El Real Zaragoza se vio en la primera media hora de juego con un resultado de 0-2 en contra, con goles de Aaron y Toché, pero supo reaccionar y a través de dos acciones a balón parado equilibró una balanza que terminó desequilibrando a su favor. Llegaron las ocasiones pero no llegó el gol que culminase la remontada de los de Natxo.

Arrancó el encuentro con un lanzamiento de falta de Zapater en el minuto dos que metió el miedo en el cuerpo a los de Anquela, pero poco tardó el Oviedo en responder, y respondió con mayor eficacia. Un lanzamiento de Aaron Ñíguez desde una posición similar a la de Zapater, que el mediapunta ilicitano consiguió introducir en la portería defendida por Cristian Álvarez.

El equipo de la capital del Ebro continuó dominando el juego, pero las ocasiones las pusieron los carbayones, que llegaron con mucho peligro en una acción que sacó bajo palos y con mucha fortuna el meta rosarino de los blanquiazules. Minutos después llegó la tragedia tras una acción que solventó Cristian pero que Verdasca devolvió a la zona peligrosa del área tras un más que desafortunado intento de cesión de cabeza al portero zaragocista, que consiguió que el balón no entrase en la portería, pero que no pudo evitar que Toché empujase a placer un balón muerto en la línea de gol.

Pese a la debacle, el Zaragoza respondió a los dos minutos con un gol de córner botado por Buff, que Mikel González voleó con la izquierda en el segundo palo y tras un leve desvío de Héctor Verdés, el gol subió al marcador y el segundo gol llegó igualmente a través del balón parado. Otra falta sacada por Alberto Zapater, que desde 30 metros lanzó fuertemente el esférico hacia la portería defendida por Juan Carlos que esta vez no pudo evitar el gol del centrocampista aragonés.

Con el segundo gol del Real Zaragoza se llegó al descanso con el conjunto maño en claro ascenso y con los de Anquela alicaídos tras ver igualada la ventaja conseguida en la primera media hora de juego. La segunda parte comenzó como terminó la primera, con los de la capital del Ebro teniendo la posesión y manejando al rival a sus anchas, volviendo a meter el miedo en el cuerpo de los carbayones en el 47 de partido con un disparo de Borja que se paseó por el área pequeña sin encontrar portería.

El dominio del Zaragoza tuvo maniatado al Oviedo con Eguaras y Delmás como los jugadores más destacados y participativos. La siguiente ocasión zaragocista vino de un pase de Buff a la espalda de los centrales Borja Iglesias se quedó solo ante Juan Carlos, pero no parecía ser el día de Borja Iglesias, que no pudo controlar bien el esférico y el meta del Oviedo terminó desviando el disparo del gallego. Otro gran pase al espacio encontró a Ángel subiendo solo por la banda izquierda pero cuando tenía a Borja Iglesias solo en el área pequeña, optó por un disparo que desvió el portero.

Introdujo Natxo los tres cambios entre el 68 y el 86. Empezó entrando Papunashvili por Toquero en el 68, después introdujo a Guti por Buff y por último a Alain por Febas. Estos minutos fueron más de tanteo y de equilibrio entre los dos conjuntos y el equipo aragonés volvió a gozar de dos ocasiones claras de gol en los minutos finales del encuentro. La primera vino en una acción similar a la que erró el lateral zurdo, Ángel Martínez, pero en esta ocasión puso el balón al segundo palo y Papu no llegó por centímetros. El equipo maño tuvo de nuevo la miel en los labios con una jugada en la que condujo Papu y puso un balón elevado a la espalda de los centrales que encontró a Borja, pero que no pudo embocar a gol tras un excelente control.

Un encuentro en el que el conjunto zaragocista gozó de numerosas ocasiones para culminar una remontada que da esperanza y razones para creer a la afición zaragocista. El Real Zaragoza mostró su pólvora y su capacidad, pero en la noche de ayer tuvo la pólvora mojada.