El Deportivo sigue sin solventar sus encuentros a domicilio y se queda con los 19 puntos que tenía al comienzo de la jornada.

Llegaba el Deportivo al Nuevo San Mamés para jugar su tercer partido consecutivo a domicilio y tras una semana de inactividad por la suspensión del encuentro contra el Betis que tendría que haberse celebrado el pasado viernes en el estadio de Riazor.

Por su parte, el Athletic llegaba a la cita después de caer derrotado por tres goles a cero ante el Barcelona en un encuentro en el que muchos focos se pusieron sobre el guardameta rojiblanco, Gorka Iraizoz, que cometió uno de esos errores que salen en todas las televisiones.

El encuentro comenzó equilibrado, con dos equipos intercambiando muchos golpes pero sin generar ocasiones reales de peligro en las áreas. Poco se veía a los porteros en los primeros compases gracias, en parte, al buen hacer defensivo de Sidnei y Albentosa que mitigaban una y otra vez las ocasiones del cuadro bilbaíno.

Inquietaban las áreas ambos equipos pero con remates lentos o poco precisos que apenas preocupaban a ambos guardametas.

Sin embargo, la tuvo Florin Andone en un desajuste defensivo del Athletic. El rumano se plantó ante Gorka en el minuto 32 de partido pero su remate se marchó desviado a la derecha de la portería rojiblanca. Era la ocasión más clara del encuentro con diferencia hasta el momento.

El Deportivo dominaba al Athletic, que aún así tuvo la ocasión en la cabeza de Raúl García para adelantarse en el luminoso. No obstante su remate se marchó por encima de la portería de Tyton.

Así se llegó al minuto 42. Minuto en el cual Emre Çolak firmó un gol de auténtica categoría. Cazó el turco un balón en el medio del campo, condujo y se sacó un zurdazo desde fuera del área que se coló por la escuadra izquierda de la portería de Gorka Iraizoz, que nada pudo hacer ante la genialidad del futbolista herculino.

Poco más dio de sí la primera mitad. Los equipos se retiraban a vestuarios y el Deportivo dejaba una gran sensación que pocas veces se ha percibido en los partidos a domicilio, ya desde antes del desembarco de Gaizka Garitano en el banquillo deportivista.

La segunda parte cambió por completo el discurso. El Athletic presionó y generó muchísimas ocasiones y comenzó a darle abundante trabajo a Tyton, que estuvo inédito casi todo el primer tiempo, y cuando no aparecía Tyton, ahí estaba el larguero, como en la ocasión que Raúl García cabeceó al travesaño en el minuto 60 de partido.

En el minuto 67 se produjo un cambio entre fichajes en el cuadro coruñés. Un Kakuta que fue de más a mucho menos, dejaba su puesto al debutante Ola John, que no dejó muchos detalles a destacar en la tarde de su debut como deportivista.

En el minuto 71 el recién incorporado Markel Susaeta se inventaba una gran jugada, desde línea de fondo sacó un centro peligrosísimo que Aduriz cabeceó hacia portería. Llegaba Tyton al remate, pero dejaba el balón blandito en el área pequeña y finalmente Iker Muniain remachaba el balón a la red pese a la presión de Juanfran. Así llegaba el empate a uno.

Un empate a uno que hizo muchísimo daño a los de Gaizka Garitano, que asistían impotentes al acoso del Athletic de Bilbao. Casi todo el fútbol de ataque se producía en campo deportivista. Pintaban mal las cosas para los deportivistas.

Y así fue. Aritz Aduriz cazaba un balón rebotado en posición bastante dudosa y en el minuto 89 batía por abajo a Tyton para hacer el definitivo 2-1. Un resultado que supone otra derrota a domicilio de un Deportivo que está convirtiendo las salidas en un problema grave, un problema que ha de solucionar antes de que se convierta en algo que repercuta psicológicamente en los jugadores.