Roberto Román Triguero, futbolísticamente conocido como “Tito”, se convirtió en el protagonista del partido de Copa de ayer frente al Valladolid. El madrileño remató de cabeza una falta lateral para sentenciar la eliminatoria. El Leganés ha conseguido por segunda vez en la historia llegar a octavos de final de la Copa del Rey. El gol de Tito es el premio a toda una trayectoria de trabajo, humildad y mucho fútbol.

La humildad y el trabajo futbolístico

La carrera de Tito empezó en la comunidad de Madrid y pocas veces se ha despegado de la capital para desarrollar su vida futbolista. El jugador madrileño se forjó en las categorías inferiores del RSD Alcalá. En la temporada 2002-2003, Tito debutaba en 2º División B con el Alcalá, con apenas diecisiete años. Tras jugar una temporada más en el equipo alcalaíno, puso rumbo a las Islas Baleares para jugar dos temporadas en el filial mallorquinista. Tras su aventura balear, volvió a Madrid para jugar en el AD Alcorcón, equipo con el que firmó un contrato que incluía una cláusula que le permitía marcharse a cualquier club de Segunda División en el mercado estival de 2009. Remitiéndose a la cláusula, cambió Alcorcón por Vallecas. Junto a Paco Jémez alcanzó su plenitud futbolista llegando a Primera División en el año 2011. Tras seis temporadas en el mejor Rayo Vallecano de la historia se marchó a Granada donde firmó su etapa más negra como futbolista. En enero de este mismo año llegó cedido a Leganés y el conjunto pepinero ejecutó la opción de compra al final de la temporada pasada.

Un gol por una trayectoria intachable

La trayectoria de Tito es el reflejo del esfuerzo y superación que supone vivir del mundo del fútbol. Tito aporta al conjunto de Garitano la experiencia necesaria para potenciar a los más jóvenes y ha dado motivos durante la temporada pasada para que el club pepinero quisiera hacerse con sus servicios. El gol de ayer es un premio para Tito, que además de lograr el pase a octavos de final, se estrenó como goleador del Leganés.

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