La marcha de Luis Enrique en el banquillo culé y la posterior llegada del Txingurri Valverde, ponen en cuestión al modelo con el que el Fc Barcelona ha venido usando los últimos años. Tras tres temporadas en donde la MSN era el principio y el fin, la sonada marcha de Neymar reabre aún con más fuerza la idea de volver a otorgar el poder y el control del equipo a una medular que con Lucho pasó de puntillas. Y para ello se ha confiado en Ernesto Valverde.

El reto de Valverde

El FC Barcelona sigue siendo uno de los principales actores a nivel futbolístico. A pesar de estar en una línea descendiente en cuanto a rendimiento y planificación deportiva, el club sigue contando con jugadores de mucho nivel que por sí solos ya constituyen una baza en la que generar un nuevo modelo. La columna vertebral del equipo- Messi, Piqué, Busquets, Suárez- se encuentra en plena madurez futbolística. Cada uno de ellos representa todo lo bueno del Barça y poseen el carácter ganador necesario para construir un proyecto. Argumento de peso para crear.

Ante este panorama, el reto de Valverde es volver a crear un sistema que se base en el juego posicional, sin obviar el contragolpe, siendo el Barça el protagonista. Atacar, presionar y volver a atacar. Este es el lema. Para ello ya vimos en la pretemporada varias pinceladas que pueden darnos pistas sobre lo que va a ser este Barça.  La busca de un equipo que esté junto, sin estirarse demasiado, es una de las prioridades de Valverde. Ya vimos como el equipo se articulaba en torno a un eje que marcaba Sergio Busquets, jugando en espacios reducidos y con los laterales abiertos para dar amplitud. Para ello, la posición de Leo Messi es volátil. El 10 es quien decide. Aún está por ver quién ocupa el extremo izquierdo, pero si es un perfil más asociativo que el de Deulofeu, puede que tienda a centrarse para juntarse en espacios reducidos con Messi e Iniesta.

La obsesión del Txingurri por el dominio en campo contrario se ve plasmada también en lo que ocurre tras pérdida. Allí se activa una presión que tiene como mejores aliados a Suárez, Rakitic y Busi. El despliegue físico del croata es importante para tapar y saltar a la presión, mientras que Busquets ejerce de líder y hace gala de su instinto para saltar en el momento adecuado. La pasada campaña vimos una presión a destiempo y, a veces, sin convicción. Una mala presión puede convertirse en la peor defensa. Allí el Barça se desarticulaba y Busquets sufría a su espalda las corredizas y estampidas del equipo contrario. Valverde quiere recuperar cierta armonía en este aspecto. Hacer que el equipo presione como un bloque para proteger, sobre todo, a su medular. Si Valverde logra volver a coser al equipo se verá a un Barça con muchos más argumentos. Además, la pérdida de Neymar impide que los contragolpes sean la primera opción. Correr ya no es tan rentable.

Los problemas de siempre

El Barça parece que siempre acarrea con los mismos problemas. A nivel táctico, el conjunto dirigido por Luis Enrique sufrió de muchas lagunas. Una de ellas fue el salir con la pelota controlada desde los centrales. Algo que había distinguido al Barça acabó siendo uno de sus problemas más preocupantes, tanto que Lucho tuvo que cambiar de sistema(3-4-3) para empezar a ver brotes verdes en este aspecto. No solo era táctico, sino también técnico, pero la incapacidad de dar con la tecla para solventar la salida de balón, puso en evidencia el plan de Luis Enrique, cimentado en el ataque a campo abierto.

En este sentido es fundamental el papel de Marc André Ter Stegen. El guardameta fue un salvavidas en este aspecto, ayudando siempre al equipo. La presión del rival ahogaba a Busquets y los interiores eran incapaces de girarse y dotar de sentido la acción. De allí el naufragio de hombres como André o Denis, incapaces de dar respuesta a ese problema. Del mismo problema derivaba la consiguiente pérdida de peso ofensivo de Leo Messi. Ante la imposibilidad de sacar la pelota, el argentino reculaba mucho para desahogar la acción. Allí Leo es un maestro, pero no resulta diferencial. Así pues, el objetivo de Ernesto debe ser el de encontrar un buen mecanismo que permita al Barça sacar la pelota y encontrar a Leo en posiciones que le permitan desconectar al rival. Ya sea entre líneas( conexión Busi/Leo) o partiendo desde un costado, con espacios.

Poniendo el bisturí en el problema que supone que Leo Messi reciba tan lejos, hemos visto algunas maniobras de Valverde para solventar este punto. Al recibir Busi, los interiores- sobre todo Rakitic- se abren para que, en la línea defensiva rival se abra un hueco y allí aparezca Messi, partiendo desde el costado para infiltrarse en la media punta y generar una ventaja que resulta devastadora. Con Messi liberado, Suárez se mueve a la perfección en busca del gol, mientras que el otro extremo acompaña.

Aún es pronto para vaticinar cómo le va a ir a este nuevo Barça, pero lo que está claro es que la tiranía del tridente ha llegado a su fin. Esto reabre nuevas posibilidades- o no tan nuevas- y opciones para buscar el gol que respetan más la zona central del campo, con Leo como arkhé de todo lo que suceda. El reto de Valverde