Magnífica temporada del Lleida Esportiu. El conjunto azul ha logrado el objetivo marcado por el club desde el inicio, clasificarse para la fase de ascenso, y lo ha hecho pese a las adversidades extradeportivas con las que el vestuario se ha visto obligado a convivir, lo que otorga aún más mérito al éxito leridano. Y es que el día a día de la plantilla no ha sido nada fácil por los impagos sufridos durante la campaña, que derivaron en una tensa relación entre los diferentes estamentos del club. Hasta cinco nóminas (en algunos casos incluso más) llegó a adeudar la entidad a jugadores y cuerpo técnico, que aún así exhibieron en todo momento una enorme profesionalidad sobre el césped. Afortunadamente la situación se ha empezado a reconducir en las últimas semanas, lo que permitirá al equipo focalizar únicamente su atención en los playoffs que arrancan este fin de semana.

Partir como cuarto clasificado es un hándicap importante. Lo demuestra inequívocamente que ningún equipo clasificado en esta posición ha conseguido ascender desde que se instauró el formato actual. Aún así, soñar es gratis y este Lleida está dispuesto a romper moldes. Ha ido de menos a más durante la temporada, transformando los silbidos en aplausos. Es un equipo que se caracteriza por su solidez, por encajar pocos goles, y eso en eliminatorias a doble partido es un valor que debe ser tenido en cuenta. Aunque se disputen todas ellas con la vuelta fuera de casa. Los pupilos de Imanol Idiakez saben que no van a partir como favoritos, pero también que están perfectamente capacitados para mirar a los ojos a cualquier rival. Se llame como se llame.

De menos a más

La liga regular, pese a su feliz desenlace, no ha sido un camino de rosas para el Lleida Esportiu. Tras el enorme varapalo que supuso quedar fuera de la promoción de ascenso en la última jornada del pasado curso, después de haber estado prácticamente toda la campaña entre los cuatro primeros, la nueva temporada arrancaba con una derrota por 1-0 ante el Espanyol B en la que se repetían las mismas flaquezas que habían hecho vulnerable al equipo en el ejercicio anterior. Continuaba Idiakez al frente del banquillo, sí, pero la plantilla era prácticamente nueva y no se podía aceptar que se cometieran los mismos errores.

Los primeros tres puntos, por suerte, no se hicieron esperar y llegaron en el primer partido en casa ante el CE L’Hospitalet, al que los azules derrotaron con cierta comodidad (2-0). El buen periplo del equipo por la Copa del Rey, con sendos triunfos en el Camp d’Esports ante Hércules y Guijuelo, hacía soñar a la afición, aunque en liga la trayectoria fuese, por el momento, bastante irregular. Sin embargo, la eliminación en el torneo del KO a manos del Reus Deportiu (2-1 en la prórroga) dejó al Lleida Esportiu a las puertas de enfrentarse a un grande de Primera. Una decepción que obligaba a centrarse exclusivamente en una liga en la que las cosas no marchaban por los derroteros esperados.

El Lleida llegó a hundirse en el decimocuarto puesto tras caer en el Mini Estadi

El cuadro azul tocó fondo con las derrotas consecutivas contra el Reus (0-3) y el Barça B (1-0), que hundieron al Lleida en la décimo cuarta posición de la tabla. Más cerca del descenso que de los puestos de playoffs. Imanol Idiakez estaba cada vez más discutido entre la afición y el poco público que se daba cita en el Camp d’Esports regalaba muchas más críticas que elogios. Sin embargo, este bache supuso un punto de inflexión para un equipo que ya no haría más que escalar puestos en la clasificación. La victoria ante el Badalona (2-0), que los jugadores aprovecharon para reivindicar la figura de su entrenador, fue la primera de tres consecutivas, que metieron al conjunto catalán en la pelea por la promoción. El Lleida Esportiu ya no perdería en ninguno de los partidos que restaban para concluir la primera vuelta, dando el asalto definitivo a las cuatro primeras posiciones en el Municipal de Cornellà (0-2), justamente donde meses atrás se había escapado el sueño de los playoffs. Con un empate (1-1) ante la Pobla de Mafumet, que rompía una larga racha de minutos de Iván Crespo sin encajar gol, los leridanos cerraban la primera vuelta en la cuarta plaza.

La consecución del objetivo

El Lleida Esportiu prolongó en el inicio de la segunda vuelta su racha de partidos sin perder hasta los trece encuentros. No fue hasta la jornada 23 que se reencontró con la derrota (2-1) en la visita al Rico Pérez de Alicante y frente a un rival directo como el Hércules. El paso por el Tourmalet propició que los azules salieran de los puestos de promoción, pero no perdieron nunca de vista su gran objetivo, a pesar de las dificultades derivadas de la prolongada situación de impagos que le tocó vivir al equipo. Y de la ruptura total de la relación entre plantilla y directiva.

La victoria (2-0) frente a un filial del Barcelona que llegaba al Camp d’Esports enrachado supuso un baño de autoestima para un grupo cada vez más sólido, más unido, al que marcarle un gol era toda una epopeya. Así pues, el histórico 0-6 en el feudo del Atlético Baleares no fue más que una nueva muestra del potencial de un Lleida que se consolidaba como el conjunto más en forma de la segunda vuelta. Marcó un hat-trick Carlos Rodríguez, el único refuerzo llegado en el mercado invernal.

La clasificación para los playoffs se certificó en un duelo contra el rival más directo por la cuarta plaza, el Cornellà

El asalto definitivo a los puestos de playoffs se produjo a cinco jornadas del final y sin ni siquiera jugar. Y es que el club catalán recibió en esa fecha los tres puntos federativos por la retirada del Hurácan, a lo que se sumaron resultados favorables en forma de tropiezos de sus principales rivales directos. La derrota en Xàtiva (2-1) rompió una dinámica de ocho encuentros sin conocer la derrota e impidió aspirar incluso al primer puesto. Sin embargo, no impidió que los de Imanol Idiakez dependieran de si mismos para sellar el acceso a la promoción en un duelo directo ante su gran adversario, el Cornellà. Urko Arroyo y Julen Colinas marcaron los goles (2-0) que cumplieron el sueño de un equipo y una ciudad. Cosas del destino, precisamente ante el rival que les había truncado las ilusiones en la campaña anterior. Quedaba una jornada, ya intrascendente para los intereses azules, que se saldó con un empate (2-2) en La Pobla de Mafumet con un once plagado de jugadores poco habituales.

El Estandarte: Julen Colinas

Una de las características que definen a este Lleida Esportiu es el predominio del colectivo por encima de las individualidades. Del grupo sobre los egos personales. Son muchos los jugadores que han destacado en varios tramos de la temporada y prácticamente ninguno el que se ha erigido como líder claro. Por ello, en esta sección podríamos destacar varios nombres. Por ejemplo, Iván Crespo por ser, con diferencia, el portero menos goleado del Grupo 3, Òscar Rubio por su regularidad en un alto nivel, Marc Martínez por su talento en el centro del campo o Manu Onwu por haber sido el máximo artillero del equipo. Sin embargo, nos quedamos con un Julen Colinas que ha supuesto uno de los grandes descubrimientos de este curso en el Camp d’Esports por su calidad y capacidad de desborde. Él es el estandarte del Lleida.

Julen Colinas Olaizola es un extremo donostiarra de 28 años que llegó el pasado verano a la capital del Segrià procedente del CD Toledo, donde coincidió con Imanol Idiakez en la campaña 2013-2014. Suele desenvolverse por la banda derecha, aunque también puede actuar puntualmente por la izquierda o incluso como delantero centro. Sus seis goles en liga, a los que añadió dos en Copa, testifican su capacidad goleadora. Además, si por algo destaca es por su capacidad de desequilibrar en el uno contra uno y forzar faltas del rival. Junto a Òscar Rubio ha formado una de las mejores bandas derechas del grupo 3 de Segunda B y a buen seguro querrá ofrecer su mejor versión en los segundos playoffs de su carrera. En los primeros, defendiendo la camiseta del Toledo, precisamente se enfrentó al Lleida Esportiu y cayó en primera ronda. Toda una pesadilla para cualquier defensa.

Análisis estadístico

El Lleida ha sido el segundo equipo menos goleado de toda la Segunda B

Si por algo se ha caracterizado el Lleida Esportiu esta temporada ha sido por su solidez defensiva. Ha terminado la fase regular como el conjunto menos goleado del Grupo 3 con apenas 22 goles encajados, con una notable diferencia respecto al segundo mejor en esta estadística, el Hércules con 28. En el cómputo global de la Segunda División B es el segundo mejor de la categoría, solo por detrás del UCAM Murcia. Y cabe remarcar que en un único partido, en el feudo del Villarreal B, encajó 5 de los 22 goles con los que finalizó la campaña, casi un 25%. Sin ir más lejos, en la segunda vuelta apenas ha recibido 8 y un par de ellos fueron en la última jornada, ya sin nada en juego. De hecho, el guardameta Iván Crespo ha logrado mantener su portería a cero en 25 de las 37 jornadas que ha disputado, todo un récord que no ha sido capaz de superar nadie este curso en el futbol profesional español.

Otro de los puntos fuertes del Lleida Esportiu es su fortaleza en el Camp d’Esports. Y es que el conjunto ilerdense ha sumado en su estadio 41 de los 67 puntos con los que ha finalizado el campeonato regular. En casa ha ganado 12 partidos, ha empatado 5 y el gran valor a destacar es que solo ha perdido 2 y fueron ante los dos primeros clasificados del Grupo 3, Reus Deportiu (0-3) y Villarreal B (0-1). El balance de goles en el Camp d’Esports es, además, muy positivo, pues por 29 de marcados apenas se han encajado 7. A domicilio los registros no son nada malos (se han sumado 26 puntos que han valido para ser el tercero mejor del grupo fuera de casa) y se han mejorado ostensiblemente respecto al pasado curso, cuando fueron uno de los principales lunares del equipo, pero en cualquier caso parece claro que es en casa donde el Lleida muestra su mejor cara. Imprescindible, por lo tanto, sacar buenos resultados en el templo azul, sobre todo teniendo en cuenta que el equipo deberá afrontar la vuelta de las eliminatorias siempre fuera de casa. El peso de la afición, que se espera que acuda en masa al Camp d’Esports durante la promoción, debe hacerse notar.

Manu Onwu ha sido el máximo goleador en un equipo con los tantos muy repartidos

El equipo de Idiakez en ocasiones ha parecido limitado ofensivamente, sin un atacante de referencia capaz de asumir el peso del plantel. Sin embargo, el grupo ha ido creciendo mucho también en este aspecto a lo largo de la temporada y ya nadie duda en tierras leridanas de la capacidad goleadora del Lleida Esportiu. Es cierto que no es ni mucho menos su mejor virtud, pero también lo es que 49 goles no es un mal guarismo. La plantilla no dispone de un goleador empedernido, aunque las 10 dianas de Manu Onwu no están nada mal si tenemos en cuenta que el ariete navarro se ha perdido muchos partidos por lesión. Además, la llegada en febrero de Carlos Rodríguez, que ya ha firmado 5 (los mismos que Diego Suárez y Marc Martínez y uno menos que Julen Colinas), añadió punch al equipo. Si bien no hay una figura que aglutine todos los focos, son muchos los jugadores que han conseguido ver puerta al menos una vez y esto debe ser valorado positivamente.

Cuesta encontrar puntos débiles al Lleida Esportiu del tramo final de la temporada, pues se ha mostrado como un bloque firme, sólido y sin fisuras, que no se complica en exceso, hace las cosas fáciles y lucha cada balón prácticamente como si fuera el último. Sin embargo, ha finalizado cuarto y es evidente que tres equipos se han mostrado superiores en el global de la temporada. En este sentido, una de las pocas cosas que se puede achacar a los del Segrià es los resultados obtenidos ante los equipos con mayor potencial del grupo. Y es que de los seis primeros clasificados solo ha sido capaz de ganar al Cornellà (eso sí, tanto en la ida como en la vuelta). El equipo azul en ocasiones ha sufrido desconexiones puntuales de los partidos que le han terminado costando disgustos en el resultado final, pero ha sido un hecho aislado más propio de la fase inicial de la temporada que del periodo en el que nos encontramos.

Análisis táctico

A nivel táctico y en lo que a estilo de juego se refiere, el Lleida Esportiu es un equipo que tiene impregnado el sello inequívoco de su técnico, Imanol Idiakez, muy diferente al que se pudo ver en las dos anteriores fases de ascenso disputadas por el club, entonces con Toni Seligrat al frente del banquillo. Idiakez apuesta por un juego de posesión, de transiciones largas, intentando salir siempre que se pueda con el balón jugado desde atrás. Resulta difícil arrebatarle la pelota al Lleida en sus largas posesiones, sobre todo en el Camp d’Esports, aunque cuando tiene la oportunidad de salir rápidamente al contragolpe no duda en hacerlo. Se vio, sin ir más lejos, en el gol de Urko Arroyo que abrió la lata en el decisivo choque ante el Cornellà. Los laterales, Raúl Fuster y especialmente Òscar Rubio, suelen prodigarse mucho en la faceta ofensiva y cuando el equipo juega en campo contrario son dos atacantes más. Así pues, es habitual el juego por bandas, abriendo el campo siempre que sea posible.

El Lleida Esportiu mantiene el juego de toque y posesión propio de Idiakez, pero con una mayor practicidad que el pasado curso

Cabe destacar que esta campaña el entrenador vasco ha sabido conciliar sus ideas futbolísticas con las necesidades del grupo 3 de Segunda B, corrigiendo la falta de profundidad de la que adoleció su equipo en la pasada campaña, así como una nula capacidad de adaptarse a las condiciones adversas. Aprendió del fatal desenlace del curso 2014-2015 y esta vez se ha visto a un equipo más práctico, quizá menos efectista pero con las ideas más claras. Además, jugar en campos de pequeñas dimensiones o de césped artificial ya no representa un problema grave para los leridanos. Los buenos resultados cosechados sobre esta superficie avalan la adaptación de Imanol Idiakez al contexto requerido en la categoría. No por ello, y pese a tener en la solidez defensiva su mejor arma de cara a estos playoffs, se puede catalogar el Lleida de Idiakez como un equipo defensivo. Es un equipo que defiende bien, sí, pero para nada un equipo defensivo, pues le gusta llevar la iniciativa del juego.

El sistema táctico utilizado habitualmente es un 4-2-3-1. Se inició la temporada con un 4-3-3 en el que el pivote defensivo (generalmente Ekhi) era un tercer central, mientras que los laterales prácticamente ejercían de centrocampistas. No obstante, la mejoría en el juego y los resultados experimentada tras el cambio al 4-2-3-1 hicieron de este el sistema preponderante y el que a buen seguro vamos a ver en esta promoción de ascenso. Una posible alineación sería la integrada por Iván Crespo, Òscar Rubio, Molo, Toño Vázquez, Raúl Fuster, Álex Albístegui, Marc Martínez, Julen Colinas, Óscar Vega, Urko Arroyo y Manu Onwu. Sin embargo, no sería ninguna sorpresa la entrada en el once del leridano Pau Bosch en la línea defensiva o del delantero Carlos Rodríguez en la ofensiva.

La plantilla

Iván Crespo (portero): El cántabro es el mejor guardameta del Grupo 3 de Segunda División B. Así lo dicen los números, pues ha sido con diferencia el menos goleado de la competición con apenas 20 tantos recibidos en 37 jornadas. Por si fuera poco, ha dejado la meta a cero en 25 de esas jornadas, lo que supone el mejor registro en esta estadística de todo el futbol profesional o semiprofesional español (Primera, Segunda y Segunda B). Llegó con la difícil papeleta de sustituir a Pau Torres y le costó obtener el cariño de la afición, pero poco a poco ha ido ganándose al público con su seguridad bajo palos. A su sobriedad hay que añadirle la experiencia acumulada en playoffs, con éxitos (Alavés) y decepciones (Real Murcia).

Àlex Cobo (portero): El joven cancerbero tuvo en la última jornada la oportunidad de debutar en Segunda B y lo hizo con una notable actuación en el empate frente al Pobla de Mafumet, a pesar de terminar encajando dos goles. La pasada campaña, su primera en el club, alternó el filial con el primer equipo y en esta se ha consolidado como el segundo portero del Lleida. Jugó también dos eliminatorias coperas, en las que solo recibió un gol.

Òscar Rubio (lateral derecho): El leridano regresó al Camp d'Esports como el hijo pródigo tras su prolífico paso por distintos clubes de la Liga Adelante y Segunda B. Y la verdad es que su fichaje no pudo ser más acertado, pues ha superado con creces las altas expectativas dipositadas en él. Totalmente insustituible para Imanol Idiakez, como lo demuestra que ha dispuesto del 100% de los minutos en liga, un hito muy poco habitual en los jugadores de campo. Un valor seguro tanto en defensa como en ataque. Sus excursiones por la banda derecha son ya una seña de identidad del equipo azul. Profeta en su tierra.

Manuel Casas "Molo" (defensa central): Uno de los indiscutibles emblemas del equipo por todos los valores que representa. El almeriense es de los jugadores que llevan más tiempo en el club, por lo que es uno de los capitanes. Incluso existe una peña con su nombre (Penya Molo Esportiu), lo que demuestra que es un jugador extremamente querido por la afición. Esta temporada tardó en debutar por una lesión en el ojo, pero poco a poco ha ido recuperando su mejor nivel. Luchador incansable, infranqueable en los balones aéreos y, si el partido lo requiere, es capaz de incorporarse al ataque para bajar balones como si de un "9" de la vieja usanza se tratase. Todo un mito.

Pau Bosch (defensa central): El defensa de Fondarella es el jugador que lleva más campañas en el Camp d'Esports. De hecho, es el único integrante de la plantilla que ha formado parte del Lleida Esportiu desde su creación en 2011. Todo corazón, ha firmado una magnífica temporada, en la que Idiakez le ha premiado con muchos minutos. Incluso ha marcado goles importantes, como el que forzó la prórroga ante el Reus en Copa o el que abrió la lata ante el Barcelona B.

Toño Vázquez (defensa central): El gallego ha demostrado en el Camp d'Esports que es un defensa de categoría. Un central zurdo de los que no abundan en la competición. Bueno al corte y difícil de superar en el uno contra uno. Fue una de las peticiones de Idiakez, que ya lo tuvo en el Toledo, y en apeñas un año ha hecho olvidar con creces a anteriores centrales que lucieron la camiseta azul.

 

Raúl Fuster (lateral izquierdo): El primer capitán del equipo. Temporada complicada para el experimentado jugador ilicitano, pues como portavoz de la plantilla le ha tocado lidiar de forma muy directa con la problemática de los impagos. Jugador plenamente consolidado en el club y en la categoría. En defensa es muy solvente y en ataque cabe destacar sus centros, ya sea en sus incorporaciones al campo rival o en jugadas a balón parado. Aún se recuerda su golazo de falta directa contra el Toledo de Idiakez en los playoffs de hace dos años.

Arnau Tobella (lateral izquierdo): Procedente del Cornellà, este joven jugador ha sido uno de los grandes descubrimientos de la presente temporada. Lateral zurdo de perfil ofensivo que puede actuar también como extremo. De hecho, no es extraño verle compartir la banda izquierda con Fuster. Tiene calidad y un prometedor futuro por delante.


 

Ekhi Senar (mediocentro defensivo): El jugador navarro cumple su segunda temporada en el club, aunque en esta ha gozado de menor protagonismo que en la anterior. Formado en el Osasuna, se trata de un central reconvertido por Idiakez a la posición de mediocentro defensivo. Empezó como titular, pero el cambio del esquema 4-3-3 al 4-2-3-1 le perjudicó. Un auténtico guerrero en las tareas de contención. Va bien de cabeza y pelea cada balón.

Álex Albístegui (centrocampista): La prolongación de Imanol Idiakez en el terreno de juego. El preparador vasco ya dispuso del centrocampista de Eibar en el Real Unión y el Toledo y se lo llevó a Lleida para armar su proyecto en la capital del Segrià. Titular indiscutible y uno de los puntales del equipo, tanto en la faceta defensiva como en la ofensiva. Y es que Albístegui es un todocampista, de aquellos jugadores que suben y bajan constantemente, abarcando una gran parcela del terreno de juego. Se le puede ver cortando balones, distribuyendo pases o marcando goles, aunque este curso, a diferencia del anterior, no se ha prodigado mucho en la faceta anotadora. Quizá se reserve para los playoffs...

Marc Martínez (centrocampista): Hablar de Marc Martínez es hablar de talento. Es hablar de calidad. El centrocampista de Navarcles es el jefe en la sala de máquinas del Lleida Esportiu, el catalizador de juego en el centro del campo. Si él no funciona, el equipo se resiente. Fue uno de los fichajes más destacados del verano y, aunque empezó sembrando algunas dudas, poco a poco ha ido mostrando su mejor nivel en una temporada en la que ha ido claramente de menos a más. Jugador a tener muy en cuenta en las jugadas a balón parado. También en los lanzamientos desde el punto de penalti, donde es un auténtico especialista. Ascendió la pasada temporada con el Nàstic y buscará ahora repetir éxito con el Lleida.

Javier Rami (centrocampista): El centrocampista aragonés llegó al Camp d'Esports en el mercado invernal de la pasada campaña, pero lo cierto es que nunca ha terminado de tener continuidad en el equipo. Esta temporada ha sido habitual verle fuera de las convocatorias, aunque las pocas veces que ha participado ha cumplido. Jugador con un gran despliegue físico y llegada al área rival.

 

Óscar Vega (mediapunta): Uno de los hombres predilectos de Imanol Idiakez por su capacidad de desgaste y sacrificio. No es el típico "10", sino más bien un jugador que destaca por hacer el trabajo sucio y aportar al equipo de formas muy distintas. Presionando, generando espacios entre líneas, asistiendo a sus compañeros... aunque en los dos golazos que ha marcado esta temporada ha dado muestras de su calidad. En ocasiones pasa desapercibido, pero su trabajo es muy necesario para el buen funcionamiento del grupo.

Julen Colinas (extremo derecho): El extremo donostiarra es una de las principales referencias del Lleida Esportiu. Idiakez lo trajo este verano al Camp d'Esports tras entrenarlo en el Toledo y su fichaje ha resultado un enorme acierto. A su gran capacidad para desequilibrar en el uno contra uno y forzar faltas del rival, le añade una nada desdeñable facilidad goleadora (ha firmado ocho dianas entre Liga y Copa). Aunque su demarcación natural es el extremo derecho, puede actuar en cualquier posición de ataque, siendo en todas ellas una auténtica pesadilla para la defensa rival.

Mia Guasch (extremo derecho): Jugador joven y polivalente que vive su primera temporada en el primer equipo tras su cesión del pasado curso al Pobla de Mafumet. Empezó la liga teniendo más minutos de los esperados e inclusó anotó el gol del triunfo en el choque de la primera vuelta ante el Atlético Levante, pero a partir de la recuperación de Urko Arroyo fue perdiendo protagonismo progresivamente. Si le toca participar en los playoffs, a buen seguro rendirá al máximo de sus posibilidades.

Urko Arroyo (extremo izquierdo): Probablemente, el fichaje estrella del verano en el Lleida Esportiu. Calidad y desequilibrio. Se le deseó el año pasado tras deslumbrar con el Toledo, pero finalmente se decidió por el Real Jaén, donde sufrió una grave lesión. Aún así, Idiakez volvió a apostar por el habilidoso extremo bilbaíno (llegó a debutar en Primera con el Athletic). No pudo empezar la temporada por la mencionada lesión, aunque no tardó en convertirse en un fijo en el once leridano. Le ha faltado en muchos momentos fortuna de cara al gol, pero su decisivo tanto ante el Cornellà quizá invierta esta tendencia. El Lleida necesitará su mejor versión en la promoción de ascenso.

Carlos Doncel (extremo izquierdo): El más joven de la plantilla. Y es que, de hecho, es su primer año sénior tras brillar como juvenil en la cantera de la Damm, una de las mejores de Catalunya. Alterna el primer equipo con el filial, pero ha dispuesto de bastantes minutos con el equipo de Segunda B, sobre todo durante la primera vuelta. Puede moverse por todas las posiciones de ataque y destaca por su velocidad y capacidad de desborde. Un buen revulsivo saliendo desde el banquillo.

Carlos Rodríguez (delantero): El único fichaje del club en el mercado de invierno. Llegó en busca de minutos tras dejar el UCAM Murcia y no ha decepcionado en absoluto. Se ha adaptado rápidamente al equipo y le ha aportado mayor capacidad goleadora. En apenas 13 partidos disputados con la camiseta del Lleida ha sido capaz de conseguir cinco tantos, con hat-trick incluído ante uno de sus ex equipos, el Atlético Baleares. Puede actuar como delantero centro, extremo o mediapunta, siendo el extremo izquierdo la posición en la que más le ha utilizado Idiakez.

Manu Onwu (delantero centro): El máximo goleador del Lleida Esportiu. Es el "9" más puro de la plantilla y, si está bien físicamente, resulta imprescindible por su incansable trabajo sobre el césped, así como por su oportunismo en el área rival. Una lesión en la rodilla le impidió participar en varias jornadas, pero aún así ha sido capaz de terminar la liga con diez goles. El futbolista navarro, con pasado en Primera División con el Osasuna, será una de las grandes referencias del equipo en la fase de ascenso. Y es que son muchas sus cualidades: Juego aéreo, físico, presión, remate, gol...

Diego Suárez (delantero centro): Joven jugador cedido por el Real Zaragoza. Llegó con la vitola de titular, pero con el paso de las jornadas fue perdiendo protagonismo. No ha terminado de cumplir las expectativas, aunque ha demostrado en numeras ocasiones que tiene mucha calidad. Sin ir más lejos, en el último gol del Lleida en la liga regular, marcado por él en La Pobla de Mafumet. Delantero móvil, con buena técnica y visión de juego, pero quizá algo frío. Los playoffs pueden ser su momento.