Huérfanos. Así parecen sentirse los jugadores del Atlético de Madrid cuando juegan fueran del Vicente Calderón. El calor que habitualmente sienten en la ribera del Manzanares se esfuma cuando el partido que deben jugar se celebra fuera de su estadio, y con ello llega la frialdad al juego y los resultados del conjunto colchonero.

Y es que de los diez partidos que el Atlético ha disputado en 2015 a domicilio, tan sólo ha conseguido llevarse los tres puntos en dos ocasiones, frente a Eibar y Córdoba. El resto, a medio gas. Cuatro veces el encuentro se saldó con un empate, y en otros cuatro partidos el equipo volvió a Madrid de vacío. Tanto en Liga, como en Copa, como en Champions, el Atlético de Madrid se atasca cuando le toca viajar.

Cierto es que los partidos fuera de casa no han sido asequibles. Dos de las derrotas han tenido lugar en el Camp Nou, uno de los campos más difíciles de Europa. Una de ellas en Copa del Rey, en el partido de ida de los cuartos de final de esta competición, aunque el Fútbol Club Barcelona se llevó la victoria por la mínima (1-0). Esta diferencia y la posterior victoria en el Vicente Calderón del conjunto blaugrana provocó la eliminación del Atlético de Madrid del torneo. 

La derrota en el Camp Nou no era una novedad, sin embargo. Diez días antes ambos conjuntos se habían enfrentado en Liga, y, aunque el resultado fue más abultado (3-1 a favor del Barcelona), las sensaciones fueron las mismas: el Atlético no pudo asaltar el feudo barcelonista.

Esas dos derrotas demostraban que al club rojiblanco se le atragantan las tierras catalanas. Pero el atasco a domicilio del Atlético no se quedó ahí. Dos semanas más tarde, el Celta conseguía en Balaídos derrotar al vigente campeón de Liga por dos goles a cero, cortando toda posibilidad rojiblanca de optar de nuevo al título. Y, para rizar el rizo de derrotas a domicilio, el 25 de febrero el Atlético de Madrid viajaba a Alemania para enfrentarse en octavos de final de la Champions al Bayer Leverkusen. Y, de nuevo, volvía a Madrid con una derrota (1-0) que, aunque en el partido de vuelta no habría que lamentar un desastre, ponía en tela de juicio la competitividad de los colchoneros fuera de casa.

Cuatro derrotas, frente al Barcelona en dos ocasiones, al Celta y al Bayer Leverkusen. Cuatro derrotas que podrían ser un mal menor si en las otras seis ocasiones en las que el Atlético ha viajado para disputar un partido el resultado hubiera sido la consecución de los tres puntos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. De esos seis partidos, cuatro han terminado en empate y tan sólo dos en victoria. Sevilla, Espanyol, Málaga y Real Madrid (este último en Copa del Rey) han evitado que el Atlético de Madrid conquistara sus estadios en estos primeros meses de año.

Quizás sea la falta de su afición, quizás los viajes les sienten mal a los jugadores, o echen de menos el césped del Vicente Calderón. El caso es que alejarse del Manzanares le resulta al Atlético de Madrid un duro trámite. El partido ante el Deportivo de la Coruña puede ser la confirmación de este atasco, o una ocasión perfecta para coger confianza para salir del nido con ganas de victoria.