Daniel Ceballos Fernández, o mejor conocido como Dani Ceballos, es un ejemplo de todo aquel chico que sueña con labrarse un nombre en el mundo del fútbol profesional. Un siete de agosto de 1996 asomaba al mundo por primera vez, sin saber que veinte años más tarde, sabría lo que es vivir un ascenso a Primera División del Real Betis siendo partícipe desde el campo.

Tras vivir un sueño, ahora tiene que madurar y seguir creciendo

Estos tres últimos años de su vida han sido una completa montaña rusa. Pasó a ser un simple futbolista cadete del equipo de su pueblo a jugar en Primera vistiendo la elástica verdiblanca. Ya sabe cuál es la sensación que se siente cuando desde la grada corean su nombre, sabe lo que es enfrentarse a equipos y jugadores de primer nivel mundial y también sabe lo que es jugar un derbi en Sevilla desde el verde.

Su nombre saltó a las portadas de los medios de la noche a la mañana y su valor de mercado como futbolista creció igual de rápido que su fama. De pronto, aquel chaval acostumbrado a las ligas menores estuvo en boca de muchos equipos, incluso se habló del interés de clubes tales como Chelsea, Arsenal o el propio FC Barcelona.

El Real Betis se esforzó muchísimo para mantener al utrerano en Heliópolis y tras una semana muy tensa de negociaciones, Dani Ceballos renovaba su compromiso con el Real Betis con una mejora salarial y el diez a su espalda. Sin embargo, cuando el sueño se acababa de hacer realidad, se evidenció que sus diecinueve años que tenía por entonces fueron pocos para mantenerle los pies en la tierra. Unos pies que saben lo que es tocar con clase un balón, pero que aún tienen que coger experiencia y no dejar de crecer. Desde el Real Betis se pretende que el nombre de Dani Ceballos no quede en la recámara junto a aquellos otros que, como él, brillaron desde muy pronto, pero que al final nunca yacieron encendidos mucho tiempo.

Hoy es un corto recorrido, mañana será extenso

Si miramos a la trayectoria del jovencísimo mediocentro del Real Betis hay poco que escribir. Conoció al fútbol jugando en el equipo de su localidad natal donde captó la atención del Sevilla FC, quien lo llamó para reforzar sus categorías inferiores.

"Tuve la mala suerte de jugar en el Sevilla"

Nunca se sintió sevillista, y así lo hizo saber en una entrevista en 2014, cuando aseguraba que era bético desde pequeño, pero que "tuvo la mala suerte de jugar en el Sevilla". De hecho, él mismo explicaba que en la categoría cadete rechazó una nueva llamada del Sevilla para quedarse en el CD Utrera.

Fue justamente en aquel entonces cuando el Real Betis llamó a su puerta. Por entonces, un adolescente con un futuro prometedor por delante llegaba a la cantera del equipo que, esta vez sí, era de su corazón.

Y a partir de aquí, todo fue a pasos agigantados. El veintidós de febrero de 2014 firmaba su primer contrato profesional con el Real Betis, equipo en el que siguió despuntando. Tanto fue así, que solo tuvo que esperar dos meses para debutar en Primera División con el conjunto verdiblanco.

El debut de Ceballos que coincidió con el descenso matemático del Betis

Convocado por Gaby Calderón, el utrerano conocía junto al resto de sus compañeros antes del choque que los enfrentaba a la Real Sociedad que el Real Betis estaba matemáticamente descendido. El equipo bajaría de nuevo a Segunda División y los ánimos estaban por los suelos. Sin embargo, para él todo era especial y con tan solo diecisiete años, el veintiséis de abril de 2014, debutaba en Anoeta y con el escudo bético al pecho. Sensaciones contrapuestas, pues al dolor del descenso se contrapuso la emoción de vivir el debut con el equipo de sus sueños.

Y la vida siguió para Ceballos. Y para el Betis. Velázquez tomó las riendas del equipo y le dio la confianza que necesitaba al joven mediocentro para seguir creciendo y asentándose en el primer equipo verdiblanco. Y con la llegada de Mel, esa confianza quedó reforzada. Contaban con él para que ayudara a su equipo a volver a Primera y así lo hizo. Ante el Recreativo de Huelva recibió su primera ovación, y meses más tarde ascendía a la élite del fútbol español.

Justo en aquel verano de 2015 y tras el ascenso, la Selección Española sub-19 le convocaba para jugar el europeo de Grecia en el que se consolidó campeón de Europa sub-19; el año 2015 será, sin duda, un año que no olvidará Dani Ceballos.

La precocidad está siendo ahora un escollo en su progresión

Y tras haber sido indiscutible con Mel, ahora con Gustavo Poyet al frente del equipo se ha visto relegado al banquillo. El propio Marcos Álvarez hablaba esta misma semana que seguía un plan específico para tratar de mejorar sus condiciones físicas acordes a una posición, la de mediocentro, en la que se necesita más cuerpo para ir al choque y recuperar balones.

No está siendo determinante para los suyos en este tramo inicial de liga y muchos aficionados se preguntan por qué, de repente, aquel futbolista de proyección inmensa ahora parece haber dado unos cuantos pasos atrás. 

El nuevo entorno de Ceballos es el de la máxima competencia por un puesto que ha sido muy bien reforzado por la directiva bética con Jonas Martin, Felipe Gutiérrez o Brasanac. Tendrá que seguir madurando y competir por un puesto que se tendrá que ganar a los ojos de un Gustavo Poyet que no regala minutos a nadie.

El nuevo esquema 4-3-3 también parece venirle peor a la hora de practicar su juego y ganarse un hueco en el once, pero Ceballos se mantiene tranquilo y sabe que cuando vuelva a escena será para no volverse a ir. Ya ha vivido el sueño, ahora le toca enfrentarse a la realidad. 

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Sobre el autor
Francis Alonso García
Comunicación Audiovisual en la Universidad de Sevilla.