El Granada Club de Fútbol está viviendo una temporada más de sufrimiento en la élite del fútbol español. El cambio de dueño tardío ha hecho efecto en una plantilla que parece que va recuperando la moral conforme pasan las jornadas. Ante Las Palmas, se pudo ver a un Granada con ganas, presionando por todo el campo, un bloque unido tanto en defensa como en ataque. Parece que el juego táctico pedido por Lucas Alcaraz va apareciendo. Algunos creen que ya es demasiado tarde, aunque la pasada jornada de liga ha invitado a los más optimistas a volver a soñar con la salvación. Una hipotética victoria en Éibar y otra jornada como la ya vivida, dejaría la salvación solo a dos puntos.

Son muchos los jugadores que ha probado Alcaraz, diferentes opciones tácticas, y las diferentes bajas que han ido surgiendo, además de otros temas extradeportivos, no han ayudado a ensamblar esa formación que consiguiera traer éxitos al club. La lesión de Cuenca, el pobre rendimiento de Atzili y la baja de Carcela por la Copa de África, abrió una nueva vía hacia la cantera. El año pasado la afición encontró en Success y Peñaranda esos dos jugadores en los que depositar su fe. Una vez más, la cantera del Granada ha traído buenas noticias, y Aly Mallé no está desaprovechando su oportunidad.

El jugador natural de Malí debutó ante el Espanyol, siendo de lo poco salvable del club rojiblanco. Ello hizo que el técnico granadino depositara su confianza en él y lo hemos podido ver jugar ante el Villarreal y Las Palmas. El maliense parece que ha entendido a la perfección lo que pide de él Lucas Alcaraz y, ahora mismo, es un fijo en la alineación titular. Con tan solo 18 años, sabe que jugar en Primera División puede abrirle muchas puertas, y sus ganas, su ambición y su trabajo está contentando a todo el club. Si sigue a este nivel, le será bastante difícil al Granada retener al jugador en el club.