Tras conquistar la Supercopa de Europa de 1989 frente a la Sampdoria, el FC Barcelona finalizó el curso futbolístico con relativa estabilidad, y Núñez, el presidente, pudo respirar tranquilo continuando con su principal deseo, mantener a Johan Cruyff en el banquillo y apostar por un proyecto a largo plazo, librándose con ello de las presiones continuas que se sucedieron durante todo el año, propiciadas por las adversidades.

Evolución del plantel

La segunda temporada de Johan Cruyff al mando del FC Barcelona empezó realmente en enero del año 1989, mercado invernal, en plena campaña 1988/89. Tras arduas negociaciones el conjunto azulgrana consiguió hacerse con los servicios de quien a la postre sería una de las piezas esenciales del "Dream Team", hablamos de la figura del libero, del holandés Ronald Koeman.

El defensor “orange” negoció de inicio con el Real Madrid, pero finalmente Núñez consiguió cerrar las negociaciones gracias, en gran parte, a la predisposición del jugador; según sus palabras: “me decido por el Barcelona porque su estilo de juego se adapta mejor a mis cualidades”.

Mil millones de pesetas fue el precio final, pero el club no consiguió que se incorporase inmediatamente, quedando lo que restaba de año en su club de origen, el PSV Eindhoven, y recalando en el conjunto catalán en el verano de 1989, para disputar la campaña venidera.

Tras un primer año repleto de altibajos en juego y resultados, Cruyff logró asentar finalmente su idea, su sistema de juego, impulsándose en la conquista final de la Recopa de Europa y tomando aire en diferentes momentos de la temporada. La plantilla seguía carente de efectivos aptos para el mecanismo, muchos de los jugadores, pese a ser estrellas internacionales, deberían abandonar el equipo, dejando así espacio y capital para los nuevos fichajes, peticiones expresas del entrenador holandés.

Gary Lineker, Carrasco y Migueli, todos futbolistas que marcaron un ciclo, así como una de las apuestas personales y fallidas de Cruyff, el paraguayo Romerito, se despidieron al finalizar el año, dejando vacantes libres en ataque. Con tino, como casi siempre, Johan Cruyff captó al talentoso media punta danés Michael Laudrup, procedente del Calcio, donde no disfrutaba de todos los minutos que su talento presuponía en la Juventus de Turín.

Laudrup llegó en el verano de 1989 (foto:rcdmallorca)
Laudrup llegó en el verano de 1989 (foto:rcdmallorca)

Koeman y Laudrup ya estaban en la Ciudad Condal. Las contrataciones del lateral Geli o el habilidoso extremo Onésimo, así como las ya habituales subidas de canteranos, en esta caso los atacantes Pinilla y Quique Martín, el centrocampista Lucendo, o un tal medio centro llamado Guardiola, completarían la mezcolanza de edades y perfiles de la plantilla en este segundo curso.

El equipo

Cruyff y los suyos siguieron creciendo durante la temporada, aunque como en su primer año, remontar el río no fue obra de un día, ni proceso poco laborioso.

Quizá temeroso, el de Amsterdam empezó la temporada formando con un dibujo que más parecía un 4-3-3 clásico, con dos centrales corpulentos como Aloisio y Koeman, y Milla delante de ellos. Pero el holandés tardó poco en arrepentirse y regresar a su mejor apuesta, volvió a confiar en él, en su mente, a creer en sus jugadores. El 3-4-3 que lo caracterizaría en la Historia, lleno de riesgos pero definitorio de un genio, volvería a imponerse tras contadas probaturas.

Aun así, con el genuino dibujo nuevamente en liza, éste sufrió modificaciones conceptuales en determinados encuentros. La principal variante introducida la segunda temporada fue la figura del libero ocupada por un defensa central. Donde jugase Luis Milla el pasado curso, insustituiblemente, este año fue alternado con Ronald Koeman, quien se haría con la titularidad, en primera instancia no de central sino delante de él, ejerciendo labores de creación y llegada. De un medio centro posicional totalmente técnico y poco defensivo, el citado Milla, Cruyff pasó a ubicar a Ronald, perjudicando levemente la fluidez en la salida de balón limpio, pero ganando en otras muchas situaciones, entre las que se podrían contar: la intensidad defensiva tanto por alto como en el cuerpo a cuerpo, el envío largo a bandas con precisión propiciando el ataque directo tras recuperación del esférico, la llegada a frontal del área y posibilidad de gol o el repliegue ante contragolpes rivales posibilitando cerrar con una línea de cuatro con Koeman retrasando su posición a la de cuarto defensor, en puesto de central. 14 tantos consiguió el holandés en su primer año. Sí, parece que tenía razón, el sistema le iba a favorecer, su entrenador, también.

La principal variante introducida la segunda temporada fue la figura del libero ocupada por un defensa central. Donde jugase Luis Milla el pasado curso, insustituiblemente, este año fue alternado con Ronald Koeman

El centro del campo en rombo se compuso de los esenciales Roberto y Bakero, manteniendo éste su primordial función de media punta “llegador”, consiguiendo así 14 goles, y el canterano Guillermo Amor que en este su segundo año se afianzó en el once, a un costado de Koeman, como fiel escudero y sirviendo de auxilio en la salida.

En ataque Laudrup pasó a ser un fijo, convirtiéndose en el mejor asistente de la Liga, ubicado en la posición diestra de las tres que componían el esquema. La confianza se mantuvo en dos de los mejores del pasado año, Txiki Beguiristain partiendo desde la siniestra y Julio Salinas en la finalización, quien volvió a ser el máximo anotador del equipo con 15 goles.

La permuta de posiciones entre Laudrup y Salinas fue habitual, cayendo a banda Julio para permitir la influencia del danés en toda la zona central, de mayor tránsito, y actuando así éste como asistente habitual de Beguiristain y Salinas, que pretendían cerrar sus posiciones y aprovechar los pases al espacio del exquisito jugador europeo.

Un once que acabó siendo reconocible, que aumentó el nivel del año anterior, y en el cual las variantes que partían desde el banquillo o rotaban en multitud de partidos no perjudicaban.

3-4-3 tipo: Zubizarreta/ Eusebio o Serna, Alosio o Alexanco, López Rekarte / Koeman, Amor, Roberto, Bakero / Beguiristain, Laudrup, Julio Salinas.

Foto de plantilla (foto:pinterest)
Foto de plantilla (foto:pinterest)

Sintetizando la segunda temporada

Los derroteros fueron similares a los de la anterior. El inicio resultó titubeante, cayendo derrotados en el debut a domicilio en Liga contra el Valladolid, el día 02 de agosto, por un 2-0. Las críticas no se hicieron esperar, los rotativos recordaron por activa y pasiva que, pese a la consecución de la Supercopa, no era oro todo lo que relucía, atacando a los catalanes con incidencia en el mal juego y la debilidad defensiva.

Primer once, en 4-4-2: Zubizarreta / Serna, Aloisio, Koeman, Julio Alberto / Milla, Roberto, Lucendo / Beguiristain, Laudrup y Julio Salinas

La primera victoria no se hizo esperar, fue en la segunda jornada, en el Camp Nou. Un contundente 4-0 contra el Osasuna calmaría los ánimos. La alineación sufrió ligeras modificaciones, Rekarte por Serna, Sergi por Julio Alberto y Amor por Lucendo, todas ellas pieza por pieza, manteniendo la figura inicial de cuatro defensores y tres atacantes.

Las jornadas tercera y quinta volvieron a ser nefastas, el equipo cayó derrotado, y fue en la sexta donde el combinado catalán disputó uno de los mejores partidos del año, quizá un pequeño punto de inflexión, y seguro una bolsa de oxigeno tanto para el plantel como para los aficionados.

Ronald Koeman,
Ronald Koeman, "Tintín". (Foto:fcbarcelona)

La importancia del mes de octubre

El décimo mes de 1989 fue agridulce. Por un lado se cayó eliminado de una de las competiciones europeas a disputar, nuevamente la Recopa de Europa. El Anderlecht se erigió en verdugo, ajusticiando en ronda a ida y vuelta de octavos de final a los azulgranas. El 2-0 conseguido en casa por los belgas el día 11 no pudo ser remontado por el FC Barcelona una semana después, venciendo por 2-1 en el Camp Nou pero despidiéndose de la competición.

La suerte que tuvieron Cruyff y sus pupilos fue que en la jornada anterior a la ida de la Recopa, el equipo se midió a su eterno rival. El Clásico jugado en Barcelona podría contarse como uno de los tres mejores partidos de la segunda temporada de Cruyff.

Once inicial ante el Real Madrid: Zubizarreta / Urbano, Alexanco, Aloisio/ Koeman, Eusebio, Roberto, Bakero / Beguiristain, Laudrup y Julio Salinas

Tras las cinco jornadas iniciales y ante los resultados adversos, Johan quiso volver a su 3-4-3, ser fiel a su filosofía y, como se vería después, dejar a un lado las vacilaciones y confiar en el dibujo lo que restó de año.

Un espectacular Michael Laudrup y un influyente y decisivo Koeman, actuando ya delante de la zaga, permitieron al equipo dominar el encuentro de principio a fin. El resultado final fue un 3-1 con dos tantos de Ronald y el restante de Salinas.

Este partido levantó en tal modo los ánimos de la afición que los posteriores pero inminentes varapalos , con la eliminación en la Recopa y la pérdida de la Supercopa de Europa no serían decisivos para que Núñez no pudiese mantener con vida al holandés.

Tras la sexta jornada de Liga y con la victoria ante el Real Madrid, el equipo comenzó a desplegar un mejor fútbol, un juego adecuado a sus pretensiones. Así se estabilizó en la tabla, colocándose entre los tres primeros clasificados.

La última semana de noviembre el FC Barcelona se enfrentaría en el partido de ida de la segunda competición europea que le tocaba disputar (como reciente campeón de la Recopa de Europa), la Supercopa de Europa, al gran AC Milan, en cuyas filas se encontraban futbolistas de la talla de Maldini, Rikjaard, Donadoni o el antiguo jugador del Ajax de Cruyff, Marco Van Basten. 1-1 finalizó el encuentro en el Camp Nou, buenas fueron las sensaciones, la afición seguía entonada. El siete de diciembre de 1989 se jugaría la vuelta, donde los azulgranas perderían el trofeo al caer derrotados por 1-0 en Italia.

Segundo golpe duro de la temporada, el proyecto, como a mitad de la temporada 1988/89, se tambaleaba.

La buena marcha en el campeonato doméstico continuó, varias goleadas permitieron, pese a la derrota a mitad de febrero de 1990 en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid, seguir confiando.

La Copa del Rey sería este año el as en la manga de Cruyff, como ya lo fue la Recopa de Europa meses atrás. La andadura en el torneo español se mantuvo estable, consiguiendo eliminar con solvencia a rivales de enjundia como el aspirante a la Liga Valencia CF o el siempre potente Athletic de Bilbao. Nuevamente una competición sacó la soga del cuello de Cruyff.

La Liga finalizó con el Real Madrid como campeón por quinto año consecutivo con 62 puntos, el Valencia le siguió con 53 y el FC Barcelona logró acabar en tercera posición, sumando 51.

La Copa del Rey sería este año el as en la manga de Cruyff, como ya lo fue la Recopa de Europa meses atrás.

Campones de Copa del Rey (foto:vavel)
Campeones de Copa del Rey (foto:vavel)

COPA DEL REY

En el estadio Lluís Casanova de Valencia, el cinco de abril de 1990 se verían las caras en la gran final de una competición hoy día maltratada pero tradicionalmente respetada, los dos grandes rivales, los mejores equipos por historia del país: FC Barcelona y Real Madrid.

Zubizarreta / Eusebio, Aloisio, Alexanco / Koeman, Amor, Roberto, Bakero / Beguiristain, Laudrup y Julio Salinas

Buyo / Chendo, Sanchís, Ruggeri, Gordillo / Hierro, Míchel, Schuster, Martín Vázquez/ Butragueño, Hugo Sánchez

Los de la capital llegaban nuevamente en gran momento. La sensación en el FC Barcelona era que, por segunda vez en otros tantos años, el proyecto que en principio pretendió ser a largo plazo, era puesto a presencia del tribunal. Vida o Muerte para Cruyff y su idea, ganar o perder.

Vida o Muerte para Cruyff y su idea, ganar o perder.

Como el en primer Clásico del año, el FC Barcelona sacó a relucir sus mejores virtudes, y disputó el partido más vistoso y fluido de la temporada. El resultado final fue un claro 2-0 con goles de Amor en el minuto 68 y de Julio Salinas, que apuntilló en el 90. Paradójico que el rival a batir, el más duro de ellos, fuese quien alzara, o permitiera en tal manera, al entrenador holandés comenzar a fraguar su historia.

El FC Barcelona venció. Este resultado podría ser el punto de partida de su hegemonía, primer escalón del futuro “Dream Team”. El Real Madrid perdió, podríamos situarlo como el principio del fin de la “Quinta del Buitre”. Las tornas cambiarían en el panorama futbolístico español al año siguiente, y mantendrían un nuevo rumbo por más de un lustro.