Sabor amargo, para los futbolistas rojillos, para la afición y para la grada, pero... ¡Qué ambientazo!

Osasuna empezó fuerte, duro, insistente, volcado en el área del Barça B. Poco tiempo había transcurrido cuando un remate calcado al del gol en la Romareda, de un imperial Oier Sanjurjo, que por cierto menudo añazo se está cascando, se estrellaba en la madera.

Minutos después, con un árbitro recién descendido de Primera División encargado de mantener un ambiente caldeado con un pésimo arbitraje, no os extrañéis si lo véis en Segunda B la próxima temporada, llegaba una tremenda pífia de Sergio Herrera, portero de Osasuna, y por ende, el primer gol del equipo visitante. Anotado por David Concha, tras aprovecharse Arnáiz del fallo, dejando el balón franco dentro del área para el goleador.

Era el minuto 22 de partido pero Osasuna no daba muestras de debilidad, todo lo contrario, seguía acechando la portería rival.

Tras varias faltas no pitadas a Osasuna y un recital de amarillas para los mismos por faltas más que discutibles. Roberto Torres, Xisco y Fran Mérida estaban que se comían al colegiado, la grada sacaba los pañuelos y se oía música de viento.

Con este entramado y sólo 9 minutos después llegaba otro mazazo para los locales con el 0 a 2. Aleñá marcaba un gran gol tras una buenísima jugada de los azulgrana en la cual dejaban patente su calidad, la propia de un filial hecho a golpe de talonario.

Arnáiz y Aleñá se lo guisaban y se lo comían

El público no daba crédito pero Osasuna seguía igual, como si el marcador fuera en tablas y sólo 3 minutos después el incansable Quique González recortaba distancias tras una gran arrancada de Carlos Clerc por banda izquierda con control orientado incluído. El catalán dejaba el balón atrás tras llegar a línea de fondo y aparecía Quique desde segunda línea para anotar.

El Sadar enloquecía, que ambiente más inglés, no es Anfield pero Osasuna tampoco camina sólo, eso ténganlo claro. Se llegaba al descanso con el árbitro a lo suyo, amenaza para arriba y amenaza para abajo, el ruido y los silbidos eran ensordecedores.

La segunda mitad no podía arrancar mejor, en el minuto 49 y tras la lesión del capitán del Barça B, Fali, con molestias en un gemelo tras despejar un centro lateral, Fran Mérida anotaba el empate por medio de un disparo que rozaba en la zaga azulgrana desviando el esférico y haciendo imposible la parada para Ortolà.

En el 52 la tuvo Xisco con dos remates el primero bloqueado por su propio compañero Roberto Torres que estaba desquiciado y no paraba de protestar y digamos que Diego Martínez no midió bien las pulsaciones de sus mediocentros, ambos con amarilla; Roberto Torres y Fran Mérida, ya que este último vió la segunda amarilla en el minuto 63 dejando a su equipo con diez futbolistas toda la segunda mitad, se iba hacia túnel de vestuarios dándose palmaditas en la cara dando a entender lo dura que estaba la del árbitro, ahora a ver cuántos partidos le caen de sanción.

El filial azulgrana trataba de mover el balón de lado a lado pero no era dominador del juego. Osasuna se veía a veces asfixiado ya que los rojillos corrían, corrían y corrían, pero sin salirse del campo.

El público...¿Qué decir? Mamma mía, si quieren ambiente vayan al Sadar, ¡Es mejor que las discotecas! Y Osasuna la tuvo, oye que si la tuvo, un saque de falta magistralmente ejecutado por Quique se estrellaba en la cruzeta del palo del portero, la entrada de Fausto Tienza por David Rodríguez para paliar el hueco dejado por el expulsado Mérida y el cambio de un fundido Torres por Mateo, le daban pulmones a los locales que seguían intentándolo. En un saque rápido de una falta en la frontal, Mateo en un centro-chut o chut-centro, sólo él lo sabe, estuvo apunto de asistir a Quique para poner el 3-2 pero el delantero castellano no pudo empujar el balón a la red.

Todavía en el descuento la iba a tener Osasuna con un gran pase de Oier hacia Fausto que éste remataba con dificultad rozando el travesaño. Pero no, los puntos se repartieron y habrá que esperar para ver si los Rojos siguen líderes de la División de Plata una jornada más.

No hay partido fácil y hoy se ha demostrado.