La semana pasada el Celta iniciaba una campaña para el partido histórico contra el Manchester United bajo el nombre de “This is Afouteza”. En consecuencia, parte del celtismo debatía sobre qué significaba Afouteza, incluso algunos fueron a la RAE para ver la definición que aportaba sobre esta palabra.

Una nueva acepción que se debe incluir sobre esta palabra es la que se emplea sobre este equipo en la última década: caer y levantarse. Afouteza es meter un gol en el último minuto al Alavés y salvarse de bajar a Segunda División B (y probablemente de su desaparición) y a partir de ahí subir puestos en la clasificación cada año. Afouteza es perder en los penaltis del Play Off con el Granada y hacer un recibimiento monumental en Peinador para animar a los jugadores y que emocionó a un celtista como Paco Herrera.  Afouteza en tener un 4% de posibilidades de permanecer en Primera División e ir a Valladolid para ganar 0-2 y después hacer un recibimiento más grande que se recuerda al equipo contra el Espanyol y permanecer otro año más en primera. Afouteza es perder unas semifinales contra el Sevila y el año siguiente volver otra vez a unas semifinales de Copa del Rey.

Afouteza es encerrar al Manchester United en su propio campo, que ellos pierdan el tiempo para que el equipo no juegue, estar a un gol de la final y tener una última ocasión en el último segundo a base de corazón y orgullo. Afouteza la tuvo la afición cuando, entre lágrimas de orgullo, pidió que saliera el equipo mientras el speaker pedía que desalojaran el estadio y ningún alma se movía.

La eliminación de ayer fue muy dura para el celtismo, pero uno se fue con la cabeza bien alta a la cama tras el baño que le dio el Celta al Manchester United en Old Trafford.

El equipo vigués publicó una carta abierta al celtismo:

“Caímos, pero la decepción o la tristeza, tan intensas ahora mismo, no deben llenar nuestro corazón. Somos celtistas. Siempre hicimos y haremos hueco al orgullo y a la esperanza. Hoy estamos abatidos, mañana pensaremos en que hemos hecho historia, en cuándo llegará la próxima oportunidad. Y en que, sin duda, la aprovecharemos.

Y, pese al dolor, siempre hay espacio en nuestro corazón celtista para la gratitud. Este grupo de técnicos y jugadores han creado una página más en el libro de nuestra historia, han luchado hasta la extenuación, han caído con orgullo y se levantarán con decisión. Gracias a todos ellos por habernos ilusionado al máximo en una competición tan dura y exigente. Y, pese a la desilusión, inmensa gratitud a una afición que ha creído, empujado, alentado con una pasión desbordante, que le ha enseñado al mundo, con claridad absoluta, el significado de afouteza.

Una vez más, la unión de equipo y afición ha sido determinante y ejemplar en un camino lleno de grandes obstáculos que nunca han oscurecido nuestra esperanza. Sigamos unidos, sigamos soñando.”

El primer objetivo del celtismo era llegar a la final de la Europa League y no se ha logrado; sin embargo, el celtismo aún tiene esperanza, ilusión y fe en el segundo objetivo, y más importante, de la temporada: renovar al artífice de quien hizo posible todo esto, Eduardo Berizzo.