El toledano Diego Aguirre regresa al conjunto vallecano después de jugar cedido en el Club Deportivo Leganés, y resultar un jugador fundamental en el esquema de Asier Garitano. Por primera vez en Segunda División, tras jugar anteriormente en el Toledo en Segunda B, Aguirre acumuló más de dos mil minutos jugados, con 36 partidos en Liga y 1 en Copa.

Su velocidad explosiva, regate y desborde caracterizan al toledano

Cuando en la pretemporada del año pasado el Rayo Vallecano visitó Butarque para jugar un partido amistoso, Paco Jémez dispuso a Diego Aguirre de lateral izquierdo. Una posición en la que el toledano no podía desarrollar todo su potencial, pues su gran velocidad, regate y desborde es lo que le caracteriza, y esas cualidades son mucho más vistosas y aprovechables colocado como interior o extremo izquierdo, posición en la que jugaba en el Toledo cuando lo fichó el Rayo Vallecano, y posición en la que Garitano lo ha exprimido al máximo.

La opción del Leganés para su cesión le interesó al toledano, y no se equivocó, pues los pepineros realizaron una gran temporada, caracterizándose por ser un equipo ofensivo, simpático, y un buen escaparate para el futuro de los jugadores. Si no, que se lo digan a Chuli, el jugador del Betis que llegó cedido en invierno, y se coronó con once goles, para volver a poner su nombre en alza. Diego Aguirre ha demostrado en el Leganés que es un jugador válido para Primera División, aunque no se descarta su cesión otro año más en el conjunto pepinero. Al menos, los blanquiazules intentarán que así sea.

Dos fueron los goles que el toledano consiguió con el Leganés: contra Mallorca en la isla, y contra Sporting de Gijón en El Molinón. No se pierdan el primero (minuto 1:03). Pudo marcar más, pero no es un jugador que destaque por sus oportunidades de gol, sino más por ser un jugador de banda encargado de romper la defensa rival en favor del delantero centro u otros rematadores. Sus recortes, su control ortientado con un toque sutil de pie, y su velocidad explosiva hacen de él un jugador diferente. No obstante, esa explosividad es difícil de mantener durante los noventa minutos. Cuando la tiene, es imparable.