El Valencia puede presumir de su delantera. A pesar del protagonismo de Paco Alcacer como canterano y "9" más en forma, ayer Álvaro Negredo, pese a su sequía goleadora, volvió a firmar un gol dos meses después. Un golazo. Volea cruzada, con la zurda, a la escuadra. Inapelable para Mariño. Un gol que demuestra los 28 millones que pagará el club por el futbolista madrileño. El gol ante el Levante suponía el tanto número 106 en la carrera deportiva de Negredo, algo de lo que pocos delanteros pueden presumir, siendo así el tercer futbolista en activo con más goles en la liga BBVA. Le toca disfrutar a Mestalla.

El despertar del tiburón

Cuando en las últimas horas del mes de Agosto el Valencia cerraba el fichaje de Álvaro Negredo, todo aficionado valencianista contaba las horas para verlo debutar con la elástica ché. Corpulencia, técnica, potencia, y gol. Una auténtica bomba, un jugador fantástico, como dijo Nuno Espirito Santo, días previos al fichaje del tiburón. Y así fue, tras la vuelta de su lesión, el "7" blanquinegro recuperaba sensaciones poco a poco, y aportaba el talento, y equilibrio necesario en el ataque valencianista. Sin embargo, el tiburón es un animal necesitado de comer, de morder. Y Negredo no lo lograba. Ese olfato de gol que pasó por Andalucía y Manchester no terminaba de consolidarse en la Ciudad del Turia. 6 goles en 29 partidos. Cifras pobres pero engañosas, ya que su labor colectiva es excelsa. Pero los delanteros viven del gol, y Álvaro lo necesita.

Un tiburón apático (Foto: Carla Cortés)

Paco volvía a salir de inicio, y abría de nuevo la lata. Negredo aplaudía feliz a la vez de frustrado. Sabía que era su día, su momento. Colaboró con el equipo, pero no le llegaban balones claros de gol. Llegó el minuto 90, y un balón largo de Barragán, lo consigue orientar con el pecho, y empalar un disparo que se colaría por la escuadra. El gol 106 del tiburón levantaba a Mestalla de sus asientos. No lo celebró, pero era consciente de lo que signficativa. El estímulo en forma de gol había llegado. El despertar del tiburón era inminente.