Detrás del pequeño tamaño de un balón de fútbol, se esconden las cosas más grandes que la limitada mente humana puede llegar a imaginar y sobre todo, a sentir. En esa deforme sombra que genera el esférico de cuero, vive de manera cómoda y confortable la pasión. Las banderas, los papelitos, las pancartas y los sentimientos de millones y millones de personas que cada fin de semana, viven y sufren los colores de su equipo. El balón, finalmente, rueda como la vida misma, provocando todo tipo de reacciones e incluso, influyendo directamente en la cotidianidad de las personas que disfrutan del espectáculo que supone ver a "22 hombres en calzones, corriendo tras esa misma pelota".

Como dijo Jorge Valdano en una ocasión, "el fútbol es sólo un juego, por eso es tan importante". Y ésto en un derbi entre vecinos, se multiplica. Ayer era día de derbi. Día de papelitos, pancartas y pasiones encontradas. Ayer era día grande en la provincia de Gerona.

Se enfrentaban los dos vecinos de segunda división, en un derbi de rivalidad casi forzada, quizás añorando por éstos lares antiguas pasiones de los derbis entre el Figueres y el Palamós, auténticos pioneros de la grandeza del fútbol gerundense. Es como si se buscaran excusas para engrandecer un partido que aún no tiene el empaque de aquellas citas.

Y para prefabricar un partido de máxima rivalidad y que quede constancia que lo és, se necesita una mecha que lo encienda. Se necesita una polémica, un penalti injusto casi en el último minuto. Deseo concedido. Ya tenemos derbi.

Partido de ida y vuelta

Futbolísticamente, la UE Llagostera llegaba a la cita con una necesidad casi enfermiza por conseguir los puntos. Es una cuestión de supervivencia. Y además, el nivel de fútbol de los locales es actualmente mucho mejor de lo que muestra la clasificación. Pero cuando el balón se pone a rodar y con él todo lo que esconde, también entran en acción otra serie de factores: los elementos. Y éstos están en contra del Llagostera. José Carlos, el habilidoso extremo sevillano, iba a ser titular. Y a falta de 15 minutos para finalizar el entrenamiento del viernes, se comprobó que aún no está bien de su lesión. Masó, titular ayer, se cayó del once a última hora al lesionarse en el calentamiento. Querol, tuvo que jugar infiltrado al resentirse de sus molestias. El instituto meteorológico, anunciaba fuertes tormentas. Y el elemento negativo que no puede faltar en la UE Llagostera, como cada fin de semana, el árbitro. El sr. Munuera Montero, el mismo que señaló un penalti inexistente que fue definitivo en la derrota de los gerundenses en Albacete en la primera vuelta, era ésta vez el elegido.

Con todos éstos elementos dispuestos en contra de la UE Llagostera por los Dioses del fútbol, el equipo jugó con las ideas muy claras, incluso más claras que las del vecino de la capital. Sin embargo, el Gerona golpeó primero con una buena oportunidad tras jugada de Eloi Amagat que detuvo René

Pronto el Llagostera se hizo con el partido, que no con la posesión, y llevó al Gerona a su terreno, al del partido incómodo. Y aquí, los de Oriol Alsina son expertos. Con la esencia de la temporada pasada, el equipo juega al pelotazo si lo tiene que hacer, triangula y toca si el partido lo requiere, se repliega cuando hace falta y ataca por alto o por bajo según su conveniencia. Pero falta el gol. Querol tuvo un mano a mano con Becerra que ganó el guardameta salvando el primer gol. Después vinieron las ocasiones de Imaz, muy activo, o de Juanjo, que remató de cabeza y provocó el susto mayúsculo en los aficionados rojiblancos. El primer tiempo terminó con un empate a cero que hacía justicia a pesar de que las ocasiones más claras las tuvo el Llagostera

Segunda parte de puro derbi

El segundo tiempo también fue muy disputado, intenso. Idas y venidas y los equipos que cada vez se escondían menos. El Girona intentaba dominar la posesión y el centro del campo, pero el Llagostera respondía con un partido enorme de Pitu Comadevall que dominaba la zona ancha con solvencia, apoyado por un gran Tebar, hasta que también se lesionó. 

Mata tuvo el gol mediada la segunda parte. Un centro raso desde la banda izquierda que Aimar no logró despejar y el balón pasó entre sus piernas dejando sólo a Mata que, cuando se disponía a rematar, vio como el esférico caprichoso tomaba el mismo camino que con Aimar y se colaba también entre las piernas. 

Respondió el conjunto local con la mejor ocasión del partido. Un remate dentro del área de Samu que se estrellaba en el poste cuando se cantaba el gol y el rechazo que le quedaba a Chus Herrero a escaso un metro de la portería y que remató alto. 

Seguía el Llagostera buscando el gol, seguramente empujado por la necesidad y estuvo más cerca que los visitantes de encontrarlo. Sin embargo, lo que el elemento natural del agua y el granizo no pudo destruir, lo hizo el elemento de negro. El sr. Munuera pitó penalti a falta de 2 minutos para el final del partido en una jugada en la que Mata se deja caer en el área ante el asombro de todos los presentes. De nada sirvieron las protestas de los jugadores o del público. Gol de Granell y los tres puntos volaron a Gerona.

Según anunció el Instituto de Meteorología, después vino la tormenta, en la zona mixta y los vestuarios, donde el cruce de declaraciones fue tan intenso o más que el propio partido. Y mientras el Llagostera sigue luchando contra viento y marea, ya tenemos elementos suficientes para una rivalidad futura. Para un derbi como los de antes.