El Sánchez Pizjuán sigue siendo una pesadilla para el Valencia CF. Una temporada más, la entidad che abandona el feudo sevillista dejando puntos vitales sobre el terreno de juego. La de esta noche, no obstante, ha sido más que una derrota. Las estadísticas muestran un equipo sin rumbo y sin capacidad para crear peligro, y que ha dejado una plaza libre en el banquillo tras la decisión de Nuno de abandonar el cargo de entrenador valencianista. 

No obstante, la salida del técnico portugués no eclipsa el mal partido del conjunto blanquinegro. Una mala dinámica que se lleva arrastrando desde varias jornadas atrás, y que pareció desvanecerse con el partido ante el Celta de Vigo, aunque fue únicamente un paréntesis de tranquilidad en una primera mitad de temporada llena de dudas.

Estas dudas han aparecido también ante el Sevilla de Unai Emery. Los jugadores ches no crearon el menor peligro cerca del área de Sergio Rico, que no tuvo que intervenir durante el transcurso del encuentro, ya que no recibió ningún lanzamiento a portería. Por su parte, Ryan, que volvía a la titularidad tras recuperarse de su lesión, dejando a Jaume en el banquillo, tuvo que intervenir en más de veinte ocasiones para evitar una ventaja mayor en el marcador por parte de los locales.

Esta ausencia de remates por parte del equipo valencianista fue consecuencia también de la escasez de posesión del esférico. Los visitantes consiguieron durante el duelo tan sólo una media de un 35%, porcentaje insuficiente para poder plantar cara a un rival directo que también pasaba por horas bajas. A esta se le añade las más de ochenta pérdidas de los jugadores blanquinegros, cifra que dobla a las de los sevillistas. Estos dos factores se tradujeron en un gran número de ocasiones por parte de los locales, sobre todo desde la esquina. Diecisiete córners, por cero del Valencia CF, ilustran esta superioridad. 

No cabe duda de que un panorama estadístico como el cosechado en el Sánchez Pizjuán es muestra de una dinámica negativa que se ha alargado una jornada más. Una mala racha que ya se ha cobrado su primera víctima, Nuno, y que busca un nuevo inquilino en el banquillo de Mestalla que pueda revocarla cuanto antes.