Fin de semana de clásico. Todos los focos y las miradas del mundo futbolístico, en el Camp Nou de Barcelona. Messi, Cristiano, Neymar o Benzema, dispuestos a ofrecer a millones de espectadores un gran espectáculo. Miles de cámaras, flashes, periodistas, estadistas y políticos.

Con todo éste maremágnum informativo, parecía que Ponferrada estaba en el otro extremo del globo terráqueo. Casi en otro planeta. Sin embargo, en ésta preciosa población del Bierzo leonés, 5240 almas asistían totalmente ajenas a las repercusiones mediáticas del partidazo del siglo de Barcelona para vivir otro clásico. Un clásico quincenal: la derrota de la UE Llagostera lejos de Palamós. 

La costumbre se vuelve a veces vicio y el equipo catalán parece viciado con el infortunio y la derrota cuando sale de su casa. Ya son todo un clásico ésta temporada los errores puntuales individuales del equipo cada quince días que además, suelen costar puntos. Y por supuesto, los garrafales errores arbitrales que ha sufrido éste equipo que ya le han costado nada más y nada menos que ¡19 puntos!. Otro clásico.

Dominio catalán sin último pase

La UE Llagostera comenzó el partido con muchísima concentración, dejando al equipo local sin apenas capacidad de crear peligro sobre la portería de René. Eso sí, el ímpetu y la calidad de Malero auguraban un mal final para los de la Costa Brava si no materializaban alguna de las jugadas de peligro que poco a poco iban creando.

Los acercamientos del Llagostera eran cada vez más peligrosos, principalmente por la banda de Ríos Reina, incansable. También Fofo, ex jugador del equipo leonés, ponía los nervios de punta a la que fue su afición cada vez que intentaba triangular o buscaba pases entre líneas con su calidad habitual. Incluso un disparo suyo que pasó lamiendo el poste pudo suponer el 0-1. 

Quizás la falta de precisión en el último pase, privó al equipo visitante de tener ocasiones aún más claras y además, es posible que esa fuera la causa de algún que otro contragolpe de la Ponferradina. En cualquier caso, los locales no aprovecharon las pocas pérdidas de balón del Llagostera y adolecieron del mismo problema. Pero la sensación de líneas juntas, equipo compacto y superioridad con el balón, era de los gerundenses y así se fueron al vestuario.

Fabri intentó cambiar la dinámica, y lo consiguió

En el descanso, Fabri, el entrenador de la SD Ponferradina, realizó dos cambios que dieron un aire distinto al equipo. Tanto Jebor como Khomchenovskyy dotaron a los del Bierzo de la profundidad que les faltó en la primera parte. Incluso el ritmo del partido cambió por completo. Eso sí, la primera gran ocasión del segundo acto fue para el Llagostera. Una perfecta dejada de cabeza de Juanjo al punto de penalti donde Natalio, sólo, remató con fuerza provocando el paradón de la tarde de Santamaría. Espectacular y realmente difícil de parar. 

Tan sólo un minuto después, la SD Ponferradina respondió con un remate al larguero de Khomchenovskyy tras el rechazo de René en otro paradón.  Sin duda el ritmo había cambiado y a partir de ésta jugada, el dominio del juego también cambió de bando.

Fruto de ese dominio, Melero, el mejor del partido, se internó en el área en una gran jugada personal y casi pegado a la línea de cal, sufrió una clarísima obstrucción por parte de Masó. El error del árbitro al señalar penalti fue de bulto, ya que el reglamento expresa claramente que tanto el juego peligroso como la obstrucción, deben ser castigadas con libre indirecto desde el mismo lugar en el que se produjo la infracción. Y desde los 11 metros, Acorán no falló. Lanzó el penalti de manera magistral, imposible para René.

A partir de ahí, la UE Llagostera puso sólo ganas y fe, pero poco fútbol. El peso de la presión del resultado fue demasiado para el equipo de Oriol Alsina. La SD Ponferradina se mostró muy segura atrás y manejando la posesión del balón. Tan sólo Natalio pudo empatar en una jugada que no llegó a rematar bien por escasos centímetros. Otra vez impotencia, un querer y no poder. Un clásico. El clásico partido del Llagostera fuera de casa.