"La frase más bonita del mundo no es 'te quiero', sino 'la Roma va ganando'". Esta peculiar proclama de un cómico transalpino sirve para hacerse una idea de la pasión que genera la Associazione Sportiva entre su hinchada, que constituye la mayoría (mal que le pese a la Lazio) de la ciudad que funciona como capital del país y que en su tiempo lo fue de todo el mundo conocido. Todo lo que ocurre en torno al club de la Loba se magnifica, tanto para bien como para mal. Vayan como vayan las cosas, es imposible tener un solo instante de tranquilidad.

El ejemplo más reciente es el de la temporada pasada. Con una Juventus intratable, las aspiraciones más sensatas para cualquier otro club pasaban por quedarse con el segundo puesto, que además garantiza el acceso directo a Champions (en Italia el tercero juega la ronda previa). Y lo lograron los discípulos de Rudi García, por segunda temporada consecutiva. Sin embargo, durante la segunda mitad de la liga no dejaron de recibir bofetadas por parte del entorno mediático y de una afición encolerizada que, tras partidos particularmente flojos, no dudaba en abroncar con energía a sus jugadores y a exigir a los capitanes un cambio inmediato en el rumbo.

García plantea siempre un 4-3-3 con dos extremos bien abiertos y una boya de waterpolo en puntaEn la práctica, esto se traduce en que la Roma es un equipo muy inestable, difícil de prever, que lo mismo da una exhibición de juego y goles que cae derrotada y vapuleada. Los pocos partidos disputados en lo que va de pretemporada han sido contra rivales menores, con alineaciones que jamás se verán en un enfrentamiento más exigente, y que si permitieran sacar alguna conclusión, sería más bien negativa: la plantilla aún está lejos de su punto ideal de forma y no es capaz, de momento, de mostrar la brillantez que se presupone, especialmente en algunos jugadores.

Gioco bonito

Porque si algo hay que reconocerle a la Roma es que tiene hombres capaces de dar un trato exquisito al balón. Lo malo es que todos se acumulan en la misma zona: el centro del campo. Está Strootman, que de no ser por una inoportuna lesión de rodilla habría sido el faro que guiara a la selección de los Países Bajos en el último Mundial. Está Nainggolan, un ninja belga con más garra que una jauría de tigres y un desplazamiento de balón en largo exquisito. Está De Rossi, que es De Rossi, con todo lo que eso implica. Está Keita, el que fuera pivote titular del Barça de Guardiola. Y de momento, mientras ningún pez gordo se presente con una oferta mareante e irrechazable, está Pjanic, posiblemente uno de los jugadores con más talento de toda Europa. Hay también algún jovenzuelo prometedor pero que, ante el overbooking, lo va a tener difícil para demostrar su valía. Y parece casi cerrado también el fichaje de Salah, el egipcio que tan bien ha rendido en la Fiorentina.

Todas estas estrellas, sin embargo, palidecen ante la luz cegadora del Sol. Giallo come er Sole, ya lo dice su himno. Y en Roma el amarillo del Astro Rey corresponde al pelo rubio de Francesco Totti. Aunque ya tiene 38 años, en la ciudad se sigue diciendo que las tres figuras más importantes son el Papa, el presidente del Gobierno y él, y nadie tiene muy claro en qué orden colocarles. Su simple presencia aún basta para asustar al oponente y ganar partidos sin despeinarse. Lo malo es que la edad no perdona, así que ya no puede permitirse jugar tantos partidos a tope. Y que, a veces, cuando sí que juega, las energías no le llegan y puede pasar bastante desapercibido.

Sin referencia en ataque

El Capitano, en todo caso, sigue siendo intocable en la punta de ataque de la Roma. Y eso, en parte, es el motivo del principal problema del equipo: la falta de gol. Pese a su Bota de Oro de 2007, Totti nunca ha sido un ariete puro; más bien se ha dedicado a desplegar su magia en la línea de tres cuartos y, sin descuidar sus propios registros, surtir en abundancia al 9 de turno. Pero se acaban de cumplir dos años desde la salida de Pablo Osvaldo, el último delantero capaz de anotar más de 15 goles en un solo año, y la alternativa más realista, Destro, tiene pie y medio fuera del club, del que ya salió el año pasado cedido rumbo al Milan.

Los refuerzos adecuados podrían poner fin a la hegemonía turinesa en la Serie ALa solución es difícil, porque Monsieur García plantea siempre, salvo causa de fuerza mayor, un esquema de 4-3-3 con dos extremos bien abiertos y una boya de waterpolo en punta. En los costados suele haber gente como Gervinho (a quien se da por sentado que le quedan dos telediarios, pero aún no están cerradas del todo las negociaciones para su salida), el sobrevaloradísimo Ljajic, el intermitente Iturbe, el recién llegado Iago Falque o el polifacético Florenzi. El canterano, clásico ejemplo de "9 en todo, 10 en nada", es un extraordinario futbolista de equipo que raramente resolverá por sí solo un partido, pero que puede jugar con solvencia hasta en el lateral derecho si hace falta.

¿Y arriba del todo? Agua. En el mercado de invierno, en un intento desesperado por resolver la situación, vinieron no uno, sino dos hombres, que han fracasado estrepitosamente. El marfileño Doumbia, sin más aval que sus números aceptables en la liga rusa, vino por una millonada del CSKA de Moscú y apenas logró ver portería dos veces en medio año. Ibarbo, colombiano, llegó a préstamo del Cagliari con una lesión que nadie supo detectar, por lo que tampoco pudo demostrar su nivel. A la desesperada, la directiva ha sacado el talonario para tratar de traerse a alguien que, de una vez por todas, ponga un poco de orden. Se llegó a hablar (con poca seriedad) de Ibrahimovic, se planteó el rumor de Mitrovic, últimamente cobra mucha fuerza la opción de Dzeko. En todo caso, aún no hay nada cerrado.

La muralla griega

Así las cosas, el éxito de la Roma venía siendo su extraordinaria solvencia defensiva. La dupla Benatia-Castán de la temporada 2013-14 dio un rendimiento extraordinario, al nivel de los mejores del continente. Pero la marcha del marroquí al Bayern de Múnich y la extraña dolencia cerebral del brasileño, que le mantuvo toda la temporada pasada apartado, desmantelaron el sistema.

El intento de arreglo consistió en importar, en bloque, la retaguardia de la selección nacional de Grecia, sin recordar que de aquella gloriosa Eurocopa han pasado ya 10 años. Torosidis en un costado, Holebas en el otro, Manolas en medio, con el apoyo esporádico de Astori y del francés Yanga-Mbiwa, formaron una zaga que hizo lo que pudo, pero se mostró al menos un escalón por debajo de la del año pasado.

La Roma es la más fuerte del pelotón de secundarios de Italia, tras la JuventusLa mejor noticia, sin duda, es la recuperación de Castán, que ya parece cercana. También se aguarda con ansia la vuelta de Balzaretti, considerado el mejor lateral izquierdo de Italia antes de sufrir la pubalgia que le ha tenido apartado los últimos 20 meses. Y se confía en que Maicon, aun teniendo 33 años, vuelva a parecerse al lateral derecho brasileño que asombraba al mundo hasta hace no tanto. Del que no se espera gran cosa es del decepcionante Ashley Cole, que aún tiene un año de contrato pero nadie apuesta por que lo terminará.

La portería, por su parte, podría ser un año más patrimonio de Morgan De Sanctis. El ex del Sevilla ya ha cumplido las 38 primaveras, pero se mantiene en plena forma y su agilidad ha salvado a la Roma en no pocas ocasiones. No obstante, en parte debido a la poca confianza que ofrecen sus sustitutos, se especula con la llegada de un nuevo guardameta, que bien podría ser el internacional argentino Sergio Romero. La opción de Iker Casillas, que llegó a tener mucha fuerza, ya está descartada por motivos evidentes.

Un par de retoques bastarían para dejar la parcela defensiva bastante arreglada. Se viene hablando últimamente del central alemán Kehrer, del Schalke 04, por quien también puja el Inter. Han sonado también los nombres de Javier Manquillo, del Atlético, e incluso de Javier Mascherano, del Barcelona, aunque este último parecía más bien un globo sonda. Cabría la posibilidad, de todas formas, de que la solución estuviera en casa: Alessio Romagnoli, un central canterano que acaba de volver de una muy exitosa cesión en la Sampdoria. Tanto, que medio planeta fútbol anda tras él: la Roma ya ha rechazado una oferta de 25 millones del Milan, y se dice que el Arsenal está preparando otra aún mayor.

Levantar una Copa

Con todos estos mimbres, más lo que llegue, Rudi García tiene la misión de tejer un cesto fuerte, resistente, sin demasiados agujeros, y a ser posible lo suficientemente grande como para que quepa en él algún trofeo. Los subcampeonatos están muy bien, pero la última vez que Totti alzó sus brazos al cielo fue para levantar la Coppa Italia del ya lejano 2008. Siendo realistas, el torneo nacional del KO sería el triunfo más factible, en tanto que poco exigente: el número de partidos es mucho menor y en eliminatorias no se le tiene miedo a nadie, ni siquiera a la Juventus.

Precisamente, como soñar es gratis, los refuerzos adecuados podrían hacer que, de una vez con todas, la Roma pusiera fin a la hegemonía turinesa en la Serie A. De la Vecchia Signora se han ido figuras importantes como Tévez, Pirlo o Vidal, y se especula con la salida de Pogba. Sin duda van a llegar hombres fuertes (ya está ahí Mandzukic, por ejemplo), pero la revolución va a ser tan grande que requerirá un periodo de adaptación del que los demás podrían aprovecharse. Y a día de hoy, de ese pelotón de secundarios la Loba es la más fuerte.

Por supuesto, la posibilidad de ganar la Champions ni se plantea. La experiencia traumática del año pasado, con esa goleada infligida por el Bayern, aún escuece, y está más que asumido que ni la Roma ni ningún italiano son rivales para los transatlánticos españoles, ingleses o alemanes; en el Vaticano están muy avanzadas las gestiones para catalogar como milagro a lo de la Juve del año recién terminado. Lo que sí que se pretende es tener un papel más digno y, en la medida de lo posible, superar la fase de grupos, algo que se quedó a tan sólo un gol en la edición anterior. En todo caso, no será ni mucho menos prioritario. La Loba tiene hambre, y ya va siendo hora de que le hinque el diente a alguien, aunque sea dentro de sus fronteras.

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Sobre el autor
Luis Tejo Machuca
Mi mamá me enseñó a leer y escribir; a cambio yo le di mi título de Comunicación Audiovisual de la URJC para que lo colgara en el salón, que dice que queda bonito. Redactor todoterreno, tirando un poco más para lo lo futbolero, sobre todo de Italia y alrededores. Locutor de radio (y de lo que caiga) y hasta fotógrafo en los ratos libres. Menottista, pero moderado, porque como dijo Biagini, las finales no se merecen. Se ganan.