Parece otra vida al recordar cuando el sueño de entrar en Champions era algo inalcanzable, cuando el equipo luchaba por no descender o cuando, incluso, lo hacía por ascender. Parece otra vida y, de hecho, prácticamente lo es.

Desde la era de Luis Aragonés en el banquillo del Atlético tratando de colar a los colchoneros en primera división, otra vez. Pasando por Quique Sánchez Flores, que volvió a pasear los colores rojo y blanco por Europa. Y acabando en Simeone, que hizo soñar a los atléticos y vivir ese sueño a lo grande, cara a cara con los mejores de Europa, eliminando a todo el que se ponía por delante y llegando a lo más alto.

Diego Pablo y los suyos lo han vuelto a hacer. Han vuelto a llegar a las semifinales de la Champions League, por tercera vez en cuatro años. ¿Quién podría imaginar eso hace apenas cinco o seis temporadas? No solo parece otra vida, también otro club, otro equipo totalmente diferente y renovado mentalmente.

Tan solo Chicharito, con un gol en el Bernabéu, logró impedir que el Atlético se clasificara para la penúltima fase de la competición europea. Sin embargo, esto no pudieron conseguirlo ni Barcelona, tanto en 2014, como el 2016, ni el reciente Liecester en la presente temporada. Es cierto que en las dos anteriores ocasiones, los colchoneros llegaron a la final, pero también es cierto que ambas acabaron en derrota frente al Real Madrid.

A pesar de que los colchoneros no han logrado alzarse con el título de la Champions, estas cifras convierten a los de Simeone en uno de los equipos más fiables y temidos del continente europeo. No cabe duda: lo que esta plantilla y este cuerpo técnico está consiguiendo ha marcado un antes y un después en la historia del Atlético de Madrid.

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Sobre el autor
Adriana Díaz Pérez
Redactora en la sección del Málaga CF y del Atlético de Madrid