No era primero contra segundo, pues el Cádiz llegaba cuarto a 11 del liderato. Tampoco el partido entre los dos equipos con mayor presupuesto, conocida es la situación económica del Murcia. Sin embargo, el Real MurciaCádiz transmitía ambiente de partido grande. Por equipo, tradición y masa social, las dos grandes potencias del grupo IV se enfrentaban en un partido importante para los granas y casi dramático para los cadistas.

Dominio inofensivo

Echado a rodas el esférico, el respeto inundó un campo en el que ninguno de los dos equipos tenía intención de arriesgar un pase. El Real Murcia, muy bien colocado, llevaba el ritmo del partido. Mientras, los gaditanos se mantenían firmes, intentando cometer el menor número de errores posibles. Conforme se fueron desarrollando los primeros minutos de partido, los pimentoneros comenzaron a incomodar a los amarillos, ocupando su campo e impidiendo que éstos sacaran el balón jugado. Así consiguieron hacer daño al rival y sacar alguna que otra jugada de peligro.

Guilló hizo de sus robos y sus pases el chaleco salvavidas del Real MurciaA pesar de ello, el Cádiz supo sacar provecho de los balones largos e hizo de las jugadas a balón parado su método para dañar a los granas. No obstante, todas esas jugadas se encontrarían con el meta local, que lejos de caer en nerviosismos, sacó su lado más sereno. Simón se encontraba cómodo en portería, como así  demostró con un bonito quiebro a Despotovic que hizo las delicias de los allí presentes.

Guilló fue uno de los grandes nombres de la primer mitad | Imagen: La Verdad

El Real Murcia lo intentaba en corto, pero el centro del campo se convertiría en un terreno imposible de penetrar, pues el Cádiz acumulaba muchos efectivos por dentro. Los pimentoneros, obligados a jugar en largo, buscaron entonces la recepción de sus hombres altos. Esto  supuso que el juego se volcara a la banda derecha, pues la superioridad por arriba de Germán y Azkorra brindaba a los granas mayores opciones. Guilló, qué destacaría durante toda la primera parte, se encargaría de distribuir el juego grana y de mantener a raya a los gaditanos. El ilicitano sería un verdadero quebradero de cabeza para los cadistas, interceptando cualquier balón suelto, lo que permitió mantener la altura del juego grana.

El final de la primera parte estuvo dominado en su totalidad por un Real Murcia  que accedía una y otra vez a las inmediaciones del area cadista con facilidad, lo que le garantizó gozar de alguna que otra jugada de peligro. Todas ellas empezadas y desarrolladas por Guilló, que estaba haciendo de sus robos y sus pases el chaleco salvavidas del Real Murcia.

Reacción en el peor momento

El comienzo de la segunda mitad continuaría por la línea del final del primer tiempo. El Submarino Amarillo realizó un cambio defensivo (Nana por Machado) que hizo que el equipo se echara atrás, permitiendo al Real Murcia subir sus líneas y volver a generar peligro en el área visitante. Así llegaría el gol del Murcia de la mano de Chavero, quien reeditando su tanto ante el UCAM, adelantó a los suyos en el marcador tras rematar en el primer palo un saque de esquina.

El Real Murcia estaba pletórico, no sólo se había adelantado en el marcador, sino que había dejado constancia de lo que estaba ocurriendo en el terreno de juego, donde se mostraba muy superior. La alegría no duró mucho. En una jugada aislada desde la derecha, Juanjo centró al área, Simón salió de forma defectuosa y David Sánchez, de cabeza, puso las tablas. Un gol inesperado, un gol fortuito, un gol “inmerecido” y un gol que marcaría en devenir del resto del encuentro.

Alberto estuvo especialmente acertado en su vuelta a la Nueva Condomina | Imagen: La Verdad

Las pérdidas de tiempo, faltas continuas y protestas sacaron por completo del juego al MurciaEl mazazo hizo mella en los granas, que no supieron reponerse, pues el Cádiz consiguió pausar el juego hasta llevarlo a la extenuación. Los pimentoneros, desesperados, acelerados, no sólo no consiguieron remontar el partido, sino que vieron como el Cádiz aprovechaba toda esa frustración para encontrar un resquicio con el que sentenciar un partido. En un contraataque, Abel Gómez se plantó solo ante Simón y lo batió con claridad.

Las entradas de Arturo, Isi y Sergio García apenas cambiaron la imagen de un conjunto grana noqueado. El Real Murcia estaba sumido en las redes del Cádiz, que tiró de oficio para que ya no se jugara a nada más. Pérdidas de tiempo, faltas continuas, protestas y más pérdidas de tiempo que sacaron por completo del juego a los de Aira, inoperantes en el tramo final del choque. El encuentro terminaría definitivamente con un 1-2 muy amargo para los granas, que devuelve a los gaditanos a la pelea. Más si cabe, tras los empates de UCAM y Sevilla Atlético, que aprietan un poco más una clasificación que sigue liderando el Real Murcia con cuatro puntos de ventaja.