El próximo sábado el Córdoba se enfrentará sobre el campo de los Juegos del Mediterráneo a la UD Almería. Se presenta un partido muy interesante a la par que importante para las pretensiones de cada club, las cuales son las mismas, mantenerse en esta Liga 1|2|3. Ambos clubes acuden al encuentro con la necesidad de llevarse los tres puntos, pero más necesidad si cabe es la que tiene el Córdoba, colista de esta Liga 1|2|3, el cual jornada tras jornada ve cómo se alejan los equipos por encima de él.

Aunque nunca se sabe lo que puede deparar un encuentro de fútbol, si se analizan los enfrentamientos previos entre ambos conjuntos se puede ver como no hay un conjunto superior al otro, y es que se mantiene equilibrado el número de victorias entre ambos equipos.

UD Almería

Hasta siete jugadores menos del primer equipo son con los que Lucas Alcaraz no podrá contar para recibir al Córdoba. No podrán jugar por lesión Fran Rodríguez, Tino Costa, Javi Álamo, Fidel, Caballero e Hicham, ni Rubén Alcaraz por sanción. Tal número de bajas ha llevado al entrenador almeriense a convocar hasta cinco jugadores del filial, el lateral Navas, los centrocampistas Alex Corredera y Callejón, el extremo Óscar Lozano y el delantero Sekou.

El Almería llega al encuentro tras la derrota en la última jornada ante el Granada, 3-2, en un partido donde el empate se les escapó en el último suspiro del encuentro, donde Pedro marcaba en el 93 dándole la victoria al conjunto nazarí. Analizando la plantilla del pasado encuentro, parece que Lucas Alcaraz repetirá el modelo de la última jornada, sacando al campo una formación 4-4-2 con René bajo palos; Marco Motta, Joaquín, Morcillo, Nano formando la defensa; Mandi, Alcaraz, Fidel, Gaspar; de los cuales tendrá que buscar sustitutos para Alcaraz y Fidel; Juan Muñoz y Pozo formarán la punta de ataque.

El Córdoba puede estar ante una de las finales de la temporada, ya que necesita ganar sí o sí para no alejarse demasiado de la permanencia. Y es que, Romero en rueda de prensa ya dejaba claro que este debe ser el partido con el que empezar a resarcirse de los fallos cometidos hasta ahora y empezar a mirar hacia arriba.