Reparto de puntos en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán, donde se demostró que no se puede mezclar fiesta y fútbol. La semana grande de Sevilla, la semana de la Feria de Abril, terminó con un empate que puede alejar, casi definitivamente, de la tercera plaza al conjunto hispalense. La lluvia terminó de aguar la noche en un estadio donde solo brilló Curro, la mascota de la Expo de Sevilla que cumple 25 años.

El partido fue una sucesión de errores e imprecisiones por parte de los dos equipos, lo que dio un brillo especial al encuentro. Los evidentes fallos, sobre todo en defensa, permitían a los delanteros moverse con absoluta soltura. Además, se dio la circunstancia de que tanto Sevilla como Real Sociedad tienen mejores jugadores delante que atrás, lo que generó muchas llegadas de peligro.

Los primeros minutos dieron el aviso de lo que podía ser la noche. Zurutuza y Oyarzábal metieron el miedo en el cuerpo al público local con las dos primeras llegadas, sobre todo el segundo. Tuvo una buena llegada por la parte derecha del área, y se sacó un buen disparo que se marchó fuera por poco. Le costaba entrar en juego a los hispalenses, y Xabi Prieto dio otro susto.

Sampaoli, concentrado viendo el partido | Imagen: Fran Santiago - VAVEL
Sampaoli, concentrado viendo el partido | Imagen: Fran Santiago - VAVEL

Sampaoli insistió a sus jugadores, pero no fue hasta el minuto 20 cuando llegó la primera de Ben Yedder. Justo después, González González dejó en amarilla una falta de Lenglet que pudo ser roja. Carlos Vela había salido a la carrera contra el portero, sin nadie por delante. Aunque lejos del área, el central sevillista le derribó sin opción de jugar la pelota. El colegiado no interpretó ocasión manifiesta de gol, por mucho que protestara el mexicano.

A partir de ahí, el partido entró en unos minutos de tranquilidad y siesta. El Sevilla complicaba la salida de la Real con su presión alta, y los vascos hacían lo mismo en la situación contraria. Pero todo se jugaba en el medio. Poco a poco, volvieron a aparecer los porteros con algunas ocasiones hasta el primer gol. Una jugada muy del Sevilla, con conducción entre Escudero y Nasri, y el lateral la puso para Ben Yedder. Este hizo un control tan complicado como bien resuelto, y la sirvió en bandeja para que Sarabia batiera a Rulli.

Con esto se llegó al descanso, aunque no la tranquilidad. Sampaoli debía estar muy preocupado con el peligro que le estaba generando la Real, y con razón. Al minuto 60, con puntualidad inglesa, Carlos Vela aprovechó una jugada horriblemente defendida por el Sevilla para subir su tanto al luminoso. Casi se podría considerar que la asistencia se la da N'Zonzi.

Al Sevilla se le aparecían los fantasmas de tantos días, y Nasri sigue sin ser el futbolista de diciembre. Por eso, cualquiera imagina los pensamientos de cualquier sevillista cuando el equipo se vino abajo físicamente justo tras el gol realista. Vela y Zurutuza eran flechas, y la entrada de Canales fue dar la puntilla. Lenglet y Rami no podían abarcar, ni por asomo, las internadas verticales de estos tres. Y N'Zonzi tampoco es el jugador de diciembre. Físicamente, el equipo rojiblanco estuvo muerto toda la última media hora.

Ni la lluvia ni la feria impidió a la gente animar a su equipo | Imagen: Fran Santiago - VAVEL
Ni la lluvia ni la feria impidió a la gente animar a su equipo | Imagen: Fran Santiago - VAVEL

Pero fútbol es fútbol, que diría aquel, y todo cambia en un segundo. Ese segundo que se tomó Vitolo para encarar a Zurutuza, y este para poner la pierna por delante y ver la segunda amarilla. Hubo una gran discusión sobre si el txuri urdin toca o no al canario. De una forma o de otra, la Real estaba con diez y sin Vela, que se había lesionado instantes antes. A partir de ahí, fue otra película.

Aunque con el evidente bajón físico, el Sevilla se obligó a ir hacia delante, y la Real tuvo que recular unos metros. Las llegadas se fueron sucediendo, sobre todo por el lado izquierdo y en botas de N'Zonzi y Escudero. Pero solo eso, llegadas. Gerónimo Rulli apenas tuvo que hacer alguna parada de mérito, y su esfuerzo más grande fue sufrir un duro golpe en la cara que le abrió una brecha.

Los rojiblancos habían empujado hasta el final, con más corazón que cabeza. Pero si en condiciones normales les cuesta hacer gol, con medio equipo caído era misión imposible. Ni siquiera Iborra y Jovetic pudieron remediar eso entrando los últimos minutos. Así que, ahora, Sevilla y Real Sociedad rezarán a sus respectivos dioses para que pasen varias cosas esta jornada: que el Barça gane al Villarreal, que el Eibar de el susto en el Calderón y que el Athletic se vuelva de Vitoria con las manos vacías.