El agónico empate ante el Athletic sirvió para quitarse un peso de encima después de 5 derrotas consecutivas. El primer punto de la temporada permitió abandonar a los de Míchel el farolillo rojo de la clasificación y coger un poco de aire ante su afición. Además, el equipo se reencontró con un gol que parecía perdido gracias a  los tres goles marcados en el último encuentro que sirven para dejar de ser el equipo menos goleador de LaLiga

Sin embargo,  el equipo no ha conseguido dar con la tecla para dejar de encajar goles, pues en seis jornadas disputadas ya han recibido 14 goles, que podían haber sido muchos más de no ser por las intervenciones de Roberto Jímenez y que , de momento, permiten al equipo no ser el más goleado de LaLiga.Esta cifra es preocupante, ya que jamás  en la historia moderna del equipo de la Costa del Sol se habían encajados tantos goles. El único símil que encontramos de estos datos se remontan a  la temporada 2010-11, en la que el equipo llevaba 12 goles en contra.

Hasta el momento,  Míchel no ha logrado recuperar esa solidez defensiva que ayudó la pasada campaña a dejar la portería de Carlos Kameni a cero en seis de las últimas doce jornadas del campeonato doméstico. Y es que la actual defensa no tiene nada que ver con la del año pasado, ya que en esta nueva temporada en la que el equipo contrario no necesita mucho para generar ocasiones. Casi cada distracción se convierte en gol en contra.

El equipo se ha visto damnificado con la marcha de jugadores clave en tareas defensivas como Camacho y  Llorente, y desde principios de la pretemporada, este aspecto sigue siendo una tarea pendiente que el equipo debe mejorar urgentemente, a la espera de que  jugadores como Kuzmanovic, Paul Baysse o Diego González logren adaptarse lo más rápido posible a todas las exigencias del técnico madrileño.