El Levante es un club cauteloso. La sensatez le ha estabilizado en la élite del fútbol español, alcanzando una sinergia perfecta entre empeño y humildad. Con estos principios ha consolidado un proyecto equilibrado, capaz de atraer a inversores como Robert Sarver, ávidos de expandir su imperio sirviéndose de instituciones deportivas saneadas. El Levante lo es y esa debe seguir siendo su distinción.

Cincuenta y seis millones de euros era la oferta para adquirir el paquete mayoritario de acciones del Levante, que siguen perteneciendo a la Fundación Cent Anys. Tras 27 votos y una mayoría insuficiente, la proposición se diluyó entre debates, acusaciones y dimisiones en bloque. El último en renunciar a su cargo ha sido Vicente Cosido, hasta el pasado miércoles al frente de la Delegación de Peñas, como muestra del descontento por la oportunidad que deja escapar la junta de Quico Catalán. No habrá, al menos a corto plazo, un 'tío Gilito' que liquide la deuda, remodele el Ciutat de Valencia y atraiga fichajes de renombre. El Levante seguirá siendo el club humilde de Orriols, que cada temporada sujeta pico y pala sin miedo de que algo de barro le salpique el escudo.

Fútbol y petrodólar 

El intento de compra del Levante sólo responde al nuevo panorama del fútbol Europeo, donde se ha producido un crecimiento considerable de inversiones procedentes de Oriente Medio, Asia y la oligarquía Rusa. Estos nuevos apéndices del fútbol mezclan el balón y el petrodólar, una unión efectiva debido a que “el fútbol es una inversión muy sexy porque más allá de la rentabilidad está la popularidad y el reconocimiento de un propietario”, como afirmaba recientemente a La Vanguardia el experto en Marketing Deportivo Esteve Calzada.

"El fútbol es una inversión muy sexy porque más allá de la rentabilidad está la popularidad y el reconocimiento de un propietario"

El fútbol europeo está contaminado o bendecido, según se mire, por estos inversores capaces de alterar la realidad de un equipo de clase media hasta reconvertirlo en un referente exitoso; el ruso Roman Abramovich compró al Chelsea en 2003 y ha doblado desde entonces el número de títulos que el club londinense había acumulado durante toda su historia. El jeque Sulaiman Al-Fahim se hizo en 2008 con el Manchester City, llevándole en pocos años a reconquistar una Premier League que no había ganado en décadas. El catarí Nasser Al- Khelaifi ha convertido al PSG en el dominador de Francia y aspirante a conquistar la Champions. Otros equipos como el Mónaco o el Shaktar también son ejemplos de un despunte desmesurado tras la llegada de capital extranjero.

En España este tipo de negocio vinculado al deporte está menos extendido por factores como 'la normativa del fútbol español, el Fair Play financiero, la dificultad para llenar estadios y la deuda de los clubes', según asegura Calzada. Por ello, añade, "se producen muchas negociaciones y pocas transacciones", como ha sido el caso del Levante. Aún así nombres del prestigio de Carlos Slim (Oviedo), Peter Lim (Valencia) o Wang Jianlin, el multimillonario chino del Grupo Wanda (Atlético de Madrid), han entrado de lleno en la Liga española mejorando el nivel competitivo y levantando la ilusión de las aficiones de estos equipos.

“En España se producen muchas negociaciones y pocas transacciones”

Otras fantasías fueron más efímeras y con consecuencias desastrosas. El Málaga disfrutó con jugadores de primera línea mundial pero ahora pelea por superar la deuda que dejó en el club el jeque Al-Thani. El Racing deambula por la Segunda B tras el desembarco por tierras cántabras de Ali Sayed. Además, por Santander todavía recuerdan los esperpentos de Piterman, el empresario ucraniano que rompió el hielo. El Alcorcón es desde hace pocos meses propiedad de Roland Duchatelet, un magnate belga, mientras que Espanyol y Getafe también tienen propuestas de venta similares sobre la mesa. 

¿Quién es Robert Sarver?

Retornando al caso concreto del Levante, la negativa al empresario americano se antoja más difícil de digerir por tratarse de un hombre de negocios con experiencia en el mundo del deporte, pues es dueño desde 2004 de dos franquicias de la NBA y la WNBA; los Phoenix Suns vivieron una época dorada desde que el empresario de Arizona se asentara como propietario, mientras que las Phoenix Mercury llegaron a proclamarse campeonas.

Sarver amasó su fortuna como banquero y empresario inmobiliario, fundando una entidad bancaria con sólo 23 años. Actualmente es el presidente de Western Alliance Bancorporation. Tras irrumpir con éxito en el baloncesto americano, Robert Sarver intentó comprar el Rangers a principio de año y ahora vuelve a darse de bruces con el Levante. Seguramente haga un tercer intento por expandirse a Europa, quién sabe si el definitivo que saque de dudas a la afición granota, preocupada por haber dejado escapar una oportunidad única. Arriesgarse y sucumbir al tacto del billete o conformarse con una austera y eterna penitencia. Esa es la disyuntiva de muchos clubes, y la subasta sólo acaba de empezar.