Era un 26 de septiembre cuando rodaba la primera cabeza en Segunda, en concreto la del argentino Juan Eduardo Esnáider en el banquillo azulón. Tras un comienzo desastroso del equipo madrileño logrando una victoria en siete partidos de Liga y caer eliminados en Copa contra el Alcorcón la directiva decidió buscar un nuevo capitán para un barco que avanzaba sin rumbo. Finalmente la solución escogida fue José Bordalás, quien tras ascender al Alavés a Primera y no llegar a un acuerdo de renovación con la dirección albiazul aceptó el reto con sed de venganza. 

Los resultados del cambio fueron inmediatos, encadenando una racha de seis partidos sin perder de los cuales tres acabaron en victoria azulona. Pasó de acabar el mes de septiembre en puestos de descenso a cerrar el año en la zona del playoff por el ascenso, donde se mantendría a final de temporada logrando un tercer puesto. Tras eliminar en el playoff a Huesca y Tenerife a doble partido el técnico repitió la misma hazaña que el año anterior en Vitoria, pero esta vez si debutaría en Primera División con el conjunto del sur de Madrid

El camino hacia la cima no ha sido nada fácil para el técnico alicantino. Como jugador no tuvo una carrera muy brillante que sumado a una serie de lesiones le obligaron con tan solo 28 años a cambiar las botas por la pizarra, cosa que parecía ser una jugada maestra del destino. Sus primeros pasos como entrenador los dió en las categorías inferiores del Alicante CF, donde demostró estar bastante cómodo en su nuevo rol por detrás de la línea de cal. Tras un largo recorrido por los banquillos modestos del fútbol valenciano, en 2006 dió el paso al fútbol profesional en otro equipo de su ciudad, el Hércules,y dando un pequeño paso atrás en el Alcoyano volvió a la categoría de plata gracias al Elche, donde se consolidaría como técnico de Segunda División. 

Más tarde probaría suerte fuera de tierras valencianas en el Alcoyano donde al igual que en Elche llegó a luchar por los puestos de arriba, consiguiendo un pase para los playoffs de ascenso a Primera pero sin tener la fortuna de rematar la faena. Fue entonces cuando en Vitoria se dieron cuenta de su potencial y decidieron traerlo a Mendizorroza, los resultados finales fueron inmejorables. Solo una temporada al mando del Glorioso le bastó a Bordalás para construir un Alavés campeón y devolverlo a la máxima categoría del fútbol español. Por fin el alicantino iba a cumplir su objetivo de competir contra los mejores estrategas del país, pero entonces llegó la parte desagradable de la historia, pues la directiva del conjunto vasco no estaba muy segura de si la continuación de este proyecto era lo adecuado por lo que acabaron sustituyéndole por el técnico ex valencianista Mauricio Pellegrino. Por suerte, al empezar la temporada siguiente sin club se le cruzó el Getafe por el camino, donde empezaría su nueva andadura desde septiembre del año pasado hasta hoy. 

Si hay un aspecto que caracteriza a sus equipos esa es su capacidad de lucha y entrega, con un instinto bastante defensivo determinado por su carácter agresivo, buenos marcajes y un espíritu competitivo. Su estilo puede recordar un poco al famoso kick & rush inglés, o bien el antónimo de fútbol basado en la posesión como medio principal para llegar a la portería contraria. Este estilo sin duda se asemeja perfectamente a la actitud de su técnico, que a veces se deja llevar por la tensión del momento. 

El esquema por excelencia del alicantino es el 4-2-3-1 formando un bloque compacto acostumbrado a replegarse atrás, y dotados de gran verticalidad y dinamismo en ataque. Su alternativa preferida es un 4-4-2, pero siempre manteniendo un doble pivote de corte defensivo, seña de identidad del técnico azulón, formado por Markel Bergara y Mauro Arambarri, claves a la hora de presionar y hacer la cobertura a la línea defensiva formada por Antunes, Cala, Djené y Suárez. La clave de este planteamiento claramente es afrontar los partidos con el objetivo de encajar el mínimo número de ocasiones de peligro por parte del rival, confiando en las jugadas a balón parado y en sus rápidas contras donde cabe destacar a Ndiaye y Portillo por las bandas, y a Jorge Molina como referente en el ataque, titular pese a no ser un jugador nada explosivo, de ahí que Bordalás se planteé usar un esquema 4-4-2 con Ángel Rodríguez como acompañante. 

El partido del domingo sin duda va a ser un partido muy disputado provocado en parte por las similitudes entre ambos equipos en cuanto al planteamiento. El Valencia tendrá que buscar los huecos entre un equipo muy sólido atrás que a priori no buscará ir a por el partido sino que intentará aprovechar alguna ocasión recíproca. Sin duda alguna el conjunto che partirá como favorito para llevarse los tres puntos a casa y dejarse atrás a los equipos madrileños manteniendo la lucha por el liderato con el Barcelona de Ernesto Valverde.