Desde su llegada al equipo costasoleño, Adalberto Peñaranda no ha podido demostrar su mejor versión. Tanto las lesiones como su falta de ritmo al llegar sin apenas haber jugado nada le han pasado factura y no ha contado prácticamente nada para Míchel. Sin embargo, parece que los tres meses que ha estado de baja le han servido para recapacitar y desde su vuelta a los entrenamientos es otro hasta el punto de tener la oportunidad de jugar los minutos finales del partido contra el Sevilla, poniendo fin a su destierro.

Tras recuperarse totalmente  de la rotura de un hueso metatarsiano del  pie izquierdo, se encuentra ante una nueva oportunidad y es ahora  que el equipo más le necesita cuando debe responder a base de buen juego y demostrar que puede ser el Peñaranda que despuntó en Granada y que lo sigue haciendo en la vinotinto.

Peñaranda es consciente de que sus inicios no han sido buenos y está ansioso por revertir la situación. Su calidad técnica le avala. Además, su potencia en carrera y su buen remate hacen de él letal en cuanto tiene oportunidad, pues siempre tiene la portería entre ceja y ceja. Sin embargo, las necesidades del equipo han hecho que pese a ser fichado para jugar en la posición de delantero centro, deba actuar en la banda en la que puede aprovechar su explosividad y desborde tanto en el carril izquierdo como el derecho.

La competencia se lo está poniendo fácil. La realidad es que los dos teóricos extremos izquierdo, Chory Castro y Jony, andan muy lejos de aportar algo a las necesidades actuales del equipo. Las oportunidades en la derecha no serán menos, ya que Keko sigue sin ganarse el puesto, Ontiveros debe volver a coger ritmo y a Mula no se le debe de acarrear tanta presión, pese a su buena temporada.