2016 ha sido para Pablo ‘El Tucu’ Hernández un año de altibajos, marcado por las lesiones y por los éxitos a nivel nacional con su selección, Chile, y con el Celta de Vigo.
El año no podía arrancar mejor para el mediocampista celeste. Allá por el mes de enero, el Celta de Vigo se veía las caras ante el Atlético de Madrid en cuartos de final de la Copa del Rey. Un enfrentamiento que presagiaba lo peor para los de Eduardo Berizzo, sobre todo teniendo en cuenta la dinámica en la que llegaba el equipo del Cholo Simeone. Los celestes lograron un empate a cero en Balaídos, un resultado que les dejaba con opciones de clasificarse en el partido de vuelta. El 27 de enero el Celta se presentaba en el Vicente Calderón y saltaba la sorpresa.
Los de Berizzo se impusieron por 2-3 con dos goles de Pablo Hernández, en una de las mejores actuaciones que se recuerdan del chileno con la zamarra celeste, que permitió al Celta de Vigo alcanzar las semifinales de la Copa del Rey, donde finalmente cayó eliminado por el Sevilla de Unai Emery.
Una de cal y una de arena. Poco después de las semifinales, el mediocampista chileno se lesionó en la rodilla en un partido de Liga ante el Real Madrid. Uno de los peores partidos del Celta de Vigo en 2016, que cayó por 7-1 en el Santiago Bernabéu, y que vio como uno de sus mejores jugadores estaría de baja entre cuatro y cinco semanas. En su vuelta para el trama final de temporada, el Tucu mantuvo su regularidad característica dentro del terreno de juego, lo que permitió al Celta de Vigo regresar a una competición europea, la Europa League.
Pero 2016 no acaba aquí, este año se celebraba el centenario de la Copa América, que tendría lugar en Estados Unidos. Chile era la actual campeona, con lo cual la presión era para la selección dirigida por Juan Antonio Pizzi. 'La Roja' no arrancó bien la fase de grupos, pero a medida que iban pasando los partidos se encontraba más cómoda, y en el encuentro que enfrentaba a Colombia y Chile Pablo Hernández recibió una brutal entrada de Carlos Sánchez, que le impidió disputar la final de la Copa América, que posteriormente ganaría, y perderse el arranque de pretemporada con el Celta de Vigo.
Tras uno de los peores arranques ligueros del conjunto celeste en Liga, hubo un partido que cambió el rumbo de los vigueses, el encuentro ante el FC Barcelona en Balaídos, que se acabó llevando el Celta por 4-3, con un gol de Pablo Hernández.
A pesar de haber padecido un año algo irregular a causa de las lesiones, el mediocampista iba a ofrecer a la afición celeste un último regalo antes de finalizar el año, clasificar al equipo para los dieciseisavos de final de la Europa League.