La UE Llagostera ha vivido ésta semana su momento más difícil. Quizás el momento más complicado de su historia. Después del inicio de la remontada para la salvación y tras encadenar dos victorias consecutivas en casa frente al Oviedo y al Córdoba, llegó el anuncio de la fusión entre el equipo de Llagostera y el Palamós. Convulsión en las redes sociales, tanto en Llagostera como en Palamós, guerra abierta con el Alcalde de Llagostera, que como los buenos políticos tiene más que callar que hablar, explicaciones de la familia Alsina-Tarrago a la afición y peñas, medios de comunicación que en muchas ocasiones mostraban su opinión en lugar de informar y mucha confusión.

Después, llegó el anuncio de la "no" fusión. Más opiniones, explicaciones, mensajes cruzados. Más promesas del Alcalde, más reuniones de la familia Alsina-Tarrago, más opiniones gratuítas...

Y a todo ésto, un partido: el Llagostera visitaba Anduva, uno de los campos más difíciles de segunda división, con la necesidad de puntuar sí o sí. La misión no era nada fácil, teniendo en cuenta, además, que jugar con el peso de la presión del descenso sobre las espaldas de los jugadores multiplica el cansancio y obliga a, al menos, dejar una imagen de lucha y pundonor.

Oriol Alsina dispuso de un cambio de sistema para apuntalar el medio campo. Un trivote con Tebar, Tito y Emilio, que volvía a Anduva un año después. Y como siempre o casi siempre, acertó. El Llagostera volvía a parecer ese equipo sólido, capaz de mantener su portería a cero. Pero sacrificó algo de creatividad. El clásico dilema de la manta demasiado corta: o tapas la cabeza o tapas los pies.

Aún así, la salida del Llagostera invitaba al optimismo. Benja y Natalio gozaron de las primeras oportunidades. El Mirandés se ahogaba en la tela de araña de los catalanes y no llegaban a conectar de manera clara con la delantera. Pero a partir de la primera ocasión local con un balón que se paseó sin rematador justo delante de la meta de René, el Llagostera comenzó a encogerse y a temer. El equipo local lo aprovechó y comenzó a dominar claramente a ritmo de Sangalli. Y llegaron las ocasiones. Y comenzó el festival René.

Hasta en tres ocasiones tuvo que intervenir el meta gaditano. Intervenciones de reflejos, estéticas, efectivas. Oportunidades claras de gol, de esas que el rival ya casi celebra. Espectacular. También un tiro al palo y un gol cantado que salvó bajo palos Imaz. El Mirandés era un vendabal.

Pero después de un disparo a la escuadra de Imaz que obligó a lucirse al portero del Mirandés,  Raúl, el partido volvió a cambiar de dueño. Nuevamente dominó el equipo visitante que tuvo el 0-1 en una clara ocasión de Imaz que lo intentó incluso de chilena.

Tras el descanso, el Llagostera más dominador

Y el Llagostera salió a por el partido en la segunda mitad. Más dominio, más control de balón y menos problemas defensivos. Tenía el control. Quizás la entrada de Fofo le dio otro aire al equipo que, aunque no encontraba la profundidad necesaria, al menos no sufría. El partido entró en una fase cómoda para ambos equipos e incluso aburrida, fea. Faltaba último pase.

Entonces, poco a poco, el Mirandés comprendió que los visitantes habían dado un paso al frente para ganar el partido y los espacios eran cada vez más amplios. Ésto provocó otro arreón del conjunto de Terrazas que acorraló al Llagostera. Pero un señor de Cádiz que la temporada pasada fue considerado el mejor portero de segunda, no estaba por la labor de volver a perder otro partido. 

Otras tres intervenciones magistrales de René, evitaron el desastre y logró que su equipo se llevara un punto de un campo muy difícil, dejando en el olvido la pesadilla de ésta semana y "fusionando" al Llagostera con la esperanza de estar a tres puntos de la salvación. Una fusión lógica. El Llagostera no sería nada sin ese toque de heroicidad, de rebelión. René ha obligado a su equipo a resistirse.