Clima con dulce sabor a nostalgia el que campaba imperante por Concha Espina. Los aledaños del Santiago Bernabéu mostraban exaltación y nerviosismo a partes iguales. Algo se estaba fraguando en pleno corazón de Madrid. Y no era ningún escándalo político o una nueva alerta por contaminación que paralizaba Madrid.

La expectación era generada por la visita a la capital de una vieja conocida de la parroquia blanca. Un ente abstracto que mantiene una relación de amor y dolor con el Real Madrid. De alegría y tristeza. De éxito y fracaso. De rabia y satisfacción. La Copa de Europa volvía a asomar sus orejas abombadas por la capital tras dos largos meses que parecían no terminar nunca.

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Alineación del Real Madrid frente al Nápoles. | FOTO: Daniel Nieto - VAVEL

La visita ocasional de la máxima competición continental del panorama futbolístico mundial venía acompañada del que sería el enemigo del Real Madrid durante 180 minutos. Un rival proveniente del hogar sureño de la pizza más clásica y de la tierra al sur de Roma más tenaz. El Nápoles se personaba en Madrid con vistas de agarrar las armas y asaltar el coliseo merengue.

Mi casa, mis normas

Nada hacía tambalear al Real Madrid en su propio feudo. Aupados por su afición, los pupilos de Zinedine Zidane saltaron al juego con orgullo de portar la elástica merengue. "¡Aquí, aquí, aquí, manda el Madrid", se escuchaba brotar de las botas de los futbolistas blancos en cada acción sobre el verde.

El Nápoles centro todo su juego en el contragolpe

Los pases se sucedían durante los primeros minutos con el propósito que bombardear la meta de Pepe Reina. Un auténtico escenario de guerra en el que Benzema y Cristiano Ronaldo dispusieron de las primeras ocasiones del encuentro para adelantar al Real Madrid. Oportunidades erradas gracias al buen hacer del guardameta español del conjunto napolitano.

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Benzema remata un balón a portería. | FOTO: Daniel Nieto - VAVEL

Pero lo realmente esperanzador para los madridistas era la facilidad de sus futbolistas para hilar juego ofensivo. Un 4-2-4 en ataque que sumaba a Luka Modric al ataque formado pr Benzema, James y Cristiano Ronaldo.

Ojo por ojo, gol por gol

Aunque el conjunto blanco saltó al césped monopolizando la batuta del juego, el Nápoles quería demostrar que su visita a Madrid no era un viaje de placer. El Bernabéu enmudecía cada vez que el conjunto italiano recuperaba el balón. La sorpresa saltaba de asiento en asiento cuando el Nápoles comenzó a desplegar todo su potencial con un manejo prodigioso del juego de contraataque.

Liderados por Hamsik, las combinaciones napolitanas se volvían tenaces y vertiginosas con una depurada técnica para mover el esférico. Pases entre líneas, envíos de espuela, cambios inesperados de una banda a otra. Un estilo de juego que hacía temblar la muralla defensiva del Real Madrid, como si de un barco agujereado en mar abierto se tratase. 

Insigne adelantó al Nápoles con uno de los mejores goles de la jornada

Así, en el minuto 8 de partido llegó el primer hachazo napolitano. Combinación en dos toques en el centro del campo e internada a al contra de Insigne, que desde la parte central de dos tercios de cancha fusiló a Keylor Navas para colocar el 0-1 en el marcador. Uno de los goles de la jornada europea.

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Insigne celebra el 0-1 cosechado en el Bernabéu. | FOTO: Daniel Nieto - VAVEL

Y un duro golpe ante el que el Real Madrid no desfalleció. Los hombres de Zidane continuaron con su juego, sin renunciar a su estilo ofensivo y sin perder los nervios volcándose desmesuradamente en ataque. Con orden táctico y rigor, pase a pase los futbolistas merengues continuaban hilando un juego ofensivo que terminaba encerrando al Napoles en su propia área. Algo que tuvo su premio en el minuto 18 de partido con un testarazo de Benzema que batió a Pepe Reina y colocaba las tablas en el luminoso.

Con sacrificio comenzaban a llegar las recompensas y el Real Madrid se sentía cómodo sobre el terreno de juego; con su público coreando sus acciones. Una tónica que se extrapoló a toda la primera mitad, donde el conjunto blanco dominó con soltura a un perro de presa futbolístico como es el Nápoles de Sarri. 

Avalancha merengue

El Real Madrid sabía que no podía especular con el marcador. Un empate era un resultado de notable peligro para visitar Nápoles en busca del pase de cuartos de final. Algo que hizo que el conjunto blanco saltará al verde con la necesidad de cosechar un buen resultado en la segunda mitad.

Kroos y Casemiro certificaron la victoria blanca con dos goles

El juego continuó bajo el totalitarismo blanco monopolizando el cetro del juego y encerrando al Nápoles, aún más si cabe, en su propio campo. Así llegaron los dos tantos que dieron vida al marcador blanco. Primero, una jugada magistral de Cristiano Ronaldo en banda que brindó a Toni 'Francotirador' Kroos un balón en la frontal del área italiana. Un disparo preciso pero sutil al palo zurdo de Reina, sirvió para adelantar al Real Madrid por primera vez en el partido.

Pero el asedio blanco no cesaba conforme avanzaba el encuentro. Los ocasiones se sucedían y las embestidas presentadas por el Nápoles se podían registrar a cuentagotas. La insistencia ofensiva blanca era tal, que en el minuto 53 Casemiro se propuso emular a Insigne con un golazo de volea desde tres cuartos de cancha en el costado diestro del verde. Un cañonazo inapelable para el guardameta visitante que ponía el 3-1 en el marcador global y empataba en el festival de golazos de la noche.

Después de la tormenta, llega la calma

El ecuador de la segunda parte era vivido con estabilidad para ambos equipos. El Nápoles bajó notablemente el ritmo del partido, algo probablemente propiciado por el desolador desgaste sufrido durante los primeros 45 minutos. Un tiempo en el que los italianos silenciaron al Bernabéu con su juego de contragolpe.

Callejón pudo hacer el segundo gol del Nápoles pero se encontraba en fuera de juego

Esto favoreció con fortuna los intereses del Real Madrid en un encuentro donde comenzó a primar la estabilidad. Algo que hizo a Zidane comenzar a mover ficha en el banquillo blanco para rotar al equipo y dar descanso a pesos pesados como Sergio Ramos

Cerca estuvieron de truncarse los planes del técnico francés y el club blanco con el gol de Callejón, posteriormente anulado por fuera de juego del ex madridista. Una ocasión en la que el conjunto italiano no tuvo fortuna, pero que gracias al vespertino gol de Insigne, deja todo por decidir en la vuelta en feudo napolitano. 

Los goles del partido