El Málaga debe  convertir La Rosaleda en su fortín. Hasta el momento sus dos únicas victorias de la temporada han sido en casa, y no fue hasta la última jornada del campeonato doméstico que han conseguido inaugurar su casillero goleador fuera de casa, no así el de puntos. Algo que denota una gran incapacidad de cara a puerta cuando los malacitanos son visitantes. Es por eso, que los de Míchel deben aprovechar cada uno de los partidos de La Rosaleda para intentar sacar ventaja del hecho de tener al jugador número 12 apoyando, no solo este fin de semana contra el Levante de Muñiz, si no contra el equipo que sea,  sin importar la posición que ocupe. Así lo ha estado haciendo últimamente. No es gratuita esa afirmación, ya que la afición ha jugado un papel decisivo en los últimos partidos. Lo fue ante el Celta para conseguir el primer triunfo del curso y también ante el Dépor, en la remontada final.

Los recibimientos del equipo malacitano en su estadio son más propios de una final de Champions League, en las que la afición no cesa en corear ni apoyar a los blanquiazules. Los jugadores están en deuda con su público y este lo merece.  

Sin embargo, no está previsto, un recibimiento masivo al equipo a su llegada al estadio. Y es que pese a que el partido es de máxima importancia para el Málaga CF, la afición ya ha agotado algunas de las medidas más extremas que tenía. Ahora deberán ser los jugadores los que tendrán que dar un paso al frente para conseguir un triunfo vital. Y más tras la estrepitosa eliminación que hunde un poco más a los de Míchel, pero que elimina toda distracción ajena que no pase por salvarse del descenso. Toda posibilidad de permanecer en primera pasa por La Rosaleda. El público lo sabe y no va a decepcionar.

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