La Sociedad Deportiva Eibar sufrió en sus propias carnes el excelente rendimiento que viene atravesando el Deportivo de la Coruña durante toda la temporada. El conjunto gallego hizo gala de los aspectos del juego que le han convertido en un rival muy difícil de batir y realizó un partido muy trabajado, en el que el Eibar no fue capaz de encontrar los espacios para generar peligro sobre la portería defendida por Germán Lux.

Los hombres de José Luis Mendilibar compitieron a buen nivel en una primera mitad en la que la igualdad fue la tónica predominante. Blanquiazules y azulgranas se emplearon a una gran intensidad y no hubo un dominador claro durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Las defensas se impusieron a los ataques y apenas se vieron ocasiones claras de gol.

El buen hacer sin balón de ambos bloques hacía presagiar que algún pequeño detalle decantaría la balanza a favor de cualquier equipo. Y estos detalles dieron la espalda al Eibar. Mendilibar se vio obligado a hacer dos sustituciones en el primer tiempo como consecuencia de las lesiones de Saúl Berjón y Antonio Luna, que fueron sustituidos por Takashi Inui y Lillo, respectivamente.

Ambos equipos fueron muy ambiciosos de entrada. El Eibar buscaba profundizar desde la derecha con un Keko muy activo, mientras que el Depor trataba de aprovechar la posición adelantada de la zaga armera con movimientos de ruptura. La única acción clara de gol llegó tras un mal despeje de Luna que permitió a Fajr hacerse con un balón muerto dentro del área, pero su definición fue horrorosa.

Los azulgrana pidieron penalti poco después por un agarrón de Arribas sobre Sergi Enrich cuando éste se disponía a rematar un buen envío lateral de Capa. Pero la polémica llegó poco antes del descanso, ya que el colegiado catalán señaló un penalti inexistente de Riesgo a Lucas Pérez. El debarra se anticipó al atacante gallego y despejó limpiamente el balón, pero Estrada Fernández no lo vio así.

Lucas no perdonó desde los once metros y el Eibar se marchó por detrás en el marcador al descanso. Las tablas hubiesen sido lo más justo y la realidad es que esa acción terminó siendo determinante en el devenir del choque. El partido fue a menos en los segundos cuarenta y cinco minutos y el Eibar no fue capaz de encontrar recursos para poner en aprietos a los hombres de Víctor.

Un disparo raso de Escalante desde la frontal del área que se marchó rozando el poste fue la única jugada clara de los eibarreses en ataque. Sidney y Arribas fueron superiores a la dupla atacante del equipo vasco. Con el paso de los minutos al Eibar se le fue apagando la luz. No fue un tema de actitud, ni tampoco de físico. Simplemente el Depor encontró el equilibrio del que careció el cuadro armero.

Al equipo de Mendilibar le faltó fluidez en las circulaciones y parecía condenado a la derrota. Pero mientras el Depor no cerrara el partido, siempre quedaba algún atisbo de esperanza. Una ilusión que se multiplicó con la expulsión por doble amonestación de Luisinho. El Eibar tenía 20 minutos para darle la vuelta a la situación en superioridad numérica. 

Sin embargo, el conjunto eibarrés no sólo no pudo imponer su superioridad, sino que vio cómo el Depor aumentaba las diferencias en el marcador. Fue a la salida de un saque de esquina que Arribas remató al fondo de la portería. Mendilibar quemó los últimos cartuchos y dio entrada en el campo a Simone Verdi. Pero era tarde.

El Deportivo le tiene cogida la medida al equipo vasco. Y es que el conjunto blanquiazul se ha impuesto en los tres encuentros que se ha enfrentado al Eibar en la categoría de oro. La derrota en Riazor de este sábado está mas justificada por el excelente momento que atraviesan los coruñeses, que estarán una semana más situados en puestos de acceso a Europa League. 

El Eibar llevaba tres meses viendo puerta en todas sus salidas a domicilio. La racha acabó en Riazor. Los armeros suman cinco encuentros consecutivos sin conocer la victoria, pero no hay que echarse las manos a la cabeza. Es importante tener la mente fría y entender que esto era algo que tenía que ocurrir. La posición sigue siendo privilegiada y la ruta para llegar a buen puerto está escrita.