Intensidad, fuerte presión, ayudas continuas y solidaridad de todos. Esas son las claves del armazón que forma Simeone en prácticamente todos los partidos del equipo rojiblanco. Pero contra el Real Madrid, todavía se potencian más. Sobre el campo, el puro reflejo de los entrenos con el profe Ortega. Salir relajados no está entre sus planes. 

El Atlético de Madrid es uno de los mejores equipos que representa el dicho “una buena defensa es un buen ataque”. Los colchoneros ya consiguieron la temporada pasada mantener la portería a cero en gran cantidad de encuentros. Este año han perdido un poco esa seguridad atrás, pero siguen potenciando esa fortaleza. Sin renunciar tampoco a una posesión del balón suficiente para generar ocasiones de gol, el tridente compuesto por Griezmann, Carrasco y Gameiro es fundamental para ganar partidos.

Godín y Savic son la muralla. Filipe y Juanfran, dos laterales con mucha proyección. En el centro del campo Gabi, Saúl y Koke son siempre los encargados de retener las combinaciones madridistas entrelíneas lideradas por Kroos y Modric. También inician las vertiginosas contras atléticas para que los tres velocistas más adelantados corran al espacio y maten al rival. 

El papel del gallo francés resulta decisivo en las posesiones cortas pero efectivas. Sus movimientos entrelíneas, pases al primer toque y desmarques son tan importantes como lo es el juego de Messi para el Barça. Si en el derbi está inspirado y Casemiro no logra frenarle, puede ser la pesadilla de Zidane. 

Los colchoneros -desde que llegó Simeone- nunca han necesitado tener el control de la pelota para ganar partidos. Las estadísticas son la mejor prueba de un equipo acostumbrado a ceder la posesión al contrario, pero sin que ello signifique no ganar partidos. Es la filosofía del Cholo. Le ha funcionado tan bien que ha alcanzado dos finales de Champions y ha ganado una liga. 

El hecho de que los rojiblancos necesiten muy poco para crear peligro se refleja muy bien en las jugadas a balón parado, otra de las armas del argentino. Sus jugadores no destacan por la altura y poderío aéreo -si exceptuamos a Godín y Savic- pero Koke tiene un guante en el pie y los movimientos inteligentes en el área rival son determinantes. 
Defensa intensa, velocidad al contragolpe y estrategia muy estudiada. ¿Será todo ello la mejor medicina para frenar al equipo blanco? Las dudas se resolverán en otros 90 minutos de pasión.

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Sobre el autor
Iván Sevilla Fernández
Estudiante de Periodismo en la Universidad de Murcia. Amante del fútbol y de la vida. Con muchas ganas de aprender y crecer como persona y periodista.