plano a la promesa argentina.

En busca de minutos, Zuculini fue cedido al año siguiente a Italia, al Genoa de Serie A. Lo que parecía una cesión productiva con los minutos disputados en los primeros partidos de Liga, terminó por convertirse en una odisea en el banquillo, en el que estuvo en hasta 13 ocasiones consiguiendo disputar solo cuatro partidos, uno de ellos como titular.

Regreso a Racing

Los pocos minutos con los que contaba Zucu en el Genoa obligaron al Hoffenheim a buscarle otra cesión a mitad de temporada. Viendo las posibilidades, se decidió que lo mejor era que regresará a un lugar donde seguro tendría minutos y además era un jugador muy querido. Así se produjo la vuelta del volante argentino a Racing.

En su vuelta a Argentina consiguió disputar 15 de los 19 partidos del Torneo Clausura. Pero Zuculini, que lleva implícito en su carácter no rendirse, estaba dispuesto a volver a Europa para demostrar que era un futbolista totalmente válido. El lugar donde lo haría, como ya hicieron otros argentinos, sería el Real Zaragoza.

Llegada a Zaragoza

En verano de 2011 se confirmó la cesión de Franco Zuculini al Real Zaragoza, que por aquel entonces dirigía Javier Aguirre. Con el mejicano al argentino le costó encontrar minutos, sobre todo en su puesto, el de mediocentro, donde Aguirre prefería jugadores como Ponzio, Ruben Micael o Fernando Meira.

Su aventura en el Real Zaragoza parecía similar a la que vivió Leonardo Ponzio en su llegada, sobre todo cuando Aguirre decidió colocar a Zuculini de lateral derecho, en un partido ante la Real Sociedad. Zucu, ante todo profesional, cumplió con creces en el partido y el Real Zaragoza se llevó la victoria por dos goles a cero.

Las tornas cambiarían para el argentino cuando llegó al equipo Manolo Jiménez, que terminaría salvando al conjunto zaragocista con una remontada espectacular. Zuculini empezó a contar con más minutos, bien fuera de titular o saliendo desde banquillo. La marcha de su compatriota Ponzio en invierno, terminó de abrirle las puertas. Sin embargo, no sería hasta el siguiente año cuando Zuculini vivió su mejor momento como jugador zaragocista.

Franco Zuculini durante un partido con el Real Zaragoza. Foto: Andrea Royo, VAVEL.

Agitador Zuculini

Ese mismo verano, Zuculini decidió que quería quedarse en Zaragoza. Adaptado perfectamente a la ciudad y con el cariño de la afición por su entrega en cada minuto que disfrutaba, además de ser considerado como un jugador con potencial, terminaron por convencer a Zuculini. El Hoffenheim rescindió el contrato del argentino y el volante firmó libre por tres temporadas con el Real Zaragoza.

Ese año tuvo los mejores y los peores momentos de Zuculini como zaragocista. El que era considerado como un centrocampista de recuperación y despliegue en Argentina, acabó siendo un especialista en agitar partidos en el Real Zaragoza. Jiménez le abrió las puertas de la titularidad en un puesto que no era el suyo, pero al que Zuculini se adaptó a la perfección.

Con Movilla y Apoño fijos en el centro del campo, Zucu terminó por imponerse en la banda derecha, acompañando una línea de mediapuntas que completaban Víctor Rodríguez y Paco Montañés, con Postiga por delante. Las dificultades de colocación movieron al jugador zaragocista a la banda derecha, donde Zuculini podía explotar su recorrido, con un constante sube y baja. Sus posibles errores tácticos o su agresividad a la hora de realizar entradas eran menos vistosos en esa posición, donde además ayudaba con su trabajo a compensar al equipo, mucho más ofensivo por el costado izquierdo.

‘Zuncumil’

Afincado en la banda derecha y en la titularidad, el Real Zaragoza afrontaba un fin de año tranquilo, pocos podían pensar que la temporada terminaría como finalmente lo hizo, con el descenso del equipo maño a la Segunda División. Antes, el Zaragoza llegó a un momento histórico, el momento del gol 5.000 en su historia.

El 10 de diciembre de 2012 el equipo de Manolo Jiménez se enfrentaba al Rayo Vallecano. El equipos y los jugadores sabían que más allá de la victoria, el que logrará anotar el primer gol entraría en la historia del Real Zaragoza por ser el gol 5.000 en la historia del club. Postiga era el máximo candidato, seguido de otros como Apoño, Víctor Rodríguez o Montañés.

Pocos o prácticamente nadie podía pensar que Franco Zuculini, que no marcaba un gol desde 2009 con el Hoffenheim, terminaría siendo el encargado de empujar el balón a la red. Una genialidad de Movilla, que fue tuvo sangre fría donde a otros les tiemblan las piernas, terminó convirtiéndose en una asistencia para que Zuculini, llegando desde el perfil derecho del ataque, anotara el gol. Locura, la que representa el propio Zuculini. No era el jugador más técnico ni ofensivo de la plantilla, pero si alguien merecía ese gol era el argentino, por sacrificio, por valentía y por su profesionalidad en todo momento.

La maldita rodilla y la salida del equipo

Un mes después de su gol al Rayo Vallecano, Zuculini volvió a ver puerta en un partido ante el Levante en Copa del Rey, cuando empujó el balón a la red de cabeza. Sería su último gol como zaragocista.

El 26 de enero de 2013, cuando el partido ante el Espanyol ya llegaba a su ocaso, Zuculini sufrió una lesión en la rodilla que obligó a su cambio. Tras someterse a una resonancia, se confirmó lo peor: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Zucu, que vivía su momento más dulce como jugador desde que llegó a Europa, se perdería el resto de temporada.

Tras la lesión del argentino, el Real Zaragoza fue cayendo en la tabla, sin frenos, hasta consumar el descenso. Zuculini no era el jugador más importante del esquema, pero su baja se hizo notar. El equipo perdió carácter, presión y, sobre todo, intensidad, la que aportaba Zucu desde el perfil derecho.

Pese al descenso, Zuculini, profesional como pocos, estaba dispuesto a quedarse en el Real Zaragoza, pero el club, que necesitaba liberar salarios, decidió rescindir su contrato de forma abrupta, mientras el jugador todavía se recuperaba de su lesión. Una salida por la puerta de atrás que el argentino no merecía, y que sin duda fue otra muestra más de la mala gestión de los dirigentes zaragocistas.

Buscando su sitio

Tras abandonar el Real Zaragoza, Zuculini tuvo que esperar medio año para volver a competir. Lo hizo en el Arsenal de Sarandí, con el que jugó media temporada y que además le permitió disputar por primera vez la Copa Libertadores.

A final de año, el mediocentro regresó a Europa, concretamente al Bolonia de la Serie B. Ahora Zuculini lucha por ascender con el equipo italiano, en el que se ha encontrado con otro ex zaragocista como Matuzalem. Pese a que ha perdido la titularidad en los últimos partidos, su equipo es segundo y va camino de conseguir el objetivo, lo que devolvería, en caso de quedarse, a Zuculini a la máxima división de una gran liga europea.

Alma de gladiador

Pocos podían pensar que una gran promesa argentina terminaría en la Serie B, pero Zuculini todavía tiene 24 años. Además, si algo ha demostrado ser el argentino es un luchador nato. En Zaragoza dejó momentos auténticamente asombrosos, como cuando se mantuvo jugando en el campo pese a sufrir hematuria y orinar sangre. Terminó saliendo del terreno de juego, pero lo hizo a regañadientes, ni eso, ni la rotura de ligamento pudieron acabar con Franco Zuculini, el gladiador que un día decidió inscribir su nombre en la historia zaragocista.

Franco Zuculini con la camiseta en honor a su gol. Foto: RealZaragoza.com