El inicio del idilio de Javier Aquino con el Villarreal CF se remonta a finales de enero de 2013. El club, por aquel entonces inmerso en la lucha por volver a Primera después del fatídico descenso, acudía al mercado de invierno en busca de un revulsivo que dinamitara la parcela ofensiva del Submarino.

Junto a Jérémy Perbet, el elegido para reforzar el ataque amarillo sería un habilidoso volante mexicano de 22 años que militaba en el Cruz Azul. Las referencias eran más que esperanzadoras: llegaba con la vitola de haber conseguido el oro olímpico con su selección en 2012 y era considerado uno de los futbolistas con mayor proyección de su país. Jugador joven, barato y con un prometedor futuro por delante. O lo que es lo mismo, la esencia de fichaje que busca en todas sus contrataciones.

Así pues, el 8 de febrero de 2013 Javier Aquino era presentado oficialmente como nuevo jugador del Villarreal para la próxima temporada y media. Se convertía así -hasta la llegada de los hermanos dos Santos- en el tercer mexicano que vestía la camiseta ‘grogueta’, después de De Nigris y "el Guille" Franco.

Aquino presentado como jugador groguet. /Foto: EFE

Aquino desembarcaba en el Submarino con una misión muy clara. "Mi objetivo es devolver al Villarreal a Primera", aseguraba el ex de Cruz Azul durante su presentación. Y, pese a los irregulares resultados que había conseguido el club durante el primer tramo de la campaña, el objetivo acabó cumpliéndose. El equipo ganó en consistencia y confianza, y enderezó el rumbo hasta finalizar la temporada en la segunda posición. Después de pasar un año en el "pozo", el Villarreal regresaba a la élite del fútbol español.

El jugador de Oaxaca tuvo buena parte de culpa. Aquino no tardó en adaptarse a las exigencias de la categoría y fue uno de los baluartes que contribuyeron en gran medida en lograr el ansiado ascenso. Esa media temporada disputaría un total de 12 partidos.

Los jugadores del Villarreal festejan el ascenso a Primera. /Foto: www.foxsportsla.com

La siguiente campaña aún depararía más éxitos al bueno de Aquino y, en extensión, al Villarreal. El azteca participaría en nada menos que en 32 partidos y ayudó con su desborde y su explosividad a que el equipo lograra más que una meritoria clasificación para la Europa League. En la tercera jornada de esa temporada 2013/2014, frente a Osasuna, Aquino anotó el único gol que ha marcado con la camiseta amarilla.

La participación del mexicano fue más que notoria, pero muchos de los partidos que disputó fue entrando como suplente y sin especial protagonismo. La figura de Aquino fue paulatinamente adquiriendo un rol más secundario, y sus actuaciones empezaron a pasar más desapercibidas a ojos de la afición.

Sin embargo, en una entrevista concedida a VAVEL, el jugador azteca aseguró que se sentía muy contento de los minutos que jugó en su primera temporada en Primera División y reconocía que el rendimiento sobresaliente del equipo había superado todas las expectativas.

Pese a la ilusión que mostraba el mexicano de poder jugar en Europa, Marcelino ya le hizo saber el verano del año pasado que no contaba con él y que se buscara acomodo en un equipo que le pudiera garantizar disputar más minutos.

Ese acomodo lo encontraría en forma de cesión en el Rayo Vallecano, donde llegaba dispuesto a reivindicarse y a ganarse un hueco en las alineaciones de Paco Jémez. La intermitencia y los altibajos fueron la tónica habitual de la temporada de Aquino en las filas rayistas. En total, 24 encuentros luciendo la elástica vallecana sin pena ni gloria en los que no fue capaz de mostrar todo su potencial.

Este verano parecía que iba a repetirse la misma tesitura en los despachos de El Madrigal: el jugador entrenando con el grupo a la espera de algún club que estuviera interesado en los servicios del mexicano. Y así ha sido cómo el Tigres ha pescado doble en el Villarreal en su apuesta de diseñar una plantilla competitiva. Primero sería Uche el que se convertiría en universitario y, a continuación, Aquino seguiría sus pasos. Dos años y medio después de abandonar México, el jugador de Oaxaca vuelve a casa. Más maduro y con ganas de demostrar por qué fue considerado una de las mayores promesas de su país.