La feria de abril es esa época que todos los sevillanos tienen marcada en sus calendarios. Días de alegría, baile y celebración rodeados de la gente querida y con el salero que imprime la ciudad hispalense.

Si esas fechas son especiales para los sevillanos, para los sevillistas cobra una doble importancia. A la ya mencionada habitual fiesta se le une el recuerdo de los jueves de feria con sabor a gloria. Ya son dos los que han vivido los aficionados rojiblancos y sueñan con un tercero el próximo jueves tras la cita ante el Athletic

Dos precedentes inolvidables

27 de abril de 2006. Una fecha tatuada en el alma de los sevillistas. Antonio Puerta, el eterno 16, empaló con el corazón un trallazo con una parábola perfecta que se coló por la meta del portero del Shalke 04. Corría el minuto 100 de partido, en el año de la celebración del centenario del club. Un año épico, con un precioso himno, momentos imborrables y la consecución del primer título europeo de la historia del club, la UEFA. Después se le sumaría en Mónaco la SuperCopa de Europa al humillar por 3-0 al hegemonioso FC Barcelona.  Nada hubiera sido posible sin la magia de ese jueves de feria. Sin el aliento de una afición que no desistió. Y sin la zurda de diamantes del añorado Antonio Puerta.

9 años después, Kévin Gameiro emuló en cierta manera a Puerta. El ambiente era muy distinto. Del calor del Sánchez - Pizjuán pasaron al gélido frío de San Petesburgo. Un penalti transformado por Bacca allanaba el camino hacia las semifinales, pero dos regalos de Beto condenaron al Sevilla a la prórroga. Pero, a 3 minutos del final, apareció Gameiro con un latigazo que hizo estallar miles de gargantas a miles de quilómetros de distancia.

La hinchada sevillista es consciente de la importancia del encuentro. Por sus mentes se repiten los goles de Puerta y de Gameiro y la alegría posterior. Van a querer más. Y el jueves se lo harán saber a sus jugadores. Por otro jueves de feria glorioso.

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